Baraguá: Diversificar la agricultura pese a restricciones

Como parte de ese ciclo de la alimentación que va desde el surco hasta la mesa, el aseguramiento de pasos intermedios es vital para que el resultado final no se vea lastrado en menores volúmenes y variedades de productos.

Desde hace varios meses, fertilizantes y plaguicidas, en la agricultura de Ciego de Ávila, inciden negativamente en que esta cadena no marche a sus ritmos ideales.

En la Cooperativa de Créditos y Servicios (CSS) Máximo Gómez Báez, del municipio de Baraguá, los campesinos bien saben de estas limitaciones y, pese a ello, asumieron el reto de no reajustar sus planes productivos, con el compromiso de crecer en áreas sembradas aun a sabiendas de que los rendimientos no serán los mejores.

La base productiva, fundada en 2008, e integrante del polo agrícola rectorado por la Empresa Agropecuaria La Cuba, se caracteriza por la cosecha de viandas, fundamentalmente del plátano vianda, aunque da pasos en la diversificación de sus surtidos.

No obstante al cumplimiento, hasta la fecha, de los compromisos productivos a nivel macro en la entidad, Carlos Luis Garrido Pérez, presidente del Consejo de Defensa Provincial, interrogó por qué no se cultivan allí más boniato, maíz y frijol caupí.

Acerca del particular Valentín Delgado Cortijo, presidente de la cooperativa, comentó que el reto reside en el incremento productivo de varios renglones como los granos y las hortalizas.

“Tenemos que cumplir los planes propuestos no solo con el propósito de arribar al 100 por ciento de las cantidades, sino en la variedad, porque sucede en ocasiones que contamos con mucho de un alimento mientras hay poco o ningún volumen de otro, y eso repercute en la población”, indicó Garrido Pérez.

Parte de la clave del éxito de lo anterior radica en evitar perder nuevamente las semillas y para ello asignar a productores el encargo de mantener un banco de las diferentes simientes.

Los hombres y mujeres de la Máximo Gómez no se quedan de brazos cruzados; actualmente trabajan en la construcción de 10 casas de cultivo rústicas en las áreas de uso colectivo de la CCS para la producción de hortalizas y vegetales frescos con destino al turismo, centros sociales y la obtención de semillas; todo ello también garantizará mayores ingresos.

También allí avanzan en el propósito de alcanzar el autoabastecimiento de la necesaria proteína animal, mediante la preparación de módulos pecuarios, al disponer de una cochiquera con capacidad para 140 cerdos, la perspectiva del montaje de una nave para un centenar de conejos, y otras obras vinculadas.

Sobre el particular, el presidente del Consejo de Defensa Provincial llamó la atención acerca de que el cumplimiento de este programa no debe ser una mera formalidad, pues “si no proyectamos y garantizamos la comida de los animales, al final se nos mueren”.

Por las tierras en usufructo de los hermanos Torres Martínez, la comitiva conoció de la laboriosidad familiar que solo tiene tres hectáreas sin sembrar, de un total de casi 40. Allí los platanales sienten el beneficio de las últimas lluvias, que pudieran ser mayores de disponer fertilizantes para su crecimiento.

Onel Torres Martínez expone que aún resta mucho por hacer para potenciar la producción agroalimentaria; en su caso, lleva años en la solicitud de dos caballerías colindantes infestadas de marabú y llenas de piedra para comenzar el fomento de frutales; sin embargo, hasta la fecha no tiene respuesta.

Otros a quienes los hermana la sangre y el surco son José Manuel y José Antonio Gorgoy Pérez. En la búsqueda de nuevas oportunidades, iniciarán próximamente la exportación de aguacates y limones a través de la Empresa Agroindustrial Ceballos, además de los preparativos del montaje de un proyecto de desarrollo local encaminado al beneficio de frutas y vegetales.