No digo que una reunión puede cambiar un problema dado de la economía o la sociedad, pero sí estoy convencido de que, si en ella se tratan los asuntos medulares, entonces nada extraño tiene que ayude a quitar obstáculos del camino hacia una meta.
Y los que amamos el fútbol tenemos el sueño de ver a Cuba en competencias importantes del área —y por qué no, del mundo— entre las protagonistas de las lides del actual siglo. Ya sé: algunos pensarán entre dientes que estoy soñando demasiado.
El pasado martes, del teatro de la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar Marina Samuel Noble salí con un renovado optimismo por el futuro del más universal de los deportes en la Isla, porque allí se trató sobre la estrategia para llevarlo al lugar que le corresponde.
Me permito una crítica a los que han tenido la responsabilidad de dirigir al movimiento deportivo desde 1959: al balompié no se le ha dado la importancia que merece, pues solo así se explica que, con tantos avances en otras disciplinas, continúe siendo la Cenicienta.
Es verdad que, en el siglo pasado, hubo algunos intentos de mejorarlo, pero nunca se hizo lo que por lógica era lo que necesitaba —y necesita—: incentivar, organizar y controlar para que no se deje de jugar durante el año, en todas las categorías.
• También le proponemos: Fútbol cubano: no es cuestión de técnicos extranjeros
Cada vez que me refiero al tema, en la mente de los pesimistas aparece la justificación de los recursos, como si para un torneo de base dos o tres balones sean tan difíciles de conseguir.
Porque es ilusorio creer que el país tendrá buenos equipos si solo apuesta por los que logren formar las escuelas deportivas. Otras disciplinas pueden darse el lujo de acudir al “laboratorio”, aunque no el fútbol, en el que las habilidades son, precisamente, con los miembros torpes del cuerpo humano, por lo que la práctica desde edades tempranas constituye una prioridad.
De otros temas se habló en la referida reunión, sin embargo, los tantos años ligado a mi deporte favorito, incitaron a obviarlos. Cuando en los 168 municipios cubanos se juegue todos los días del año, entonces más temprano que tarde dejaremos bien atrás el lugar 167 que ahora ocupamos en el ranking de la Federación Internacional de Fútbol Asociado.