En la Loma de la Carolina caben todos los abrazos

Por Grether Martínez Segura
Fotos: Grether
Puede que pocas veces el empinado camino que conduce al “corazón” de la Loma de la Carolina, en Ciego de Ávila, haya sentido, como este sábado, ir y venir tantos carros.

Puede que pocas veces el empinado camino que conduce al “corazón” de la loma La Carolina, en Ciego de Ávila, haya sentido, como este sábado, ir y venir tantos carros. Puede también que, por ello, más de una cara se volteara intrigada a verlos pasar, acostumbrados como están allí a lidiar con el escaso transporte, mientras “la casa” se les llenaba con un batallón dispuesto a revolucionarla.

Era 28 de enero y flotaban en el aire certezas martianas como aquella de que “las cosas buenas se deben hacer sin llamar al universo para que lo vea a uno pasar”, o esta otra, tan precisa: “ayudar al que lo necesita no sólo es parte del deber, sino de la felicidad”.

La loma La Carolina, que fue primero finca privada y luego asentamiento para familias del Escambray, y, según estadísticas oficiales, es un poblado rural de tercer orden, con poco más de 1000 habitantes, tiene la suerte de estar a un lado de la carretera de Ciego de Ávila a Morón. Unas veces esa suerte es buena y otras no tanto.

Pero el día en que Martí renacía, allí parecía que por fin había motivos para celebrar en la plaza, ese lugarcito reservado para los grandes acontecimientos. El ajetreo de lugareños y visitantes rompía la quietud de un día cualquiera con la mejor de las justificaciones: transformar la comunidad para mejor. Y a Tania Valdivia Pérez, presidenta del Consejo Popular Ceballos, al que pertenece la circunscripción 53 de la loma La Carolina, la mirada se le llenaba de esperanza al ver cómo los planteamientos de sus electores tomaban rumbo a la solución.

El cambio empezaba a escasos metros. A un costado, en la Escuela Primaria Manuel Parajón Castañeda, la tropa de la Empresa Provincial de Abastecimiento y Servicios a la Educación (EPASE) cambiaba pintura, carpintería y redes eléctricas, y con toda confianza Osmany Costa Reyes, el director, decía “esto lo acabamos hoy”. Cualquiera lo pondría en duda, pero alguien jaraneaba con que son “65 años y conmigo todavía pueden contar”, y la frase dejaba ver el empeño que les sobraba, no solo a sus 75 trabajadores, sino también a todos los que pusieron mano para que una escuela renovada sorprendiera a sus 130 estudiantes este lunes.

 ninos jugandoEsta imagen debería ser más cotidiana en la Loma

Algunos de ellos, tal vez, estaban entre los que miraban con asombro “la revolución” en el centro escolar, desde la plaza en la que disputaban una carrera de sacos como si en ello se les fuera la vida. O en la que daba igual bailar hula hula que pasarse una pelota, sin más protocolo que divertirse.

Sin embargo, no será hasta septiembre ―cuando la escuela primaria finalmente pase a ser un seminternado mixto―, que Alberto Cervantes Bravo, delegado de la circunscripción, dormirá más tranquilo. Por ahora, agradece que otros puedan tener una escuela más confortable, pero le siguen preocupando los alumnos que, a diario, deben trasladarse aproximadamente 15 kilómetros hasta la ciudad cabecera para recibir sus clases. Ese desvelo, no obstante, desde hace dos semanas es más llevadero por contar con un transporte, lo cual considera “una de las mayores satisfacciones” de su gestión.

No puede ser de otra manera si, como asegura, la vivienda, los viales, el transporte, la educación y acueducto, acaparan los planteamientos más longevos de sus electores. Hacia ahí se ha encaminado también, en la medida de lo posible, el apoyo de sus padrinos de la Unidad Básica de Producción Agropecuaria El Tesón, perteneciente a la Empresa Agroindustrial Ceballos.

 trabajadoras“Con nosotras podrá contar siempre”, dijeron al primer secretario del Partido, Liván Izquierdo Alonso, estas trabajadoras del vivero de frutales perteneciente a la Empresa Agroindustrial Ceballos

Ningún cambio se hará notar de la noche a la mañana, menos en un contexto donde la escasez de recursos continuamente pone traspiés

Por eso Liván Izquierdo Alonso, miembro del Comité Central del Partido y su primer secretario en la provincia, no solo resaltaba la importancia de lograr que los pobladores participen de la transformación de la comunidad, sino que ponía como imperativo la necesidad de “trabajar en diferentes frentes a la misma vez para que el avance sea mayor”.

Los aires de renovación soplan también para el Consultorio del Médico y la Enfermera de la Familia que ya lo pedía a gritos. No obstante, tanto como las mejoras en el inmueble, sorprende el gesto de los vecinos, gracias a los que la atención a los pacientes no se detendrá. Hasta tanto culminen las labores constructivas, una vivienda acogerá a la doctora —por su casa estar incluida en la remodelación— y otra funcionará como consulta, una solución que Alberto expone con la mayor gratitud del mundo.

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A un costado de la calle, en la que los parches de asfalto recién vertido se fusionaban con el rojizo polvo que el viento levantaba a ratos intentando disimular los baches, un salidero se resistía al esfuerzo de quienes no mostraban la menor intención de darse por vencidos. Como tampoco lo harían los hombres que, pala en mano, mezclaban cemento y arena para cubrir el piso de tierra de aquel modesto hogar, mientras la familia miraba desde afuera con los ojos desbordados de emoción, porque tanta gente hubiera ido a regalarles un piso de verdad.

Muchos poquitos que hacen, de a poco, la felicidad. Esa que se escribe a varias manos y para la que un movimiento como Abrazando el barrio, es solo el pretexto feliz para reunir a gente buena con ganas de hacer, por lo suyo y por lo de otros, sin importar si eres de adentro o de afuera, como lo demostraron en la loma La Carolina, a la que le hace falta más que un día para recibir abrazos que le cambien el rostro.