¿Tigres? OK con los refuerzos en béisbol de Cuba

En lo que a este redactor respecta, podrán, o no, los refuerzos que escogió Roger Machado contribuir a la causa de Los Tigres en la segunda fase de la LVIII Serie Nacional de Béisbol, pero no albergo dudas de que cumplió con los requerimientos actuales del equipo.

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Aunque Roger había declarado que pediría tres lanzadores y dos jugadores ofensivos, en el comentario Reforzar es casi una ciencia en béisbol de Cuba, expresé que prefería solo dos tiradores, pues el lado débil —y bien débil— del conjunto, en la fase inicial, fue su ataque.

No creo que Roger cambiara de criterio minutos antes del programa televisivo, sino que su estrategia, seguro, se vio perjudicada porque alguien se le adelantó en el serpentinero que pensaba pedir.

Lo que si no hay dudas es que, ahora, con un quinto abridor como Lázaro Blanco, un relevista intermedio o “matador” como Miguel Lahera, los tres veces campeones nacionales no tienen nada de qué preocuparse en el eslabón de juego que, según ”los que saben”, es el 70 por ciento de las posibilidades de victoria.

En cuanto a Liván Moinelo, es preferible no hacer conjeturas desde ahora, pues, en verdad, pocos saben cuál es, ahora mismo, su condición deportiva, e, incluso, si a su regreso pueda incorporarse antes de que se termine el calendario regular. De todas formas, sería un cerrador para envidiar.

Con los jardineros Edilse Silva y Orlando Lavandera, los avileños adquieren mayor ataque y mejor defensa en esa área, a lo que se suma que el antesalista Jefferson Delgado redondea un poco más el cuadro.

Pero insisto en que la selección de los refuerzos es siempre una “caja de sorpresas”. No basta solo suplir necesidades y pedir jugadores con talento, lo esencial es que esto último, luego, se demuestre.