Contra la COVID-19: Salud para todos, gastos compartidos

Al cierre de septiembre la provincia de Ciego de Ávila ha gastado más de 26 millones de pesos en el enfrentamiento a la pandemia

La muy utilizada frase de que Cuba no escatima en materia de salud para el pueblo a veces se lee corrido y otras es preciso hacer una pausa para aquilatar, en su justa medida, el esfuerzo. El enfrentamiento a la COVID-19 es uno de esos puntos y aparte: al cierre de agosto este país había gastado 900 millones de pesos en sufragar el impacto de la pandemia.

Así lo informó la ministra de Finanzas y Precios, Meisis Bolaños Weiss, a finales de septiembre, y la cifra ha seguido creciendo, por más que la situación sanitaria nacional tienda al control y a pesar de que para la Etapa de Nueva Normalidad el protocolo incluye cambios significativos desde el punto de vista logístico.

Cerca del tres por ciento de esa suma se ha gastado en Ciego de Ávila, una provincia que, si bien en la primera “temporada” de la COVID-19 apenas contabilizó 96 confirmados, desde el 25 de agosto, con más de 700 positivos, ha debido responder a picos no solo de contagios, sino de personas aisladas y alimentadas, transportadas, estudiadas con PCR-RT y pesquisadas.

Elisbeth Díaz Rodríguez, especialista principal en Contabilidad Gubernamental de la Dirección Provincial de Finanzas y Precios, explica que desde el inicio de la pandemia el presupuesto para gastos por la COVID-19 se situó a nivel central.

Con centros de costo diferenciados para todas las unidades presupuestadas y las empresas, esta cuenta para Gastos de Recuperación de Desastres permitió una respuesta inmediata ante las exigencias de una situación excepcional inédita para el país y el territorio; y protegió los presupuestos provinciales y municipales que ya estaban sufriendo el efecto de la caída de las ventas minoristas.

De los más de 26 millones de pesos erogados en Ciego de Ávila hasta el cierre de septiembre, una parte se ejecutó respaldando las garantías salariales y prestaciones a trabajadores, entre ellos madres con niños pequeños y personas vulnerables; mientras que el mayor por ciento hizo posible que la Dirección Provincial de Salud (DPS) y sus entidades frenaran el rebrote cuando parecía que no era posible.

Un informe emitido por la DPS calcula en 21,7 millones de pesos los gastos registrados desde marzo hasta el 9 de noviembre últimos por este organismo. Las partidas con más erogaciones son Materias Primas y Materiales (17 por ciento), Combustible (2 por ciento), Gastos de Personal (13 por ciento) y Otros Gastos (68 por ciento).

Miremos por dentro algunos de estos porcentajes. Solo en medicamentos, considerados Materias Primas, se ejecutaron aquí más de un millón de pesos y también se invirtió en alimentos, vestuario, lencería y materiales de la construcción. Recordemos que en el municipio cabecera, por ejemplo, a mediados de septiembre, fue necesario habilitar más de 10 centros de alojamiento para sospechosos y sus contactos.

Hagamos las cuentas y tendremos un estimado de lo que hubo que gastar en alimentar, pesquisar y transportar a los 515 sospechosos, 250 contactos en Ceballos Ocho, 845 aislados en los centros municipales y más de 5 900 personas controladas en sus áreas de atención que se contabilizaron el 23 de septiembre, una jornada que tributó al pico de contagios del rebrote al confirmar 23 positivos.

Pero también fue imprescindible ponerle dinero a la reparación y el mantenimiento de locales para que tuvieran las condiciones mínimas; así como se gastó en trasporte (para el traslado seguro de sospechosos, positivos, personal de Salud, altas clínicas, muestras de PCR, alimentos, medicinas), servicios de mantenimiento constructivo y servicios de alimentación.

Para poner los 26 millones de pesos avileños en contexto ―que representan casi el 20 por ciento del presupuesto provincial para este año― bastaría con mencionar los 125 millones gastados en La Habana a la altura del 6 de octubre, los 14 millones invertidos en Cienfuegos y los 15 millones en Camagüey al cierre de agosto; o los seis millones erogados en Sancti Spíritus en julio, mucho antes de que un rebrote trastrocara todo en el vecino territorio.

A falta de otras estadísticas, tomemos como referencia los datos de La Habana para ilustrar mejor cuánto le cuesta al Estado cubano hacerle frente a la COVID-19. Las cifras podríamos extrapolarlas sin mayores dificultades, salvando las distancias entre Ciego de Ávila y la capital, porque, curiosamente, la proporción entre positivos acumulados y presupuesto ejecutado es la misma.

La Habana tiene cuatro veces la cantidad de confirmados avileños y sus 125 millones son, también, cuatro veces los 26 nuestros. Yanet Hernández Pérez, vicegobernadora de la urbe habanera, dijo en octubre pasado que el costo de un paciente hospitalizado confirmado o sospechoso fue de 785 075 pesos, mientras que el de una persona ingresada en un centro para sospechosos fue de 343 000.

Un último cálculo: cada kit de prueba para PCR cuesta 67.39, que multiplicados por los más de 55 000 análisis realizados en Ciego de Ávila resulta en ¡3,7 millones de pesos! 

Todo esto en medio de una tensa situación económica y financiera, si es que tensa alcanza a describir lo que ha sido el 2020 para Cuba, que en julio motivó, incluso, la aprobación del Decreto-Ley 12/2020, modificativo de la Ley 1130 del Presupuesto del Estado para el presente año.

Según se fundamenta en el documento, la inejecución de los gastos corrientes y de capital por la reducción de niveles de actividad, así como por la contracción de los gastos presupuestarios como parte de las medidas aprobadas para enfrentar la COVID-19, producirán un incremento de más de 6 800 millones de pesos del Déficit Fiscal, que había sido calculado en 7 000 millones al comenzar el año.

De manera que las urgencias no son solo sanitarias, sino financieras, y requerirán el aporte ingente de todos, así como ha sido para todos la atención de salud.