Travesía olímpica de Ciego de Ávila: más campo que pista

Sería imposible describir la trayectoria del deporte avileño en Juegos Olímpicos de Verano eludiendo las referencias a las actuaciones de sus más notables figuras en el llamado Deporte Rey

De los tiempos en que Morón se codeaba con los más fuertes territorios de Cuba en el campo y la pista, datan las primeras incursiones. Como dato curioso, el honor correspondió a dos hermanos, los velocistas Bárbaro y Pablo Bandomo, quienes, además, hicieron el grado en un mismo evento, aunque en diferentes citas y, en ambos casos, en calidad de suplentes.

• A este texto le antecede: Travesía olímpica de Ciego de Ávila: México, punto de partida.

Bárbaro devino corredor de reserva de aquel relevo corto (4x100 metros) que hizo historia en México, 1968, ocasión en la que Hermes Ramírez, Juan Morales, Pablo Montes y Enrique Figuerola llegaron segundos en la gran final, en tanto al de la Ciudad del Gallo le quedaba la satisfacción de haber contribuido al resonante triunfo que incluyó un récord nacional, vigente casi 24 años.

En septiembre de 1972 Pablo se fue hasta Munich, República Federal Alemana, con la pretensión de ampliar la presencia en el medallero de sus predecesores, pero en esa lid también le tocó contemplar los toros desde la barrera, toda vez que repitieron sobre la pista Ramírez, Morales y Montes, junto a José Triana, cuarteta que solo pudo avanzar hasta una de las semifinales.

Meses antes de que desapareciera del mapa cubano la extensa región de Morón, tres de sus exponentes exhibieron sus dotes en Montreal, Canadá, sede de la XXI Olimpíada en 1976.

A Eddy Gutiérrez (de Velasco, actual municipio de Primero de Enero) le fue mejor, cuando contribuyó —junto a Dámaso Alfonso, Carlos Álvarez y el flamante bicampeón Alberto Juantorena—, a la séptima plaza ganada en la final del relevo largo (4x400), días después de avanzar hasta la segunda ronda entre los corredores que dirimieron posiciones en la vuelta al óvalo de 400 metros.

Al igual que los integrantes de esa posta, Roberto Moré obtuvo un resultado inédito en lides olímpicas para competidores de la Mayor de las Antillas con su accionar en el salto con garrocha. Entre 27 aspirantes de 13 naciones que disputaron el boleto a la ronda decisiva de la compleja prueba, el joven confirmó su calidad al sobrepasar la altura mínima exigida, 5.10 metros, y compartir la primera posición de esta fase con 14 saltadores. Lamentablemente, en la discusión de las medallas no pudo registrar ningún salto válido. Por último, Julián Morrinson, entonces recordista nacional, actuó en la clasificación del lanzamiento del disco.

DeporteJesús RocamoraRoberto Moré, precursor de los resultados más sobresalientes de los pertiguistas cubanos

En citas de los cinco aros sobrevino entonces un vacío si de presencia de avileños se trata. Hubo que esperar a la actual centuria, exactamente a los Juegos de Atenas 2004, para volver a “degustar” el orgullo en lo que fue la mejor de las faenas atléticas hasta los días que corren.

Yania Ferrales sorprendió a muchos con su inclusión en la ronda de las 12 mejores lanzadoras del disco y Yoandris Betanzos compitió con entereza, a pesar de una lesión que lo sacó del podio, por un centímetro de diferencia, en la última serie de brincos en el triple salto. Había encabezado su grupo eliminatorio con un estirón hasta los 17,53 metros y su cuarto lugar en la disputa de las preseas con un mejor salto de 17,47 metros constituye una página imborrable en los anales del atletismo local.

Tanto Yania como Yoandris volverían al entramado olímpico, ella en Beijing 2008, él en Londres 2012, pero con rendimientos inferiores, en tanto la balista Saily Viart, también con discreta labor, cerraría en Río de Janeiro 2016 el capítulo de Ciego de Ávila sobre la pista y el campo de los estadios que han sido sede de la más cotizada fiesta multideportiva del planeta.

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Más en el campo (áreas de saltos y lanzamientos con siete de 10 incursiones totales), corresponde a los ases del atletismo la mayor presencia avileña en delegaciones nacionales, exactamente la tercera parte de los discretos aportes que esta central provincia ha ofrecido a la extensa travesía olímpica de Cuba.