Bitácora de un hospital

Las cuentas diarias del Hospital son casi tan escrupulosas como sus materiales esterelizados y, haciéndolas, Yosdany López Duquesne parece un cirujano, pero en realidad es el energético: su escalpelo va a las lámparas, aires acondicionados, calderas del vapor, neveras…, todo lo que pueda traducirse en kilowatt/hora para que su operación sea un éxito.

Por eso rehúsa los aproximados y habla con una precisión de tres números después de la coma para no redondear cifras que en el actual contexto restarían (o sumarían) valores importantes. El primer dato lo escenifica, 12 577 kilowatt se ahorarron en la semana del 17 al 23 de septiembre y semejante número se acerca al consumo diario (13 684 kilowatt/h) que, como promedio, tiene el Dr. Antonio Luaces Iraola en jornadas normales.

¿Es como si la semana intrahospitalaria tuviese seis días y el séptimo fuera un “regalo” al Sistema Electroenergético Nacional? Sin embargo, Yosdany no logra sentirse cómodo con la traducción que le hago y el plan que lleva a punta de mouse lo delata: “9 591 kilowatt es el consumo aprobado para cada día y nosotros casi nunca cumplimos, ni siquiera con las medidas adoptadas”, explica.

¿Y entonces dónde están las fugas. Qué se les escapa todavía?

“No digo que no pudiera ahorrarse más sin afectar los servicios, lo que pasa es que este hospital ha recibido mucha inversión en equipos y se han recuperado varios salones y el plan energético solo nos permite una cuota de hasta un cinco por ciento por encima del plan aprobado el año anterior”, sostiene.

Más allá de lo discutible de un plan (impuesto) en ausencia de factores determinantes, la conversación gira en torno a las complejidades del ahorro en una institución donde no se escatima en favor del paciente.

“Las salas de terapia Intensiva con los 18 climas de 1.5 toneladas, los 22 que tiene la de Intermedia y los servicios de Quemado, Neonatología, Nefrología son altamanete consumidores, pero ahí no podemos apagar nada, se justifica el consumo. Igual que en los seis salones electivos, los seis que existen en Especialidades, los cuatro de Parto y Cesárea, los dos de Urgencia… todo eso es intocable.

“Las medidas se concentran en las áreas administraivas y de oficinas, en el reajuste del horario, en la reorganización de la cámara que guarda alimentos, de la lavandería, que redujo sus tandas diarias de tres a dos, en el control extremo en horario pico...”

Sala de hospitalEn una de las semanas de septiembre esta provincia logró reducir el consumo en horario pico en un 40 por ciento. El hospital, sin dudas, le ha aportado al resultado, a pesar de no detener la prestación de servicio.

“Al mismo tiempo, te digo que, con todo lo anterior, apagando las luminarias cuando lo permitan las oficinas y los pasillos, no poniendo los climas donde se pueda trabajar con ventilador… logramos algo considerable en una insitución que, por suerte, ya tenía casi la totalidad de sus lámparas LED trabajando y consumiendo alrededor de la mitad de los watts que necesitaban las lámparas anteriores”, aclara Yosdany.

Tales reajustes se expresan en números desde una bitácora, abierta en la oficina del vicedirector administrativo, Luis Miguel Montero Quesada, quien refrenda cada opinión del energético, también porque obedece a una directiva ministerial. La Resolución 152 del 2018, del Ministerio de Justicia aprobó el manual de inspección a los portadores energéticos y, desde entonces, el control diario no es una opción, sino una obligación. La propia Gaceta Oficial nombra bitácora a ese sistema que calcula con meticulosidad cada valor, aunque bitácora en términos digitales también significa página, blog personal…

Quizás por eso allí se lo hayan tomado tan personal y un hospital parezca una casa y, a su vez, un país.