El día grande

Peloteros locales ascendieron a los peldaños cimeros de la gloria en similar fecha de diferentes años. Celebrar el Día del béisbol avileño afincaría tales hechos en la memoria e incentivaría las ansias de nuevos triunfos

Los calificativos pueden cambiar, “el más importante”, “imborrable”, “dramático”, pero me queda claro que, para Cuba, ningún juego de pelota fue como el de aquel día. El martes, 26 de agosto de 1969, los de la mayor de las Antillas sumaban nueve victorias al hilo y llegaban invictos a la gran final del XVII Campeonato Mundial de Béisbol Aficionado…

El terreno semeja un lodazal. Hasta le riegan gasolina para ponerlo a punto. La escuadra estadounidense tiene los boletos de regreso por avión, unas horas después. Si no está listo a tiempo el estadio de Quisqueya, los norteños se irán a casa y Cuba ganará el campeonato por forfeit, pero una llamada de Fidel desde La Habana pone en claro que la orden es vencer de otra manera: con los guantes, los spikes, y mucho más.

Al fin comienza el partido, las gradas están repletas. Un sentimiento se expande dentro y fuera de la instalación. Los carteles y los gritos dicen lo mismo: Yankees go home. La idea ha ganado fuerza desde que en abril de 1965 se iniciara la ocupación militar estadounidense de República Dominicana.

Los jugadores norteños no tienen la culpa, pero el imaginario popular los relaciona con la bota invasora. Si Cuba triunfa, lo harán por igual los anfitriones. Una vez más, el hecho deportivo reviste connotaciones que lo vinculan con el acontecer social y político.

Hasta la altura del octavo el pitcheo del zurdo Larry Osborne dicta las líneas definitorias del choque, al que también ha llegado imbatible el conjunto norteamericano. Desde el cuarto capítulo van delante por la mínima diferencia los del septentrión. Lázaro Pérez arriba a primera con hit, Rodolfo Puente lo adelanta hasta la intermedia mediante sacrificio. Entonces, el mentor Servio Tulio Borges pone a correr a Tony González en segunda, y deja perplejo a la mayoría cuando le permite batear a su principal lanzador.

A los 21 años ha decidido en contra de la lógica. Pero Gaspar El Curro Pérez confirma sus razones enviando “caña cubana al jardín central” con la que Tony firma la carrera del empate a uno, luego El Curro anota la de la ventaja tras cohete impulsor de Rigoberto Rosique. El mar de público agita pañuelos blancos.

“El Quisqueya se viene abajo”, describe emocionado Bobby Salamanca. El sublime instante lo saborean en Cuba, entre gritos, palabrotas y saltos, más que aficionados, patriotas en estado de gracia, atentos a la transmisión radial del dios de la narración deportiva.

Cuando Larry Bubla se poncha, una “bala” sale despedida desde la primera base. Junto a los suyos, poco después de la medianoche, el flemático Felipe Sarduy parece traicionar su condición cuando celebra el out 27 y el título mundial en el centro del diamante; lo mismo hace el diestro Lázaro Santana, quien un día antes había mantenido sobre el montículo el invicto de Cuba, con faena completa ante los de Antillas Holandesas. Sin sospecharlo, están festejando, además, un hecho inédito ocurrido en fecha similar de 1939.

En República Dominicana Sarduy defendió la primera base en nueve de los 10 partidos que encaró su equipo. No cometió errores en 94 lances. Madero en mano, alcanzó un rendimiento de excelencia al rebasar los 400 de promedio ofensivo (421) e impulsar 11 carreras. Con tales guarismos, el oriundo del batey del central Stewart (luego Venezuela) conquistó a los 25 años un puesto en el Equipo Todos Estrellas.

Santana debutó en mundiales con dos victorias, la primera frente a Colombia y la mencionada a costa de Antillas Holandesas. Siempre como abridor, consiguió un promedio de 2,48 carreras limpias (PCL), luego de 14 entradas y dos tercios de labor. Como entonces no se utilizaba el bateador designado, sumó par de hits y average de 333 en seis comparecencias oficiales al cajón de bateo.

En diciembre de esa temporada cumpliría 23 años de nacido en otro batey cañero-azucarero, el llamado Barrio jamaiquino, contiguo al central Baraguá (ahora Ecuador), aunque en suelo dominicano dio la impresión de contar con menos en los juegos en que hizo de cargabates, misión en la que alternó con el suplente Agustín Marquetti.

lazaro santanaArchivo de Antonio García PortalSecuencia de un lanzamiento de Santana en el mundial de Quisqueya

TREINTA AÑOS ATRÁS

El aún joven Gran Estadio Cervecería Tropical viste sus mejores galas. El calendario marca la jornada del 26 de agosto de 1939. Ha llegado el instante supremo, el momento del partido final del segundo Campeonato Mundial de Béisbol Aficionado. Días antes, Cuba se ha estrenado como campeón, sin embargo, León Rojas y sus pupilos quieren despedirse de la afición sin morder el polvo de la derrota.

En el cierre del primer episodio, la defensa criolla sale al terreno. La afición vitorea. En la primera almohadilla Bernardo Cuervo golpea su guante, como para asegurarse de su hermetismo; en la intermedia, El Gallego Estévez le dice algo ininteligible para el gran público mientras le devuelve la esférica.

Ambos mantienen vínculos muy sólidos con la llamada Región de la Trocha. Al Gallego también suelen identificarlo como Ernesto Ciego de Ávila Estévez. Los seguidores del terruño no olvidan los tiempos en que arrancaba aplausos en el Carpintería Park, y más, cuando defendía los colores del central Algodones junto a otros preferidos de la afición local como Sungo Carreras, Gilberto Chino Valdivia y Agapito Mayor. En la capital defiende los colores del club Cubaneleco, de la Liga Nacional Amateur, en tanto en el propio circuito, Cuervo viste la chamarreta del Regla; aunque es oriundo del central Chaparra, lo siguen y admiran como a pocos en Morón, donde fijaría residencia antes de irse a la capital.

Al bate, los del conjunto de Estados Unidos quieren anotarse al menos una sonrisa en el sexto y último tope del elenco. Llegaron a La Habana con apenas14 peloteros, escogidos entre 118 preseleccionados, sin que “a la hora del cuajo” la puerta ancha se les abriera en los compromisos ante los anfitriones y los subcampeones nicaragüenses. El intento postrero les resulta igualmente infructuoso: caen 7x12.

Estévez concluyó segundo entre los bateadores con promedio de 389, y compartió con el nicaragüense Stanley Cayasso el liderazgo de dobles conectados (2). Cuervo encabezó el departamento de carreras impulsadas, con seis, y el de triples (2), junto a su compañero de equipo Wenceslao González.

Ambos archivaron una pifia en la defensa del campo, Cuervo en 67 lances como inicialista, y El Gallego, en 23 como guardián del segundo saco. Volverían por separado a las series mundiales. Cuervo en 1941, Estévez en 1943.

Las series mundiales del béisbol aficionado ya son parte de la historia. Más de una vez se les cambió la identificación. El evento desapareció del calendario internacional en 2011. Los términos amateur y aficionado viven, quizás, el peor de los momentos, sin embargo, los títulos más cotizados en la arena internacional tendrán por siempre el hálito que acompaña a las hazañas y sus autores.

Para las nuevas generaciones de Ciego de Ávila, cada 26 de agosto no puede ser un día más, debiera, incluso, proclamarse como el Día del béisbol avileño; la jornada en que Estévez, Cuervo, Sarduy y Santana renueven el ansia de nuevos triunfos, la insaciable sed de victoria de los verdaderos campeones.

Avileños en Mundiales de Béisbol

Edición

Año

Sede

Atletas

Lugar

II

1939

 La Habana

 Ernesto Estévez Palomera

 Bernardo Cuervo Santiuste

 1

IV

1941

 La Habana

 Bernardo Cuervo Santiuste

 2

VI

1943

 La Habana

 Ernesto Estévez Palomera

 1

XII

1951

 México

 Enrique Tamayo Alberdi

 3

XVII

1969

 Santo Domingo

 Lázaro Santana Herrera

 Felipe Sarduy Carrillo

 1

XVIII

1970

 Colombia

 Vicente Díaz Martínez

 Felipe Sarduy Carrillo

 1

XIX

1971

 Cuba

 Vicente Díaz Martínez

 1

XXIV

1976

 Colombia

 Omar Carrero Moreno

 1

XXV

1978

 Italia

 Lázaro Santana Herrera

 Omar Carrero Moreno

 1

XXIX

1986

 Holanda

 Omar Carrero Moreno

 1

XXX

1988

 Italia

 Alejo O’Reilly Morejón

 1

XXXIII

1998

 Italia

 Walberto Quesada Pedroso

 1

XXXV

2003

 La Habana

 Yorelvis Charles Martínez

 Roger Machado Morales

 1

XXXVI

2005

 Holanda

 Roger Machado Morales

 1

XXXVIII

2009

 Europa

 Maikel Folch Vera

 Vladimir García Escalante

 2

XXXIX

2011

 Panamá

 Rusney Castillo Peraza

 2

Fuente: Archivo del autor