Béisbol Sub-23 y el trabajo por hacer

Obviemos la realidad de que pudo ser mejor la ubicación del equipo Ciego de Ávila en el VII Campeonato Nacional de Béisbol para menores de 23 años. No caigamos en las tan dañinas posturas de justificar los resultados “porque no se ganó este o más cual partido”. Se concluyó tercero de la llave C y a partir de ahí deben partir las valoraciones.

Último apunte de la labor avileña

Ya escribí, antes de iniciar la lid, que un calendario de solo 15 juegos para cada conjunto poco podría ayudar al desarrollo de las habilidades de los atletas, pero ahora agrego que, desde el punto de vista colectivo, es poco menos que imposible proponerse metas, pues uno o dos traspiés pueden llevar del primero al último lugar.

Pero hay dos detalles que debieran centrar la atención de los técnicos de la provincia: la actuación del pitcheo con su fabuloso Promedio de Carreras Limpias de 1,27 y la paupérrima ofensiva, que solo alcanzó 205 de average colectivo.

No obstante, debe reconocerse que ambos parámetros fueron reflejo del minitorneo que se enfrentó, pues la mayoría de los cuerpos de serpentineros trabajaron para menos de tres carreras limpias y, en cuanto al bateo, solo cuatro conjuntos promediaron por encima de 250. Es decir, los defectos y virtudes de los avileños se repitieron en la mayoría de los equipos.

Eso sí: el trabajo del colectivo de entrenadores del pitcheo, que encabezó Walberto Quesada, merece los elogios, y si me ponen a escoger el mejor ejemplo de esa labor no dudaría en señalar el control que mostraron los tiradores al promediar 2,62 boletos por cada juego de siete entradas.

Kevin Soto, Leonardo Reyes, Osvaldo Cárdenas y Yadier Batista, entre otros jóvenes serpentineros, merecen que, desde ahora y hasta septiembre del próximo año, se les dedique tiempo en jornadas de entrenamientos especializadas (lo ideal serían más juegos). Es mucho el tiempo que habrá de inactividad beisbolera y todo lo que se haga será poco para que estos muchachos no pierdan el ansia de superación.

En el aspecto de los jugadores de campo este equipo dejó ver a dos posibles jardineros regulares en los Tigres de venideras temporadas: Dairon Montalvo y Reinier Gómez.

Y algo habrá que hacer para suplir la ausencia de competiciones durante más de 12 meses. Si bien los recursos materiales no dan para soñar con un largo campeonato provincial, habrá que buscar fórmulas que proporcionen a estos jugadores centenares de comparecencias en la caja de bateo. Escribí centenares, no es un error. Soy un convencido de que un buen bateador no se hace solamente con largas y prolongadas jornadas de entrenamientos.

Si esta fugaz lid sirvió para que los técnicos vieran las lagunas de nuestra pelota provincial, entonces habrá un gran objetivo cumplido, más que tal o más cual lugar en la competencia. Queda mucho trabajo por hacer.