Mi respeto para los Tigres

El pitcheo fue el lado débil de Ciego de Ávila en la 62 Serie Nacional, por lo que urge, de aquí a la próxima lid, trabajar con intensidad en el área de los lanzadores, sobre todo para mejorar el control de los envíos

Ya dije que, sin importar el resultado que tendrían los Tigres ante los Leñadores en el play off de cuartos de final de la 62 Serie Nacional de Béisbol, merecían el respeto y la admiración de su afición. Y lo repito: con poco han hecho mucho.

Por estos días, cuando los aficionados me preguntan por la labor del equipo, no me canso de responder que tenían el peor pitcheo de los ocho que llegaron a esta fase del campeonato, por lo que sería demasiado exigente pedirle un buen resultado ante Las Tunas, el rival que más bateó en la campaña.

En verdad, cuando uno analiza los números del calendario regular no se encuentra una explicación lógica de cómo los tres veces campeones nacionales accedieron a esta fase de la justa, porque si bien el pitcheo se ubicó en el puesto 14, tampoco la ofensiva fue de las mejores (octavo lugar).

Más de un aficionado me ha criticado por “pasarle la mano” a la actuación del conjunto, pero tengo en mi línea ética profesional dos detalles esenciales: no ser prisionero de un momento circunstancial y no ganar adeptos con la nada noble tarea de “hacer leña del árbol caído”.

Usted puede ahora, como es mi caso, estar contrariado por el fracaso de Ciego de Ávila ante Las Tunas, pero lo que no debe es estar “buscándole la quinta pata a la mesa”. En este play off ganó el que mejor era antes de comenzar las hostilidades y el que mejor fue durante cuatro partidos.

Concuerdo con los que dicen que en los últimos tres juegos faltó el batazo oportuno, pero eso es parte del béisbol. Por algo se gana y por algo se pierde, por lo que ahora creo que los Tigres “murieron de muerte natural”.

Por demás, tuve la oportunidad de ver con qué seriedad tomaron los jugadores y el colectivo técnico la etapa de preparación. Un súper especialista puede decir que faltó este detalle técnico o no se hicieron bien las cosas en este otro, pero ni soy preparador físico ni entrenador de bateo o pitcheo. Eso se lo dejo a los “eruditos” en señalar solo errores después de un traspiés.

Pero lo que sí dije antes, y mantengo ahora, es que habrá que hacer un trabajo intenso de aquí a la 63 Serie en el área de pitcheo, sobre todo en lo que concierne al control de la mayoría de los tiradores que deben repetir el venidero año.

Muchos de los serpentineros avileños de posibilidades, en las últimas temporadas, por un motivo u otro, no estuvieron esta vez con el equipo, por eso es injusto pedirles un mejor desempeño a las jóvenes figuras con casi nula experiencia en estas lides.

No obstante, es vital que esos bisoños interioricen que el mayor de sus males en esta serie fue el control, que no debe verse solo en la cantidad de boletos, sino en los batazos que les dieron en conteos favorables al bateador.

Urge, después de unas semanas de descanso, concentrar al grupo de jóvenes tiradores, no para que amplíen el repertorio de lanzamientos o para que ganen más en velocidad, sino con la suprema intención de que puedan colocar sus envíos en el lugar exacto. Y eso no se logra de un día para otro.

Claro que no solo debe prestársele atención a los pitchers. Habrá, por ejemplo, que estructurar un mejor Campeonato Provincial y hasta mejorar las condiciones de vida de algunos de los peloteros de la plantilla, pero eso pudiera ser motivo de otra reflexión.

Ciego de Ávila volvió a estar en una postemporada del béisbol cubano. Mi respeto para los Tigres y para el colectivo de dirección que encabezó Yorelvis Charles. En el deporte, como en la vida, aun cuando se actúe bien, no siempre se gana.