JIT Hay preguntas que no deben formularse, porque es mejor imaginar las respuestas. Y eso fue lo que decidí no preguntarle a Dany Miranda cuando el recibimiento del pueblo avileño a sus Tigres.
Lo tuve frente a mi, le felicité por su labor al frente del equipo, pero resistí la tentación, no le pregunté: ¿Qué le dijiste a Ronaldo Castillo antes de su jonrón con las bases llenas?
Tal vez el mentor me hubiera respondido que solo le aconsejó que no se desesperara o que tuviera confianza en si mismo, que estos turnos en que ha fallado en el Latinoamericano no definen el buen bateador que es.
O quizás le dijo que se concentrara en la caja de bateo y que imaginara que consumía su turno ofensivo en el estadio 14 de Diciembre de su Florencia querido.
Estoy convencido que no le habló de detalles técnicos en el swing, ni que bateara sobre este o más cual lanzamiento.
Pudo darle muchos consejos. Él también como deportista tuvo que enfrentar situaciones como estas. Pudo decirle esto o lo otro, pero yo me quedo que valió más la mano en el hombro de su pupilo, las palmaditas de ánimo y la oportunidad de estimularlo a la “Hora Cero”.
Sencillamente, cuando un amigo, un padre o un jefe te pone la mano en el hombro y te deja entender que tu puedes, entonces es hora de que dispares el Grand Slam de tu vida.