Al Ecuador, exprimirle la eficiencia

Por Filiberto Pérez Carvajal
Fotos: Filiberto
Las interrupciones operativas y las fallas de los hombres obstaculizan la marcha de la zafra en el único central de Ciego de Ávila inmerso en la contienda

Las 9:00 de la mañana, el gigante de hierros centenarios semeja un Hércules con achaques. En su interior, no faltan los que trabajan para que, a los 28 días de zafra, la fábrica de azúcar recobre la vitalidad, en el corazón del poblado de Baraguá.

Los nubarrones que se avistan en las alturas, parecen replicarse en el área de generación de vapor. “Se nos fue la junta de domo en la caldera número 1 y la 2 presenta un salidero”, explica Yurkiel Reyes Ríos, al tiempo que la preocupación que evidencia el directivo contrasta con los cinco meses que apenas acumula en funciones como administrador del central Ecuador.

No muy lejos, los que pasan días y noches en los cortes, otean el horizonte a la caza de las señales que indiquen la reanudación de la molienda. Ganarían más si el ingenio atinara a engullirse sin interrupciones fabriles toda la caña que aportan. La buena marcha del tiro les concede el traslado inmediato de la gramínea al centro de acopio, o directamente al central, pero necesitan cuanto antes la vuelta de los camiones.

“Maquinaciones” en un taller

Como si fueran las voces que logran un perfecto empaste, un cuarteto de hombres “canta” insatisfacciones en el Taller de Maquinado. Quien “interpreta las notas” más claras se identifica como Ramón Caballero González.

Es el jefe en un área donde “tenemos un déficit de luminarias extraordinario, de útiles cortantes: cuchillas, brocas, machos; material para eliminar roturas y crear piezas de repuesto, cabillas de 15 hasta 80 milímetros, insuficientes bronces, no tenemos segueta mecánica; o sea, nos falta mucho de lo que necesitamos para la recuperación y reparación industrial. Eso hace que el tiempo de solución hasta se duplique”.

Y a Ramón lo secunda Jorge Freire Benítez, mecánico de taller, operador de turno vertical, quien deja bien claro que la disposición para encarar obstáculos es lo que se sobra, pero el chorro de agua que cae sobre los hombres y acelera el deterioro de la maquinaria cuando llueve “está ahí hace rato, porque, en parte, es falta de preocupación”.

Armando Portal Arias, un veterano que suma 42 años en el central y quien ahora dirige la sección sindical del Taller, recuerda que en diciembre pasado “la gente estaba renuente a cotizar. Se vino a pagar casi a finales de año. Otra cosa es que se está cayendo lo que era la sede del Sindicato Azucarero”, epicentro de la emulación socialista en el transcurso de más de medio siglo.

“No hay un plan para cómo estimular a los obreros, no hay chequeos de emulación”, había reconocido antes a Invasor Yovany Cubas Lorenzo, el único jefe de turno integral, y secretario general del Comité del Partido Comunista de Cuba en el ingenio.

El diálogo interrumpe el laboreo; atento, Bárbaro Febles Santana, operario del cepillador, vence la timidez, quizá porque no recuerda, en 47 años de faenas, una situación similar a la que ahora se presenta para adquirir la ropa de trabajo: “Una muda vale 1317.00 pesos. No he podido comprar la camisa, solo adquirí los zapatos y el pantalón; la respuesta que se nos da es que esa ropa viene de una mipyme, pero, de eso, ¿qué culpa tenemos nosotros?”.

Casi todos peinan canas. El relevo, considera Ramón, “está por ver. Necesito por lo menos seis jóvenes para formarlos como torneros, porque, al paso que vamos y con el envejecimiento, no podremos contar con ninguno; encima de eso, hay plazas que se han racionalizado incorrectamente. Hace falta un herrero, un fresador”.

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Sin embargo, en la industria predominan los jóvenes. Se trata de un complejo “engranaje” de 460 trabajadores, en el que el recurso humano no siempre es el idóneo, incluso, en áreas clave como las de fabricación, purificación y evaporación, el déficit de fuerza especializada impacta en los resultados.

A los inexpertos, “los capacitamos antes del inicio de la contienda, pero hay cosas que no se aprenden de un día para otro; además, ya en la zafra es otro nivel”, reflexiona Yovany, quien habla de cuánto implica ese “otro nivel” en el cual es preciso apresar —en un momento que puede ser crítico y decisivo—, toda la sabiduría acumulada por los que persisten en sus puestos, y la que transmiten unos pocos de tantos jubilados.

Para “salir de los baches y los cancaneos”, quienes conducen los procesos en el Ecuador hacen malabares. Han recurrido y trasladado hasta puestos vitales a personal especializado del vecino central de Primero de Enero.

Han movido los recursos humanos disponibles, en un intento no siempre logrado de que cada laborante esté donde más se le necesita; como en las últimas horas debió hacerse con los integrantes del área de refino, que ahora no pueden aportar las 6000 toneladas métricas del grano blanco, porque la cantidad disponible de bagazo, aún no da para entrar en acción y la carencia del combustible fósil también impide hacerlo.

Además, los cuadros principales de la Empresa Agroindustrial Azucarera Ecuador, que lidera Raydel López Santana, director general, atienden áreas específicas de trabajo en busca del ritmo que revierta la situación.

ecuador 2El trabajo diferenciado se libra al pie de los hierros

De roturas, salarios y motivaciones

Es obvio que la llave de las soluciones en el central baragüense incluye que cada cual encuentre las motivaciones necesarias para entrarle “con todos los hierros” a la tarea diaria, en un contexto en el que no acaba de cristalizar el necesario respaldo productivo que se refleje en mejores dividendos en los bolsillos.

A Jorge Luis Navarro Conde, director adjunto del central, le queda claro que “si todos los días sacamos una cantidad de azúcar que ande por las 140 t, hay resultados y los trabajadores se motivan más. El salario medio puede estar entonces sobre los 10 000.00 pesos”. Pero el panorama dista de ser el deseado.

El tiempo industrial perdido se comporta al 27 por ciento, las interrupciones operativas son la causa fundamental de los tropiezos, reconocen miembros del consejo de dirección. En esas circunstancias, devengar apenas el salario básico, pone freno al entusiasmo de quienes llegaron al central empeñados en sacrificarse para solventar las necesidades en días en que los precios abusivos y especulativos andan por las nubes.

Entretanto, aunque se comprenden las causas, la alimentación no es la idónea. El plato fuerte se ha perdido de los comedores, aunque rinden frutos las tierras que dedican al autoabastecimiento, a las cuales la mayoría consagra un día de labor en la semana y se aprecian las gestiones administrativas en otros escenarios para venderles parte de lo que necesitan.

 

En el kiosko del central los precios no se corresponden con los ingresos salariales. El día en que el periodista lo visitó, anotó algunos: pan con hamburguesa, 75.00 pesos; con chorizo, 46.00; con pasta, 33.00; si se pretendía consumir arroz blanco, ensalada de tomate y chorizo, el desembolso de turno ascendía a 105.00 pesos.

En contraste, en los cortes y la transportación de la materia prima predominan las buenas noticias. Es el caso del pelotón cañero 8001B. Pese a las limitaciones de recursos, como los lubricantes, fundamentalmente en la parte hidráulica, los beneficia un buen programa de mantenimiento.

El jefe, Hanoy Aragón Calderón, resume un modo eficaz de actuación: “Yo llamo a un móvil que está habilitado, viene y me engrasa las máquinas. Cuando se va una manguera, se toman las evidencias y se manda una foto; cuando se necesita aceite, te lo traen”.

Maikel Pérez Valdés Primer Secretario del Comité del Partido en el municipio #BaraguaPorMas recorre Pelotones de...

Posted by Neudel Quintero Matos on Sunday, January 28, 2024

“Aquí la que menos gana es la cocinera y tiene 13 000.00 pesos en la quincena”, afirma, con la satisfacción que emana de un colectivo que no para de mostrar argumentos a la hora de enfatizar que vale la pena el sacrificio.

Oriol Páez Cárdenas, el computador, parece degustar cada palabra cuando dice que “el tiro ha sido constante, noches completas, a partir de las ocho es cuando le metemos cerra’o, hemos tenido momentos en que las cosechadoras Case salen del campo con hierbas y las limpiamos. Los operadores esquivan los obstáculos y gracias a eso hemos podido cobrar buenas sumas.

Nos enfocamos en que todo esté listo, en enganchar los carros cuando están llenos, ayudar si hay un ponche en un camión, o con linternas y celulares para alumbrarnos en la noche. Y el tiro no ha fallado hasta ahora, es bota y vira”.

Lo que dicen los números

Los datos esenciales de la actividad económico-productiva en el único central de la provincia que ha logrado insertarse en la contienda no son alentadores. De un plan general de 8340 toneladas métricas de azúcar crudo, el pasado día 14 debían acumular 5831, pero la cifra real de 2261 indicaba que apenas se lograba el 38,7 por ciento.

La zafra aquí debía ser corta y eficiente, lo previsto eran 29 días de labor, sin embargo, el mandato y el compromiso de cumplimentar la entrega planeada anuncian que las hostilidades se prolongarán hasta el tercer mes del año. Los más duchos afirman que será la menor producción en más de un siglo de existencia de la fábrica.

Queda el consuelo de una lenta recuperación, al punto de que, al cierre de enero, la entidad mostró una ganancia de 78 millones de pesos, en contraste con pérdidas que sobrepasaron los 150 millones en 2023.

La gramínea necesaria, unas 100 000 t, aguarda en los cañaverales; mientras, las facciones de Yovany Cubas Lorenzo confirman las palabras que parecen disponerlo todo para las jornadas que se avecinan: “Este batey vive del ingenio, se nos muere si no logramos salvarlo. Y el rigor se impone, hay que atajar las indisciplinas, no podemos derrochar nada, hay que exprimirle la eficiencia al ingenio. Tenemos que hacerlo nosotros”.