Béisbol en Ciego de Ávila: Dachel Duquesne y la puntería

Cuando en el inicio del diálogo le pregunté a Dachel Duquesne Cantero a qué lanzadores, en su época de alumno de la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar Marina Samuel Noble, había soñado parecerse, no dudó en mencionarme a los pinareños José Ariel Contreras y Pedro Luis Lazo.

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—Pero ellos eran tiradores bien rápidos, que no es precisamente tu característica principal.

—Recuerda que en mis primeros años en las filas juveniles, como luego en la primera categoría, mi velocidad sobrepasaba las 90 millas. Pero mi admiración viene por lo seguro que se mostraban en el box; ellos dos siempre parecían que iban a sacar el out importante.

La posterior carrera deportiva de este chambero demostró cuánta importancia le presta a confiar en su arsenal, al extremo que ahora mismo aparece entre los mejores serpentineros de esta provincia en el actual siglo.

—¿Y cuándo te percataste de que habías dejado de ser un pitcher veloz?

—Fue después de convencerme que “tirar piedras” no era lo mío y que los outs también se lograban con inteligencia. Comencé entonces a crear mi repertorio (slider, cambio, curva y tenedor). Sin darme cuenta, dejé de tirar 90 millas, pero me sentí mucho mejor. Si ahora me preguntaran si quiero volver a tener aquella velocidad, respondería que siempre, incluso cuando domine también esos lanzamientos que te dije.

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—¿Cuál es el secreto para mostrar el control que los especialistas elogian en ti?

—Hay quienes piensan que con el control se nace. Yo digo que no hay otra forma de lograrlo que no sea tirar y tirar hacia el home. Para eso hay que estar preparado físicamente, por eso yo no dejo de correr casi a diario. He tenido varias campañas de mucha labor, pero después no he dejado de lanzar en la provincial con Chambas. Claro que abusar del brazo es un error, pero creo que algunos van al otro extremo y se cuidan demasiado, por lo que es lógico que luego les sea imposible poner la bola en donde quieren. Yo aprendí desde que me inicié en esto que sin puntería no hay un buen lanzador.

—Pero afrontaste problemas con tu brazo en la última serie. ¿Algo serio?

—Nada que sea una lesión peligrosa ni mucho menos. Los médicos coincidieron en que se trató de una fatiga muscular. Hace unos días me realizaron un ultrasonido y ya todo está bien. Este descanso prolongado me favoreció mucho. Me he limitado a correr todo este tiempo y a hacer ejercicios en sentido general para no perder la forma.

Este joven de 34 años, quien ya acumula 14 campañas beisboleras nacionales, con balance de 81 victorias y 62 derrotas, afirma que aún le restan unas cuantas Series nacionales para ayudar a Los Tigres. En la breve conversación que sostuvimos, luego de su habitual preparación física, seleccioné una frase que lo define como atleta y persona: “…cuando me decidí por ser pelotero, me propuse que al final no sería uno más del montón”. Y no lo ha sido.