Si bien lanzar es un arte, requiere, como esencial premisa, la voluntad de entrenar, entrenar y entrenar. ¿O es que los artistas no ensayan?
Tomaré un breve espacio de esta página para un asunto reiterativo, pero que no deja de ser el “quid de la cuestión” del pobre nivel de las últimas Series Nacionales de Béisbol en Cuba.
Porque no se puede hablar de calidad en una pelota donde los bateadores de los 16 equipos participantes promedien 301, y los lanzadores otorguen casi cinco boletos por cada juego de nueve entradas.
No espero que, de la noche a la mañana, aparezcan decenas y decenas de jóvenes lanzando por encima de las 90 millas —aunque debería trabajarse más en la captación de posibles talentos—, pero sé es posible que, con los conocimientos técnicos reunidos por nuestros entrenadores, estos bisoños, conocedores de que no tienen ese extra en sus envíos, adquieran, al menos, dos atributos esenciales: control y pensamiento táctico.
A los que responden a este argumento con el conocido “pero antes no se enseñaba tanto y se formaban buenos lanzadores”, solo les digo que no se puede apostar al futuro si solo tomamos como referente el pasado.
Hay que beber de lo que se hizo, mas sin desechar las actuales armas de la tecnología y los conocimientos. Aquellos mismos tiradores que brillaron en su época, pudieran ahora contribuir en hacer más fuerte esa área de juego.
No es común, por ejemplo, que en las filas escolares y juveniles se dedique tiempo al pensamiento táctico de los lanzadores. Y no es decirles a esos bisoños “tienes que pensar”, sino enseñarles las sutilezas tácticas ante cada bateador.
Hoy es posible, vía Internet, conseguir opiniones de verdaderos maestros del arte de lanzar y organizar aprendizajes teóricos en las Escuelas de Iniciación Deportiva (EIDE) de todo el país.
Ojalá más temprano que tarde —y es otro ejemplo— los tiradores que aspiren a tener un mínimo de calidad interioricen que nada van alcanzar si no pueden colocar la pelota en la zona más difícil.
Es verdad, algunos lo alcanzarán sin necesidad de clases teóricas, pero otros, tal vez la mayoría, van a necesitar convencerse de que si bien lanzar es un arte, requiere, como esencial premisa, la voluntad de entrenar, entrenar y entrenar. ¿O es que los artistas no ensayan?