El Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC) en Ciego de Ávila amalgama las funciones culturales y empresariales en medio de un escenario económico complejo, que obliga al cambio.
Los artistas, que en 2020 vieron cerradas las galerías, disminuida la comercialización, y suspendidos eventos nacionales y ferias de larga tradición y afluencia de público, de seguro todavía miran de reojo este nuevo año, que también ha arrancado bajo el influjo de un tercer rebrote y la secuela inmediata de mantener su obra en pausa o, en el mejor de los casos, “confinada” al entorno digital.
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Si, además, forman parte del catálogo del Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC), han chocado de bruces con un proceso de reordenamiento que intenta amalgamar las funciones culturales y empresariales, y abrir el diapasón hacia lo utilitario.
Puertas adentro de esta institución no se ha dejado de hablar de promoción del autor y su obra, de cómo salvaguardar nuestra identidad, y del logro de productos culturales auténticos. Pero esta dinámica tiene su plus en los términos impuestos por la importación de materias primas, la obtención de nichos seguros de exportación, y la sustitución de bienes y servicios en el mercado nacional.
Mirar en retrospectiva devuelve la estampa de un 2020 difícil, que arrancó con un plan de ingresos cifrado en los 62 millones de pesos en moneda total, y con cierta costumbre a sobrecumplir los propósitos, las expectativas estaban creadas mucho antes de que este número quedara refrendado en blanco y negro.
Entonces llegó la COVID-19, la comercialización cesó en el polo turístico Jardines del Rey, y la disponibilidad de materias primas tocó fondo, tanto que la indicación fue precisa: había que reorientar las producciones hacia las necesidades del mercado nacional.
Por eso en aquellos días fueron aplaudidas las noticias sobre el aporte de nasobucos, conjuntos sanitarios y sobrebatas por parte de los grupos Texpiel, Textura al rojo y Los Tigres, quienes donaron su trabajo y recursos con tal de ponerle un stop al virus, gesto que les valió la distinción Proeza Laboral que otorga la Central de Trabajadores de Cuba.
Luego comenzaron a surtir mobiliario de oficina y para el hogar a entidades comercializadoras como Copextel y Almacenes Universales, que no contaban con ofertas para mantener la venta mayorista; y, en el mes de noviembre, la empresa fue autorizada a vender productos utilitarios no artísticos, como ropa de trabajo y calzado.
Sin embargo, el punto de inflexión, lo que deberá determinar un antes y un después en la gestión del FCBC, ha sido la creación de un Grupo de Nuevos Negocios, con sede en la galería Raúl Martínez, de la ciudad cabecera, que tramitará las operaciones de exportación e importación con las formas de gestión no estatal y los creadores, facultad establecida en la Resolución 315 del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, la cual incluyó a esta entidad entre las 37 facultadas para llevar a cabo este proceso en el país.
Pero como del papel a la práctica hay un trecho, Luis Alberto Venegas Carmenate, director de la filial avileña del FCBC, habla de una dinámica que todavía se repiensa, detalla nuevas líneas de negocios, y despeja incertidumbres al señalar que el espacio de la galería Raúl Martínez será un centro multipropósito, donde no solo se efectuarán rondas de negocios y videoconferencias, sino que se expondrá y venderá lo mejor de las artes visuales del terruño.
Hasta la fecha, el principal rubro de exportación en el territorio es la artesanía, a partir de la venta a clientes extranjeros en el polo turístico Jardínes del Rey, donde, a pesar de los altibajos que han mantenido solo seis establecimientos con 13 trabajadores en activo, se logró ingresar el pasado mes de enero más de 10 000.00 USD, resultado exitoso si tenemos en cuenta que solo esta cifra alcanza para pagar el salario a los trabajadores y sumar utilidades.
A esto se agregan luminarias para la decoración de interiores y exteriores salidas del stand creativo del proyecto Iroco, que ha encontrado un cliente seguro fuera de nuestras fronteras, el cual ha demandado entregas continuas en los últimos meses.
Con nuevos incentivos y estas experiencias, varios grupos de creación diseñan sus proyectos de rublos exportables y otros seis preparan expedientes para comenzar la importación de materias primas, concepto que ya ha generado más de 83 000.00 USD desde su puesta en práctica.
Como otra importante línea de negocios en la que recién se enfocan, Luis Alberto Venegas Carmenate ejemplifica el suministro de productos y servicios a las tiendas en moneda libremente convertible, entre ellos, muebles para el hogar y oficinas, así como juguetes artesanales de corte didáctico, aportados por los grupos Cuenta conmigo, Muebles a la luz, y por el creador independiente Raciel Rivera.
Concretar estos propósitos se sustenta también en la inclusión de la empresa en el listado de entidades estatales que recibirán insumos del balance nacional para mantener estabilidad en sus ofertas, lo cual se conjugará con la posibilidad de adquirirlos directamente, en dependencia de la liquidez resultante de la comercialización y siempre jerarquizando su entrega.
Los cálculos para determinar el precio final de los productos todavía no han terminado y se intenta limar asperezas con los consumidores al devolverles números más halagüeños. Para lograrlo, se pretende establecer alrededor de un 17 por ciento por encima del costo, en lugar del 30 por ciento que dicta la resolución vigente del Ministerio de Finanzas y Precios.
No sabemos con exactitud si en lo adelante el comercio minorista y el mercado interno, efectivamente, exhibirán nuevas, más asequibles y mejores ofertas salidas del stand del FCBC, o si la exportación hecha desde aquí será fuente segura de divisas para el país; pero lo que sí está claro es que los términos del diálogo entre la empresa, los creadores y los clientes están cambiando, y desde este lado solo puede esperarse que sea para bien.