Si bien es cierto que las cifras no se comen ni de aperitivo y que al plato muchas veces llegan “mermadas”, también es cierto que solo desde ellas pueden entenderse los causes de la comida. Por eso habrá quien se cuestione la veracidad de un dato como este: en el último trimestre, Ciego de Ávila comercializó unas 28 libras per cápita de productos del agro.
Lo dice la comercial de la Empresa Provincial de Acopio, Yunexy Madrigal Labrada, y, al mismo tiempo, lo aclara: en ese número se contabiliza todo, no solo lo que se vende en las placitas y mercados, sino todo lo que va al consumo social, todo lo que se produce en patios y parcelas por la agricultura urbana, lo que venden las formas productivas o las minindustrias…
Pero esa manera de ponerle dígitos a la comida no es nueva en Acopio; de modo que cuando hace un año se informaba que aquí algunos municipios rayaban las 20 libras y durante varios meses otros quedaban a la mitad de las 30 que contempla el programa de autoabastecimiento municipal …el método contable era el mismo. ¿Qué cambió entonces si no hemos experimentado grandes saltos productivos (ni siquiera saltos)?
Según Yunexy, la explicación más convincente es la nueva política de comercialización, un cuerpo normativo que, traducido en buen cubano, significa: vender a toda costa para evitar el costo de dejar podrir.
De ahí que las nuevas medidas aprobadas hayan consentido que cuando un contrato se viole y la otra parte demore en buscar la mercancía, por ejemplo, el productor puede salir a vender sus productos. No hay papeleos ni autorizos mediantes. Se le informa al presidente de la Cooperativa y “se ensilla el caballo”.
Por eso Yunexy cree, incluso, que las 28 libras per cápita son todavía una cifra discreta, pues la empresa no informa los volúmenes que se mueven en carretones y carretillas; pequeñas libras que, diseminadas por toda la ciudad, hacen la diferencia y acercan el producto.
No obstante, los per cápitas y los promedios equiparan datos que, mirados con lupa local, no se traducen igual: ahí están Morón y Venezuela, con estadísticas que se alejan de ese promedio; y está, por supuesto, la desagregación de ese volumen donde todos los meses no son uniformes.
Entonces, ni la mesa se sirve a partes iguales en cada hogar ni las 12,5 libras de viandas, las 7,5 de hortalizas, las 5,7 de frutas y las 2,7 de granos fueron consumidas por todos los comensales de esta provincia: unos 435 000, de acuerdo con el Anuario Estadístico de Cuba.
Aunque la comercial no dispone todavía del cierre de julio pormenorizado, se atreve a asegurar que los máximos volúmenes de vianda y fruta comercializados corresponden al plátano. Y nadie como el administrador Ricardo Pérez Luis para darle crédito al dato desde el mercado La Naranja, que desde junio está arrendado a la Empresa Agropecuaria La Cuba.
En el mercado La Naranja el platanito de fruta es frecuente. En un día puede reportarle hasta 25 000.00 pesos de venta.
Allí se vende, por excelencia, el producto líder de esa entidad, que hoy está en su pico de cosecha. Y, en efecto, las toneladas (t) que se mueven hasta la capital así lo confirman: entre 25 y 30 t diarias de plátano fruta. Dos veces por semana se suman unas 10 t de mango, asegura Yunexy.
La comercial informa, no obstante, que en el territorio también hay en estos momentos calabaza, melón, aguacate y mango… Y a pesar de que no podamos asegurar que en los 113 mercados (el 30 por ciento de ellos arrendados a formas productivas que los abastecen directamente) estén esos productos con frecuencia; tampoco podemos asumir que solo ingerimos lo que compramos en las placitas.
Ni mucho menos podemos obviar que los rendimientos agrícolas han caído casi a la mitad, que la crisis económica es cruda y real, y que la COVID-19 ha aniquilado las fuerzas del campo. Por eso Yunexy no cree que las 28 libras per cápita sean una proeza, pero tampoco un resultado que pase “ por debajo de la mesa”.
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No solo del surco vive el hombre
Esas tensiones y cálculos llegan hasta el grupo de alimentos que desde el Gobierno provincial se encarga de balancear cada día una distribución que se enfrenta a una triste disyuntiva. Porque si toman los 2 000 paquetes de galleta que produjo la Industria Alimentaria en un día, por ejemplo, y lo distribuyen en un municipio, ni siquiera se notará o llegará a todos los mostradores. Y si lo venden en un Consejo Popular la oferta podría ser “más visible” pero, al mismo tiempo, espacia los ciclos del producto y se enfrentan en el grupo provincial a otra encrucijada: ¿por dónde empezar, a quién priorizar, con qué cantidades si, a veces, “ni a pedacitos” alcanza?
Durante los días que, temporalmente, Alfredo Taboada Martínez ha tenido que asumir la dirección de ese grupo le han llovido las disyuntivas. Sin embargo, la equidad es un concepto que allí maneja a punta de lápiz.
“Incluso, los carros que distribuyen tienen la indicación de hacerlo cada día por consejos diferentes y priorizar zonas complejas”, aclara, y se permite una aclaración primera:
“La idea es acercar productos y reducir la movilidad. Del mismo modo que existen mensajeros en las bodegas para la leche y el pan, pedimos a la población que usen esta variante para no salir todos de casa y comprar el pollo de la bodega, por ejemplo.”
Otra aclaración pone sobre el tapete: el pollo que comenzó a distribuirse en las bodegas esta semana es el que se debía de julio. Asimismo, enfatiza, el que comercializan las cadenas de tiendas es todavía insuficiente para la creciente demanda.
Aun cuando el miércoles ya ocho municipios habían recibido pollo para ofertarlo por circunscripciones, las cantidades eran pequeñas. “Igual sucede con el aceite, que solo lo han recibido las cadenas de Ciego de Ávila y Morón, y en ínfimos volúmenes.”
En ese grupo, el seguimiento diario no descuida el pan liberado que venden algunas panaderías y bodegas e intentan regularlo de la manera más justa. Tal intención pone al descubierto el hecho de que en el municipio cabecera se había establecido un límite de cinco, mientras en el resto 2; una “cuota” injusta a todas luces.
Pescadería de Ortiz, oferta constante e insuficiente
Sucede con el pescado de las pescaderías avileñas, donde este jueves se descargaba el chorizo de pescado (un extensor para multiplicar, nunca mejor dicho, los peces) y la oferta dejaba claro que los camarones también han llegado a la tablilla.
Mientras, un carro de la pesca trataba de multiplicar los dos puntos de PESCAVILA en la ciudad y, aun así, no todos alcanzaban.
Sin dudas es un drama el menú diario; ya no solo el de casa, sino el que se intenta servir desde la mesa común.