El sorprendente pistolero de Morón

Uno de los principales exponentes del movimiento deportivo avileño persiste en los escenarios del más alto rango, ahora entre atletas con discapacidades. Optimismo, perseverancia y buena puntería conviven en Marino Heredia Rodríguez

Todavía se le nota cierta contrariedad con una publicación de mediados de los años ´80, que calificaba como “sorprendente” al equipo avileño en la modalidad de pistola libre luego de ganar el título de campeón nacional en el tiro deportivo cubano.

“No me pareció justo porque llevábamos varios años con medallas, una de bronce y tres de plata. El hecho de triunfar para mí no fue sorpresa, fíjate que obtuvimos el título por tres años consecutivos.”

Tras esa secuencia, en la cual estuvo acompañado por sus colegas Guillermo Septiem Hernández y Osvaldo Rivera Echevarría, Marino Heredia Rodríguez (Morón, 19 de junio de 1965) fue llamado, en 1997, a las filas de la selección nacional.

ArchivoPublicación de Invasor

Se coronaban así los esfuerzos de los años iniciales en el polígono moronense Ramón Paz Borroto, a donde llegó un día gracias a la curiosidad infantil.

“Tenía 10 años de edad y practicaba el fútbol, cuyo terreno está muy cerca del campo de tiro. El fuerte sonido me llamó la atención y fui a ver de qué se trataba. Por suerte me encontré al administrador del área, llamado Cándido Coupertier Triana, quien me facilitó el acceso a las pruebas para ingresar en este deporte, las hice y me aceptaron.”

A partir de ese momento comenzó el progreso del chico, con participaciones exitosas en juegos escolares, en los que representó a la provincia de Camagüey porque acontecieron antes de la división política administrativa de 1977.

Recuerda que su noveno grado sí aconteció en la EIDE Paquito Rosales, que por algunos años funcionó en el poblado de Patria. Como Ciego de Ávila ya era provincia, tuvo el honor de representarla en un campeonato nacional juvenil.

“Al terminar la secundaria me alejé por dos años del deporte debido a que escogí una beca para técnico de nivel medio en Veterinaria, estudios que terminé con éxito en el municipio granmense de Bartolomé Masó. Por supuesto, deseaba seguir en el tiro y así ocurrió cuando regresé a Morón gracias a la ayuda del entrenador José Antonio Díaz Leal.

“En esa etapa vencí en varios torneos nacionales organizados por la Sociedad de Educación Patriótico-Militar (SEPMI), siempre en la pistola libre, mi modalidad favorita. A la vez, me incorporaron al equipo de mayores de la provincia, con el que llegaron los resultados ya referidos.”

Su historia en el equipo nacional para atletas convencionales le depara alegrías no solo en Cuba. La primera aconteció en Argentina, cuando fue subtitular en pistola de aire a 10 metros, por equipos, en el Panamericano del Deporte, acontecido en 1997, mientras en el orden individual fue cuarto en pistola libre a 50 metros.

“Al año siguiente logré el oro, por equipos, en pistola de aire a 10 metros, durante los Juegos Centroamericanos de Maracaibo.”

En el siguiente ciclo olímpico todo le cambió. El 14 de julio de 2003, a dos semanas del inicio de los Juegos Centroamericanos de Santo Domingo, República Dominicana, un infarto cerebral lo puso al borde de la muerte.

Hoy confiesa que su memoria no está como él desearía, aunque sí recuerda de aquellas jornadas la decisión de aferrarse a la vida y el agradecimiento a los médicos que contribuyeron a su salvación.

Marino Heredia Rodriguéz, atleta de tiro deportivo, uno de los principales representantes del movimiento deportivo en #CiegodeAvila.

Posted by Rigoberto Triana Martínez on Tuesday, October 27, 2020

“A pesar de las secuelas y con el apoyo permanente de mi familia empecé a recuperarme y enseguida pensé en el regreso al deporte como mismo lo hacen muchas personas que sufren alguna discapacidad.

“El retorno llegó en el 2006 y no fue con la pistola en mi mano, sino con una raqueta de tenis de mesa. Fui subcampeón nacional en el torneo organizado por la Asociación Cubana de Limitados Físico-Motores (ACLIFIM).”
Claro, su alma de pistolero le decía que debía continuar. Investigó en Internet y pronto se convirtió en promotor del tiro paralímpico en Cuba.

En el año 2007 organizamos en Ciego de Ávila el primer evento de la ACLIFIM, competencias que se mantuvieron hasta el pasado año y en las que siempre he ganado. Como resultado de esas prácticas Cuba inició sus participaciones internacionales.”

Su momento cumbre en esta nueva etapa aconteció en Alicante, España, en el año 2009.

“Fuimos a la Copa del Mundo, donde gané la medalla de plata en la pistola libre a 50 metros, más el séptimo lugar en la neumática. En el 2011 también participamos, la actuación no fue buena, pero obtuve la clasificación a la Paralimpiada de Londres 2012, en la cual terminé en el lugar 17 en pistola de aire a 10 metros.”

Hoy disfruta la suerte de su deporte, donde la actividad competitiva suele mantenerse a pesar de los años del atleta. De hecho, en el presente ciclo olímpico, prolongado por la pandemia, sumó una presea de plata (pistola libre) en los Parapanamericanos de Lima, Perú, mérito que le aseguró la condición de mejor atleta de la provincia en 2019 entre las personas con discapacidad.

“Este año pensábamos asistir a la Copa Mundial de Dubai, Emiratos Árabes Unidos, que confiere la clasificación a los Paralímpicos de Tokio, pero todo se suspendió por la pandemia. No obstante, debemos tener oportunidad de buscar el boleto en marzo de 2021 durante una competencia en Lima. También es posible que asistamos a la mencionada copa, en caso de que se organice.

“Mientras esperamos, no he dejado de entrenar la parte física en Morón, bajo la orientación de mi profesor Vicente de la Cruz Cuéllar. Todos los días camino durante una hora y hago ejercicios con pesas para mantener la fuerza de mi brazo derecho, con el que hago los disparos.”

Marino vive orgulloso de permanecer por más de 20 años en la preselección nacional.

“El pasado año competí en el campeonato de primera categoría (deporte convencional) y finalicé en segundo lugar. Perdí por una décima con el guantanamero Jorge Grau Montelier. Es mi amigo y la principal figura de Cuba en la pistola libre, pero a pesar de su juventud y talento me gusta presionarlo.

“Y si hablamos de retos, al brasileño que me ganó en Lima le advertí que en Tokio lo iba a vencer. Con él perdí solo por dos décimas y eso me duele más que si me vencen por diferencia de 10 puntos.”

De los contratiempos que sufre su deporte también hay mucho para hablar con el pistolero moronense.

Por el bloqueo resulta casi imposible la entrada de balas al país. Entrenamos con perles y tiros en seco, además, cuando asistimos a competencias internacionales compramos las balas, nos preparamos un día y luego competimos.”

Con 55 años de edad, Marino no olvida el calificativo de sorprendente que un día le pareció injusto, aunque le viene como anillo al dedo por los méritos que continúa sumando en su carrera deportiva.

¿Deseos? Junto a la posibilidad de nuevas preseas añora el rescate de los campos de tiro de la provincia y el incremento de las captaciones en las escuelas para encontrar el relevo. También vale la inserción en las competencias virtuales.

Todavía no piensa en el retiro, palabra que no cabe entre sus colegas mientras mantienen serenidad en el pulso, buena vista para batir el blanco y deseos de presionar el gatillo.