Béisbol y realidades

No recuerdo épocas en Cuba, en que el tema del béisbol no esté entre los primeros en las preferencias de las grandes polémicas de la sociedad. No importa que este deporte esté viviendo buenos o malos momentos. Discrepar, opinar o coincidir serán siempre razones para no desperdiciar la oportunidad de “meter nuestra cuchareta”.

Por eso no puedo resistirme al tópico que abordó, el pasado lunes, en el programa televisivo Al Duro y Sin Guante, el periodista Reinaldo Taladrid, quien se refirió a temas medulares de nuestro pasatiempo nacional.

No alcanzaría el espacio de esta página para tratar todos las vertientes que allí se abordaron, pero quiero detenerme en dos aristas que considero vitales en el afán de que la pelota cubana no se quede dormida, o complaciente, ante los problemas reales que, por estos tiempos, enfrenta.

Una de las realidades que trató Taladrid fue identificar el por qué de los males actuales de nuestro béisbol: “…la crisis del béisbol cubano tocó fondo y cuando en la vida algo toca fondo nunca será peor. De las crisis surgen cosas nuevas. Lo que surja de la Liga cubana será algo diferente y nuevo.

"No se puede seguir estableciendo comparaciones con la selectiva de los años ‘80, aquello fue el fruto de una realidad socioeconómica totalmente diferente, que hoy no existe y, por tanto, lo que nazca tendrá que ser distinto. En mi opinión, el problema fundamental del béisbol, hoy, en Cuba, aunque no el único, es la economía.”

Interiorizar tal razonamiento ayudaría a comprender que, para salir del estancamiento, no es recomendable tratar de hacer lo que antes se hizo. Mucho daño provocan los que quieren repetir, una y otra vez, las antiguas recetas, sin mirar las realidades que ahora nos circundan.

El periodista de la televisión cubana advierte que no ve pueda frenarse la continua fuga de talentos, porque, ahora, incluso, ya viajan con sus padres a los campos de entrenamientos de otros países.

He aquí lo que muchos no acaban de entender: la situación que ahora se da en los campeonatos cubanos, es bien parecida a la que se vive en otros países, también de grandes tradiciones beisboleras, como República Dominicana, México y Venezuela.

Ninguno de esos países han renunciado a sus lides nacionales. Es verdad que en ellas no juegan los mejores exponentes, pero no dejan de originar la pasión de los aficionados.

Y les traigo un ejemplo que explica más el asunto: la hinchada futbolística de Brasil no llora porque sus mejores exponentes jueguen en ligas europeas, pero a su favor tienen que, luego, pueden seguir las actuaciones individuales de sus figuras en cuanto torneo intervengan.

Es por eso que, desde mi percepción, la siguiente frase de Taladrid la considero medular para despojarnos de falsos conceptos que, no solo al béisbol, sino a otras facetas de la sociedad, también, les son dañinas, al referirse a la salida de esos peloteros hacia otros lares: …”yo lo veo como emigración económica no emigración antipatriótica, mientras no hagan nada contra la patria son emigrados económicos, parafraseando a Leal, mientras no levanten el sable contra la Patria…,no son antipatriotas ni anticubanos”.

En resumen, ya es hora de que nuestras series nacionales se organicen tomando en cuenta lo que ahora tenemos, y no lo que tuvimos o lo que vamos a tener, como también es momento de que los peloteros cubanos, que se desempeñan en las Grandes Ligas, puedan ser seguidos, de manera cotidiana. Ellos también son exponentes de nuestras glorias.