Jorgito y la confianza en sus ippones

El mejor judoca en la historia deportiva de Ciego de Ávila no detiene su preparación ni renuncia a competir en los tatamis de la Olimpíada de Tokio

Lleva más de 15 años vinculado por entero al judo y sigue fiel al ippon seoi nage, la primera técnica que aprendió. Su nombre es Jorge Víctor Martínez Wilson, joven con estampa de fortachón, el rostro alegre, y sobre todo, mucha pasión por el deporte que le ha dado tantas satisfacciones.

Pero el atleta no está en su medio ideal. Hace más de un mes retornó de La Habana porque la Covid-19 empezaba sus estragos y la dirección del país tomó la decisión sabia y protectora de poner pausa a toda la actividad competitiva.

Mucho le ha cambiado la vida a Jorgito, como lo llama habitualmente su mamá, Regla de la Caridad, quien a la vez ha tenido que adaptarse a otras rutinas en el hogar, pues su muchacho necesita mantenerse en forma, y la casa, que no es un gimnasio, ahora sí lo parece.

La armonía familiar es la gran ganadora en estos días de confinamiento. La doña de la casa no tiene su habitual stress en la Terminal de Ómnibus Nacionales, donde ejerce en funciones comerciales, y “su niño”, que ya rebasa los 28 años, aprovecha la estancia para recordar momentos esenciales de su historial deportivo.

“Aunque siempre he vivido en Ciego de Ávila, nací en Camagüey el 21 de agosto de 1991. La familia de mi mamá era de allá, donde ella decidió parir.”

Jorge Víctor Martínez Wilson — ¿Y cómo el judo llegó a ti?

— Todo fue por embullo con mis amiguitos del Barrio Central, a los 11 años. Un día estábamos jugando, empinábamos papalote y empezamos a revolcarnos en un yerbazal. Ellos me enseñaron una técnica para el derribo, me gustó y al día siguiente los acompañé al gimnasio de la Calle B.

“Me acuerdo de que era sábado. El profesor Leodán Nieves había organizado un tope. Le dije que quería ser judoca. Como todos los niños estaban aprendiendo, me dijo: ‘Sube al colchón, pa’ que te fajes’. La verdad es que no era mucho el nivel y gané con la técnica que había aprendido, que sigue siendo una de mis preferidas.”

— De aquel niño al principal judoca cubano en los 81 kilogramos, ¿cuáles son las principales transformaciones?

— Ese es un tema muy amplio, que trataré de sintetizar. El judo me ha dado disciplina, concentración, fortaleza mental, me eleva mucho la autoestima, y enseña a usar primero la inteligencia que la fuerza.

— ¿Cómo es la rutina que llevan ustedes en los entrenamientos?

— Todo es extremadamente sacrificado, entrenamos en dos sesiones diarias, judo en las mañanas y preparación física en las tardes. Entre ambas actividades sumamos seis o siete horas, pero todo depende de la etapa en que nos encontremos. Si hay competencias, la preparación es más corta, pero con mayor intensidad.

— Al no ser el judo uno de los deportes más mediáticos en el ámbito nacional, no siempre se hace justicia en cuanto a los éxitos deportivos. De esos momentos, ¿cuáles recuerdas con mayor agrado?

— Debo empezar por la primera vez que gané el campeonato absoluto de mayores, que ocurrió en el año 2009, cuando peleaba en la división de 73 kilogramos. Con los años ya estoy en los 81 kilos, y considero que mis mejores desempeños en el ámbito internacional son la medalla de bronce en los Panamericanos de Lima-2019, y la presea de plata en la Copa del Mundo de Bélgica, en el 2013.

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“Sin embargo, existe un triunfo que guardo con mucho cariño. Se trata del oro por equipos en los Juegos Centroamericanos de Barranquilla, Colombia, cuando mi combate contra el venezolano Noel Peña decidía el primer puesto y lo gané por ippón.”

— El judo tiene tradición en Ciego de Ávila, aunque no vive su mejor momento. ¿Cuáles son tus consideraciones al respecto?

— Se debe trabajar con más profundidad en la captación de niños. Hoy falta masividad. Existen municipios sin entrenadores, como Majagua. En los casos de Chambas y Florencia no tienen colchones, mientras en otros territorios los profesores no poseen todavía la experiencia necesaria.

— Al verte en las redes sociales se nota que estás activo, a pesar de la permanencia en tu casa…

— Hago mucha preparación física y algunos elementos como técnicas en sombra, ejercicios con las ligas, barras, planchas, abdominales, trotes en el lugar y suiza.

— Es obvio que no quieres ceder un ápice…

— Claro. Al trasladarse los Juegos Olímpicos de Tokio para el próximo año, cuando pase la pandemia, quiero estar listo para optar por la clasificación. Estoy en muy buena forma y lo deseo, pero todo depende de lo que hagamos hoy para evitar la Covid-19. Ese es el primer ippón que debemos dar.