El número grande de Wilfredo Yera

Campeón juvenil y absoluto de Cuba, integrante de la selección nacional de levantamiento de pesas y Figura Relevante del deporte cubano, alza ahora la palanqueta con los buenos y malos recuerdos de su trayectoria.

 wilfredo yera peezPastor Batista Ha sido uno de esos hombres que no abundan en el planeta, capaces de levantar, como si fueran grúas humanas, toneladas y toneladas en solo una jornada de duro entrenamiento.

Pero en un lugar del cual casi nadie se acuerda —nombrado Hungría quién sabe por qué—, era casi imposible imaginar que un niño del batey, Wilfredo Yera Pérez, sería un día campeón y ostentaría la condición de Figura Relevante del deporte cubano.

Nació el 7 de marzo de 1971 en el cercano Pedro Ballester (Velasco), el segundo poblado en importancia del municipio de Primero de Enero y su lugar de residencia a partir de los siete años.

“Al principio fue el embullo, uno quiere ponerse ‘fuertecito’, luego se te va metiendo en la sangre... Era alumno de la escuela Primaria César Escalante cuando me seleccionaron los entrenadores de la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE) Paquito Rosales. El siguiente curso (1982-1983) empecé a ‘fajarme’ con los hierros, como estudiante-atleta de la categoría 11-12 años”, confiesa quien, afable y buen conversador, rememora instantes y cifras de su trayectoria, casi 14 años en los que hubo “de todo”.

“Aquella EIDE, sin las facilidades de la que ahora funciona en la capital provincial, radicaba en el poblado de Patria. Para suerte de quienes aspiraban a destacarse en el levantamiento de pesas, por allí transitaron entrenadores como José Manuel Villamarín y Jorge Luis Pajón (ya fallecido), quienes tenían la ventaja de haber competido en la Primera Categoría, y Pedro Oscar Cadierno Matos, mi guía en estos primeros años de formación."

Los pesistas de Ciego de Ávila han tenido destacadas actuaciones en Juegos Deportivos Panamericanos.

— ¿Qué imprevistos, incluidas las lesiones, afectaron tu carrera?

— Más de uno. Con resultados en ascenso en la categoría 13-14 años, una fractura del radio en el brazo derecho me impidió competir en los Juegos Escolares Nacionales de Alto Rendimiento (JENAR) en julio de 1985. En noviembre de ese año, el ciclón Kate destruyó las instalaciones de la EIDE, lo que afectó a todo el equipo avileño. Y en 1989 la espina bífida (defecto de nacimiento que impide el desarrollo adecuado de la médula espinal) empezó a darme guerra, pero yo seguía guapeando, al punto de que en septiembre me gané un lugar en la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético (ESPA), y al cabo de 12 meses entrenaba en el Cerro Pelado como miembro de la selección cubana.

— ¿Empieza entonces tu mejor etapa?

— Desde ese año y hasta 1992. Recuerdo mi estreno internacional en el ´90 con un segundo lugar en la Copa KaliKristall, con sede en la República Democrática Alemana, y el hecho de representar a Cuba en el Campeonato Mundial Juvenil, después de ganar el título nacional de esa categoría en el ejercicio de arranque en la división de 75 kilogramos (kg).

 wilfredo Cortesía del entrevistadoUna publicación especializada publicó el fallido envión que pudo reportarle medallas en el Mundial Juvenil— ¿Y qué pasó en el Mundial?

— Por un pelo se me fue el bronce, al fallar 177.5 kilogramos en la prueba de envión, pero en general, tuve una actuación acorde con mis posibilidades: terminé cuarto en arranque, quinto en el movimiento de envión y en la suma de ambos. Contribuí a que, en Sarajevo, Yugoslavia, el equipo ratificara el tercer lugar ganado un año antes. Pensé que en la edición venidera podría obtener medallas, sin embargo, nuestro país no pudo asistir.

— ¿Cómo evalúas la temporada siguiente?

— La mejor de todas. Ya en diciembre había arrasado en el Campeonato Nacional, primera categoría; y lo mismo hice en la justa juvenil del ´91, aunque en el nacional de mayores estuve mal y solo obtuve tres de bronce. Disfruté más los tres títulos en la Copa Azteca de Oro, efectuada en México.

— ¿Qué te faltó para competir en unos Juegos Olímpicos?

— En 1992 pasé a la división de 82.5 kg porque me daba mucho trabajo mantener el peso corporal permitido a un 75 kg. Durante los últimos días de mayo, varios integrantes del equipo nacional viajamos a Peoria, una ciudad del estado de Illinois, Estados Unidos.

“No íbamos a una justa internacional corriente, en la que se discuten los primeros puestos por categorías. Simplemente era un preolímpico en el que tenías que cumplir con las marcas mínimas para ganar el boleto a la cita que unos meses después se efectuaría en Barcelona. Y si fallabas ya no tenías derecho, aunque hubieras levantado esas cifras y hasta más en otros eventos. Cumplí ese requisito.

 medallaPastorReverso de la medalla recibida en Peoria“Sin embargo, arrastraba una lesión desde inicios de año. Haciendo cuclillas se me viró un pie, debí tirar la pesa, pero me levanté con ella. La rodilla que me venía fallando se resintió con el esfuerzo. Fue la causa que impidió la necesaria progresión de mis marcas para estar en la Olimpíada donde dos compatriotas, Lino Elías y José Heredia, ocuparon los puestos seis y ocho, respectivamente, y para ser justo, mediante biatlones a los que yo no había llegado en ese momento.”

— ¿Cómo explicas que, sobre todo a partir de los años ´80 del pasado siglo, los violeteños comenzaron a sobresalir en la halterofilia nacional?

— Fue decisiva la captación de prospectos en zonas rurales y semiurbanas, eso siempre ha funcionado porque los niños del campo suelen mostrar un físico más favorable para los deportes de fuerza.

“Y te digo más. Hubo una etapa en la que este era de los municipios que más aportaba a equipos del país en las distintas categorías. De Velasco y Violeta coincidimos en la preselección nacional Esmérido López, Eric Williams, Bismark Gómez…”

— Y ahora, ¿sucede igual?

— La situación no es la misma, los recursos materiales fueron disminuyendo de año en año, aunque el método de buscar talentos en el campo se mantiene. De hecho, nuestros niños y adolescentes con perspectivas se preparan con el correspondiente asesoramiento técnico en un área rural del Combinado Deportivo No. 2 Pedro Ballester.

— Aún eras muy joven cuando decides retirarte…

— Pude durar más, si la espina bífida no hubiera existido. A partir de 1994 entrené y competí con intermitencias, hasta que un día del año ´96 me dije que regresaba definitivamente a Velasco.

— ¿Cuánto levantaste en tus tiempos de atleta activo?

— No lo sé exactamente. En una sesión de entrenamiento sencillo sostenía cargas medias en arranque, envión, cuclillas y halón que, sin contar lo que alzaba en el calentamiento previo, ascendían a 14,5 toneladas. Esa cantidad la repetía durante seis días consecutivos; suma y verás que en la semana levantaba unas 87 toneladas en las mañanas, además de lo que hacía durante otras tres rondas luego del mediodía.

wilfredo yeraNoel Martín Cazola (Invasor)Posa ante la cámara de Noel Martín Cazola, después de ganar las tres de oro en el Nacional de 1990— ¿Y me revelas el dato de las otras “toneladas”, las que exigía el esfuerzo mental, psicológico, para mantenerte en el gimnasio a pesar de los obstáculos?

— Ese sí que está difícil y se lo debo periodista, pero le aseguro que fue un número grande.

Ficha del atleta

Nombre y apellidos: Wilfredo Yera Pérez.                 Lugar y fecha de nacimiento: Pedro Ballester, municipio de Primero de Enero, 7 de marzo de 1971.
Deporte: Levantamiento de Pesas.
Divisiones: 75 y 82.5 kilogramos.
Estatura: 1.68 metro.
Entrenadores: Pedro Oscar Cadierno Matos, en Ciego de Ávila, y Javier Pérez La Rosa en el equipo nacional.

Principales resultados

• 1989: Medallista de bronce en el Campeonato Nacional Juvenil y en el Nacional, primera categoría. Incluido en la decena de juveniles más destacados del deporte avileño.

• 1990: Campeón nacional juvenil en la modalidad de arranque. Segundo lugar en la Copa KaliKristall, República Democrática Alemana. Cuarto lugar en arranque y quinto en envión y total en el Campeonato Mundial Juvenil efectuado en Sarajevo, Yugoslavia. Campeón nacional absoluto en la división de 75 kg. Mejor atleta masculino individual de la categoría Juvenil en la provincia.

• 1991: Tricampeón nacional juvenil y en la Copa Azteca de Oro, México. Tercer lugar en el campeonato Nacional, primera categoría. Incluido en la decena de juveniles más destacados del deporte avileño.

• 1992: Tres medallas de plata en el Campeonato Nacional, primera categoría. Registra las marcas exigidas en el Torneo Preolímpico efectuado en Peoria, Illinois, Estados Unidos. Seleccionado como uno de los 10 mejores atletas del año en Ciego de Ávila.

• 1993: Medalla de bronce en el ejercicio de arranque en el Campeonato Nacional, primera categoría.