Ramón Zayas, una vida entregada al béisbol

Historia de vida de un hombre que no puede explicarse sin el apasionante juego de las bolas y los strikes

 roman Parece absurdo decirlo, pero esta entrevista empieza por el final. Una vez satisfecho el redactor con los datos que le había dado su entrevistado, Ramón Zayas Cervantes se disponía a posar para la foto que acompañaría al texto donde se resume su historia de vida.

Pudo buscar una camisa reluciente de los Tigres de Ciego de Ávila guardada en su ropero, sin embargo, prefirió la modesta blanca con mangas rojas, esa con la que mandaba desde el “cajón” de tercera a anotar las carreras que le aseguraban a Florencia su segundo campeonato en las Series Provinciales de Béisbol.

Tal vez por eso, con la primera pregunta llegó la primera sorpresa, cuando dijo: “yo nací en Falla”. Pues sí, el hombre que lleva años enseñando los saberes del deporte Patrimonio Nacional en el municipio más montañoso de Ciego de Ávila, no llegó a la tierra que lo declaró su Hijo Ilustre hasta la edad de diez años, después de vivir durante un tiempo en Bolivia, también.

En ese último lugar conoció y comenzó a practicar el béisbol, si es que se le puede llamar así a lo que él hacía. “Allá no había corriente. En mi casa había un radio de esos grandes de pilas, mis padres se acostaban y yo me ponía a escuchar los juegos. No tenía noción de cómo eran porque nunca los había visto. Al otro día jugaba solo; escachaba una latica, le daba con un palo y yo mismo narraba como Bobby Salamanca”.

“Cuando llegué a Florencia vi lo que era la pelota y comencé mis primeros pasos con Francisco Pancho Milián. Ahí estuve hasta que me bequé en octavo grado, en Ceballos 7, donde al terminar la secundaria opté por estudiar en la Escuela de Profesores de Educación Física en Camagüey. Allí cursé cuatro años y luego me incorporé en el municipio como profesor de beisbol.

“Trabajé dos años en Tamarindo y luego vine a Florencia”. En la cabecera municipal ocupó responsabilidades mayores. “Hice equipo junto al entrenador Eleodoro Rodríguez Rojas. Llevábamos todas las categorías y nos apoyábamos mucho en los activistas”. La tarea para ambos era ardua. “En ocasiones llegábamos de una competencia un sábado y ya el lunes teníamos que salir para otra, se jugaba mucha pelota”.

En ese período probó suerte jugando en la Serie Provincial de Softbol, pero su buena capacidad defensiva no compensaba del todo su debilidad con el madero. Fue así como tuvo claro que lo suyo era ser entrenador y desde el principio le fue bien.

“Empecé a dirigir el equipo municipal de softbol. En seis años fuimos cuatro veces el primer lugar y dos el segundo. A la par trabajaba en la pelota, allí Eleodoro dirigía y yo era coach. Más tarde me dieron la responsabilidad de dirigir la primera categoría del béisbol en la Serie Provincial y, además, me desempeñaba como profesor de softbol en el Campeonato Nacional con el equipo de Ciego de Ávila”.

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Posted by Alejandro Alvariño on Monday, October 31, 2022

Su trabajo convenció, esa es la forma más fácil de explicar su participación como entrenador en 12 campeonatos nacionales de softbol, tres concentrados nacionales de ese deporte e igual número de ocasiones en el cuerpo de dirección del equipo de los Tigres de Ciego de Ávila; primero como coach de primera base, llamado por Miguel Albán, luego como delegado en el cuerpo de dirección de Onesio de León y, por último, en la función de coach de banca junto a Yorelvis Charles.

El año 2002 le dio una alegría particularmente especial. Ya tenía méritos suficientes para que su labor fuera recordada con beneplácito, sin embargo, Florencia alzó el trofeo que coronaba su triunfo por vez primera en la pelota avileña. Esta vez Zayas era el director.

“Fue un campeonato donde no teníamos grandes figuras, la principal era Víctor Cuesta e, incluso, el primer día del campeonato sancionaron a nuestro mejor lanzador, Maikel Folch. Buscamos la unidad del equipo, no había estelares, pero todo el mundo aportaba. Hicimos cambios en la alineación aprovechando los momentos de cada jugador, por ejemplo, Julio César Griñán empezó siendo octavo bate y terminó de tercero. Se vio un empuje y llegó un momento en el que dijimos: sí podemos.

“Cada jugador cumplió una tarea, Raudel Luna era el cuarto bate, Luis Raúl Castillo nos ayudó mucho en la receptoría, Dany González era jardinero y lo pasamos a lanzador y Dasiel Leiva y Richard Carrero fueron claves en el pitcheo, pero todos aportaron”.

En esa época se celebraban los Torneos de Clubes de Campeones y Florencia fue el representante avileño. Una serie, al mejor de tres juegos, contra el equipo del municipio Santa Clara fue el primer reto a superar. El rival lucía imponente, “tenía a gran parte de los jugadores del equipo Villa Clara. Yuniesky Betancourt era su jugador más importante y su director era Víctor Figueroa, Chúa. En el primer juego Richard Carrero hizo una gran apertura y alcanzamos la victoria, pero en los otros dos perdimos”. De esa forma terminó un digno torneo para los florencianos.

A partir de ese momento, el municipio más pequeño en extensión y población de Ciego de Ávila fue siempre ganador. “Después obtuvimos un segundo lugar, luego un tercero y un cuarto, en ese orden. Siempre estuvimos entre los cinco primeros”. Siendo coach de tercera base le llegó nuevamente a Ramón el dulce sabor de la victoria, “llegamos a ser campeones otra vez”.

Fue en el 2018 cuando los Guerreros de la montaña alcanzaron su segundo y hasta ahora último título provincial, al derrotar a un inmenso conjunto de Chambas, plagado de figuras con calidad probada. Resurgió el empuje del que antes Ramón había hablado.

En ese campeonato regresó Maikel Folch, después de varios años de inactividad. El espigado lanzador zurdo tuvo claro algo desde el principio: Onesio de León lo llamó pidiendo su participación y su respuesta fue “si no es con Zayas no vuelvo”.

roman zayas

Folch fue precisamente uno de los puntales en los play off. Entre la espada y la pared la bola cayó en la mano del líder monticular y no defraudó. Al otro día la serie se trasladó al estadio Mártires de Chambas y el resto es historia.

Ese mismo año, la dirección del beisbol avileño le otorgó al municipio de Florencia la condición de más destacado por sus resultados integrales, avalado además por un segundo lugar en la Serie Provincial Sub 23, donde, como casi siempre, estuvo la mano de uno de los entrenadores más entregados de los que se tenga conocimiento en el pasado reciente del municipio.

Hoy se complace de ser el responsable del béisbol en la dirección municipal del INDER, institución que dirigió por un espacio de diez años y sigue en el alto mando de su equipo de béisbol de la patria chica. Ahí está y estará aportando en cada triunfo y sin saber cómo darle la espalda a ese deporte que tanto ama.