La Empresa de Bebidas y Refrescos Ciego de Ávila implementa alternativas para sostenerse como entidad estatal socialista, en un complejo escenario financiero internacional del que Cuba no escapa
Quien escucha a Juan Carlos Poveda López, director de la Empresa de Bebidas y Refrescos Ciego de Ávila (EMBER), entiende que hacer más, en el difícil contexto empresarial estatal, representa diversificar los productos y servicios, y abrirse a actividades secundarias que generen otros muchos poquitos.
Para 2022, la EMBER —que atiende a los territorios de Ciego de Ávila y Sancti Spíritus— planificó 220 millones de pesos en ventas netas, plan que se propuso ser reajustado, pero que así no rebasaría los 90 millones. La considerable reducción no fue aceptada por el Ministerio de la Industria Alimentaria, informa el director, porque implicaba la disminución de un 90 por ciento de bebidas alcohólicas y un 45 de los refrescos.
No es secreto que hoy “la fabricación de bebidas en el país está fuertemente afectada por dificultades con la producción de azúcar y alcohol”, es lo primero que subraya. Y de ahí los aprietos en el cumplimiento de sus objetos sociales.
Por eso, a partir de febrero pasado, vivieron allí una situación financiera compleja, sin precedente, lo que conllevó a tener alrededor de 9 millones de pesos en cuentas por pagar. Entre otros socios, le debían a la Unidad Empresarial de Base Tecnoazúcar, si bien ya la deuda se ha ido liquidando.
• Buscar alternativas en la EMBER Ciego de Ávila
Hubo que poner mentes y manos a la obra, porque se produce solo el 24 por ciento de los refrescos, el 32 de bebidas alcohólicas, el 80 de los vinos y el ciento por ciento del vinagre. “A todas esas producciones ha habido que reformularles las materias primas fundamentales”, explica, en tanto vaticina que, después de mucho esfuerzo, junio será el mejor mes en lo que va de año.
La Empresa concluyó mayo con utilidades, aunque no cumplió su propósito en ese sentido, porque está calculado sobre la base de los 220 millones de pesos de ventas netas. “Se garantizan las producciones de junio, julio y agosto, meses de verano, que tendrán un impacto en el mercado, sin pérdidas para la entidad”.
Comenta que “fue un poco difícil lograr las mejorías”, mientras pone encima de la mesa una caja con seis vasos hechos con botellas picadas, que antes se dañaron en la industria. Sí, están confeccionándolos allí, ahora gracias a una pequeña máquina. “Vendemos a 40.00 pesos la unidad, con buena demanda”.
Comprensiblemente, y él lo reconoce, nada va a suplantar los valores que representaban las producciones de bebidas alcohólicas y refrescos. “Pero tenemos que señalar que cuatro de nuestras unidades empresariales de base, este año, no han recibido un centavo de la Empresa. Ellas mismas se lo están buscando”. Las alternativas son las (fabricaciones) alternativas.
¿Cómo no ampliarse cuando la EMBER se quedó con pocas oportunidades ante las serias carencias de materias primas? “En estos momentos, no tenemos garantía para entregar los vasos pedidos por Comercio y Gastronomía provinciales, porque son muchos”. Y con esa iniciativa, poco a poco, apoyan su contabilidad.
Tras distribuir lo que se produce (su objeto social), hay más gestiones para lograr ingresos, que les son permitidas a través de las 43 medidas aprobadas para fortalecer la empresa estatal socialista y otras 17 orientaciones del Ministerio de la Industria Alimentaria.
“Se contactó con la minindustria La Candelaria, para adquirir mermeladas de pulpas concentradas. Una parte se envasa directamente, otra se procesa y se almacena, y otra se comercializa a través de la Cadena Cubana del Pan, Comercio y Gastronomía, y en cuatro puntos de venta minorista abiertos en Ciego de Ávila.
“Vendemos, en uno de esos puntos, comida elaborada (congrí con carne de res, vianda y ensalada, que sale a unos 230.00 pesos la completa) y, en los otros tres del Parque de la Ciudad, ofertamos vino seco condimentado con ajo y cebolla, vinagre condimentado con ajo y cebolla, y el vinagre con jengibre, que lo hacemos solamente en Sancti Spíritus”.
En la próxima etapa veraniega, quizás deguste de la comida hecha por obreros de la EMBER, cerca de la Fábrica de Refresco, por La Turbina, como popularmente se conoce esa zona de la Ciudad de los Portales.
Según Juan Carlos, la empresa posee el primer sirope concentrado a partir de la mermelada de mango, de La Candelaria, que viene a suplir las esencias para refrescos, una gran carencia que enfrenta el país. “Subsistimos con eso, porque no hay ácido fosfórico, no hay benzoato de sodio, no hay azúcar y no hay esencias”.
Continúan empeñados en la búsqueda de iniciativas, tanto en la producción como en la oferta de servicios. Otra es la reelaboración de la mermelada, para convertirla en jugos y refrescos.
Incursionan en el arrendamiento de los camiones, con dos alquilados a trabajadores por cuenta propia, que poseen 30 días de gracia, 60 días a pagar 10 000.00 pesos y, en lo adelante, 20 000.00 mensuales. Uno de ellos trabaja con Salud Pública y el otro con la Empresa Láctea avileña.
A la par, se renta el salón de protocolo de la EMBER Ciego de Ávila, con servicio gastronómico incluido, siempre que se comparta con disciplina, y ofrecen la posibilidad de llevar bebidas.
Se les retiró a cuentapropistas los puntos de la empresa ubicados en el Parque de la Ciudad, pues los ingresos de las ventas minoristas, los sábados y domingos, en la feria, ascienden a más de 30 000.00 pesos, muy superior a los 5700.00 que se cobraban por el arrendamiento.
“La actividad de vinos dulces estaba paralizada. Los redujimos de 13 a 11 grados, una norma internacional de la bebida. Bajamos, entonces, la formulación de alcohol y subimos la levadura para lograr más alcohol en la fermentación. Eso nos permitirá asegurar los vinos hasta el cierre de agosto”.
Siembran la parcela de tierra que separa la EMBER de la Empresa Láctea, que una vez estuvo sembrada y por más de 20 años fue parqueo para los termos de Comercio y Gastronomía. Allí se obtienen hoy entre 32 y 40 kilogramos de productos destinados al comedor, tres veces por semana, y se vende a los trabajadores.
Esa actividad agrícola genera empleos e ingresos. “La intención es que cinco de las unidades de la Gastronomía local, de las que funcionan con la nueva forma de gestión, reciban los vegetales y viandas nuestros, frescos y preparados”.
De conjunto con la Universidad de Ciego de Ávila Máximo Gómez Báez, se pretende aprovechar la flor de Jamaica en la elaboración de productos para el hogar e higiene personal, aunque hacerlo es difícil por ahora, porque se necesitan equipos y recursos.
No obstante, precisa Poveda López, en el municipio espirituano de La Sierpe hay varios surcos sembrados de la flor, durante el año entero. “Con obtener unos 5000 o 6000 litros mensuales de vino está bien, porque, además, no se le añadiría azúcar refino”.
Prácticamente, el azúcar refino se le está quitando a los vinos dulces. Con ese interés, en Sancti Spíritus, se hizo un encadenamiento con una minindustria, se le compra el vino a un cuentapropista, con un precio altísimo, y se destila para obtener una bebida alcohólica, puesta en función de la Cadena Cubana del Pan.
Adelanta sobre un proyecto en ciernes para la producción de Ginebra aquí, a partir del destilado de diferentes productos, el que ya fue oficializado como contrato de asociación económica internacional. Sería el primero del Ministerio de la Industria Alimentaria, en su sistema no mixto.
“En Cuba, se hizo con gran parte de materias primas avileñas, con la mermelada de un productor independiente de Ceballos. A partir de ahí, se nos solicitó 4000 litros de guarapo, incluso que tramitemos un nivel de tierra donde sacar la caña, molerla, procesarla y destilar ese guarapo. Que todo sea agroecológico”.
La entidad prevé captar de las diversas formas productivas, tanto estatales como no estatales, el limón, el mango y la mermelada que se produzca. Añade el director que sería un patrocinio muy importante, si se lograra destilar, al menos, el alcohol para 250 000 botellas de ginebra, en tanto se garantiza la entrada a un producto con ingresos seguros, líder en el turismo.
Hay posibilidades de hacer aquí, perfectamente bien, lo que se hace en España. “De Ciego de Ávila, llevarnos el culantro, orégano, mango, la semilla del mago, aguacate, semilla de aguacate…, materias primas usadas en productos naturales para cabellos. Son proyectos que impactarían en la empresa y el territorio”.
A todo lo dicho, se añaden las intenciones por adquirir una pequeña línea para envasar cocteles. Más de 30 productos con alcohol, muchos procedentes de la agricultura avileña (mango y jengibre), se emplean para la coctelería; aunque la pretensión es, incluso, envasar esa coctelería y venderla así.
El experto habla sobre cómo no todos interiorizan tener que pagar servicios como los de parqueo de carros o asesoría para la gestión de la calidad. Y tienen que hacerlo, porque “enfrentamos carencias de materias primas para la fabricación de vinos, rones y refrescos. Aunque habrá una inyección de recursos en el verano”, con un impulso a las estadísticas.
“Pretendemos cerrar diciembre con todos los trabajadores reubicados y sin pérdidas, a pesar de que no se cumplan las utilidades previstas. Nos acercaríamos a 180 millones de pesos en ventas, con el 25 por ciento de aseguramiento de materias primas”.
La diversificación, creatividad, originalidad, las modificaciones…, son esenciales en la sobrevivencia de cualquier empresa estatal socialista que no escapa a la crisis económica internacional. Y no es que estén inventando, es que se les ha otorgado la facultad para guapear cada centavo. Sin embargo, a la EMBER lo que es de la EMBER, en algún mejor momento.