Detrás de la Minindustria, un central joven

Si la Minindustria Ceballos 1, perteneciente a la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Wilber Segura Matos, fuera un central, con todo y su torre, siempre estaría el cielo teñido de humo negro y las casas, las personas y las ropas llenas del típico bagacillo que caracteriza a la molienda. Pero no lo es.

La analogía supone que en ese lugar, emplazado en el poblado El Purial, del Consejo Popular Ceballos, durante las horas de la jornada laboral, no se descansa, y eso lo comprobó Invasor cuando, por estos días, se llegó hasta allá para conversar con algunos de los jóvenes vinculados a la producción.

“Aquí nosotros hacemos entre mermelada de guayaba, de mango, salsa condimentada, pasta de ajo, frutabomba troceada, entre otros, un total de 17 productos”, nos dice Elizabeth Cobo López, una joven de 35 años encargada de llevar la contabilidad, las facturas, el pago y los contratos.

Ella y su hermano, Reinaldo Cobo Carmenate, de 27 años, comentan que gran parte de lo que se hace en la minindustria viene de manos jóvenes, pues, en cada una de las áreas, hay presencia de ellos.

En el trabajo diario se le van las horas, a veces, más rápido, otras lento, todo depende de lo que se logre, porque en ese centro se les paga a los trabajadores por lo que sean capaces de producir.

Digamos que el área de etiqueteo es una de las que menos exige esfuerzo físico, exceptuando el estibador. Allí nos encontramos a Yarima Rodríguez Perdomo, quien hizo un alto en su rutina para contarnos algunos de sus secretos.

Mujeres minindustriaYarima, enfocada en su faena diaria

“Yo soy de Holguín, me gradué como instructora de arte en la especialidad de danza y hace cuatro años trabajo aquí por recomendación de mi mamá, que lleva unos años más que yo.”

En pocas palabras, Yarima resume ante casi desconocidos su vida. Tiene un niño pequeño y decidió emplearse en la minindustria para mejorar sus ingresos personales, cosa que no demoró, porque el cambio lo notó enseguida, pues su salario ha oscilado entre los 400 y los 1 000 pesos, pero prefiere aclarar que la transformación no ha sido solo económica.

A Joel Noa López lo presentaron sin mucho protocolo como el “utility” y la prueba de que el muchacho hace de todo la dio él mismo.

Hombres trabajan en la minindustriaDiariamente, la máquina para sellar latas le “saca el zumo” a Joel

“Yo hago lo que esa, soy mecánico, tractorista, se cocinar, pero también puedo trabajar en el área de beneficio o en la de etiqueteo, aunque últimamente sello las latas.”

Este muchacho dejó su carrera de Trabajador Social tiempo atrás para obtener mejoras salariales y ahora lo vemos operando la máquina para sellar latas, proceso que resulta complicado por la fuerza que se le debe imprimir para que el producto final sea de calidad.

Ahora las miradas vuelven a enfocarse en Reinaldo Cobo, quien lo piensa tres veces antes de ser captado por nuestra cámara, porque eso le da un poco de pena.

Hermanos Los hermanos trabajan juntos y se apoyan tal cual lo hace la familia

Él es uno de los que lideran la Minindustria, participa en los procesos de selección de los trabajadores, algo a lo que prefiere llamar “casting”, pero también apoya en la contabilidad y las finanzas, pues esa fue la carrera que estudió.

Hace poco más de un año es militante del Partido Comunista de Cuba (PCC), con tan solo 27 años, y el orgullo de trabajar en un lugar como este se le desborda.

“No puedo decirte que esta es la Minindustria con mayor volumen de producciones y ventas por unidades físicas del país, pero sí una de las que trabaja por serlo. Esa es mi satisfacción y la de muchos aquí, nos sentimos útiles y es la forma más práctica de dar nuestro aporte a la economía avileña.”

Y porque los jóvenes de la Ceballos 1 arrasan, en el sentido más productivo de la palabra, detrás de calderas, frutas en baño María y sudor, hay un central moliendo a base de empeño, y no precisamente, caña.