Búfalos clasifican a la LSB y los nuevos responden

En los deportes colectivos las victorias o las derrotas no son el resultado de un individuo. En el pase a la LSB de Los Búfalos los novatos también aportaron

Al final, Los Búfalos de Ciego de Ávila ganaron el partido “bueno”, 83 x71, contra Los Guerreros de Sancti Spíritus y obtuvieron el segundo cupo que otorgaba el Torneo Nacional de Ascenso (TNA) de la zona central, disputado en la sala polivalente Giraldo Córdova Cardín, a la venidera Liga Superior de Baloncesto (LSB).

Como si las canastas de larga distancia, los donqueos, la lucha por el rebote y toda la espectacularidad del básquet no bastaran, los resultados fueron dándose de forma tal que en la última fecha avileños y espirituanos llegaron con tres victorias e igual número de derrotas.

Yosbany Hernández (27 puntos) y Yaser Rodríguez (22) asumieron el rol que les correspondía en el juego crucial y lograron así secundar a Villa Clara, que en esa fecha perdió ante Camagüey en un partido sin relevancia alguna, porque el primero no iba a perder la cima al haberle ganado dos veces a Ciego de Ávila, ni Camagüey saldría del fondo de la tabla de posiciones con su primer triunfo.

Final feliz para Los Búfalos avileños en TNA

No va de triunfalista ni mucho menos. Yoan Luis Haití, el director de los 10 veces campeones nacionales, tiene las zapatillas bien pegadas al tabloncillo: “Estoy satisfecho con el resultado: se quería lograr la clasificación y se logró; pero no estoy conforme porque hay que limar muchos errores, principalmente en las rotaciones defensivas y en el juego interior”. A la ofensiva, el aferrarse a tiros de larga distancia significó una problemática en varios momentos del torneo.

Si esas deficiencias se tradujeron solo en derrotas ante Villa Clara fue en gran parte por Yaser Rodríguez. Ha confesado a este medio de prensa que un “organizador es el director dentro de la cancha”. Él, aunque ahora no ocupe esencialmente esa posición como en años anteriores, mantiene intacto el liderazgo: desde su visión anticipadora, su imponente promedio de 28 puntos y los 30 minutos por partido, más las instrucciones que da durante el tiempo que está en la banca.

Su partner in crime, el base Yosbany Hernández, además de controlar los ritmos del quinteto, ha entendido que de él depende, en buena medida, el resultado y, entonces, se ha convertido, cuando la tensión del juego aumenta, en quien decide tomar el balón y los riesgos de fallar los tiros también.

 • Bailar al ritmo de dribles

“El equipo es bastante joven, somos pocos los jugadores de experiencia, y tenemos que basarnos en jugar en colectivo, rápido”, fue directo Hernández en sus declaraciones, aunque dejó entrever que Los Búfalos están en un proceso de renovación de plantilla.

Haití es un tanto cauteloso al momento de referirse a las aspiraciones de la nueva manada que lidera: “En el último juego debieron demostrar un poquito más; pero, bueno, se ha visto durante el TNA que se puede contar con ellos en momentos determinados”.

De esa nueva hornada, Haití le dio un voto mayor de confianza al alero Ángel Abril, de 22 años, quien en los más de 20 minutos que tuvo por encuentro alcanzó a demostrar destreza en la mayoría de los indicadores de juego y una notable capacidad de asociación con sus coequiperos.

Eso sin todavía despuntar como la nueva estrella de Ciego de Ávila, si bien fija sus pretensiones en no dejar caer el inmenso historial de Los Búfalos y en subir a la preselección nacional de Cuba, par de tamaños retos.

 baloncestoOídos atentos a la voz de la experiencia, sobre todo los más jóvenes

Promesa esperanzadora para el futuro pudiera ser el organizador Dannel Madrigal, quien desde la categoría juvenil ya empieza a enseñar que lo que le falta de estatura le sobra en explosividad y habilidad, tanto en la conducción del balón como en encontrar el mejor hombre posicionado para el disparo.

A su corta edad, 17 años, los nervios le pasan una mala jugada. En pocas palabras, al expresar que “pesa mucho jugar con la camiseta de un equipo 10 veces campeón nacional”. Sin embargo, su soltura dentro del juego de seguro, más pronto que tarde, se hará notar por encima de la timidez sobre el tabloncillo.

Yoan Luis Haití, cuando expresa que “para la LSB veremos qué posibilidades tendremos de reforzarnos con dos jugadores altos y dominantes”, pone en la picota a Nayram Vázquez, quien usa el mismo número 12 de su guía y juega también de pívot.

“Son Haití y Vanier Reyes ―auxiliar del cuerpo técnico― dos referentes importantes y es una suerte tenerlos aquí enseñándome a ser como ellos”, cuenta con cierta inocencia, similar a la que juega.

No es menos cierto que, recién salido de los juveniles, con 18 años, es muy rápido para juzgársele severamente, máxime cuando entre los pívots que enfrentó estuvo el villaclareño Yoel Cubilla, del equipo Cuba y con recorrido en ligas extranjeras.

Por el momento, quedará prepararse fuerte de cara a la LSB 2024 y, sin exigírseles dominar la lid, cual si fueran aquellos Búfalos aplastantes, al menos sí intentar, por todos los medios, continuar en la élite del deporte ráfaga en Cuba.