Todas las fuerzas del rival vienen en dirección del flanco débil. Él defiende cuánto puede para que esos ataques enemigos no decidan por completo el combate. Resiste. Se protege con un enroque largo. Replantea estrategias y se lanza con sus caballos a la contraofensiva.
64 escaques son el campo de batalla. El ajedrez es guerra. Por salvar el rey, o proporcionarle jaque mate al contrario, pueden estar dispuestas al sacrificio todas las demás piezas, cuales soldados capaces de entregar sus almas por la victoria de un ideal.
Esa es la paradoja del ajedrez. La belleza del juego radica fundamentalmente en tal sutileza. ¿Cómo un deporte en extremo violento es en apariencia tan pasivo?
En la apertura apenas se toman riesgos
Luego, cada decisión puede ser determinante en el resultado
Un nuevo peón "ha caído en combate
El estratega analiza todas las posibilidades entre las 64 casillas
Aumenta la tensión antes del final
Las fuerzas están diezmadas en el desenlace
Es el momento de que salgan a relucir los dotes de estrategas
En el ajedrez también se firma el armisticio
Si los conflictos solo tuvieran lugar dentro de un tablero de ajedrez?