A los 36 años encara un nuevo compromiso, aportar el máximo a la actuación de los Tigres en la venidera Serie Nacional
Los que “saben de pelota”—que son bastantes, desde luego— una y otra vez recurren a la manida frase de que “un equipo no es una constelación de estrellas”. Tal definición encaja bien con mi entrevistado.
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Abdel Civil no es un “fuera de serie”, ni en él pululan las herramientas de que se habla cuando de evaluar a un jugador estelar se trata, pero mucho tuvo que ver en los títulos que ostentan hoy Los Tigres.
Para ratificar tal concepto le pedí la opinión a Roger Machado, el hombre que estuvo en el puente de mando las tres veces que la escuadra se apoderó del trono: “Tener a un jugador como Abdel en el banco es una garantía, no sólo porque es un buen bateador para los momentos claves de un partido, sino porque en el transcurso del juego coopera en mantener la unidad y la combatividad dentro del colectivo”.
Me dice Civil: “Ya voy para 16 Series Nacionales y me parece que fue ayer cuando me incorporé a Los Tigres junto a Raúl González y Vladimir García. Es verdad que fue a partir de la 54 que pude jugar con más regularidad, pues coincidí en el tiempo con formidables jardineros. ¡Bien difícil que era ser regular!”.
El fornido jugador es oriundo del municipio de Bolivia y se inició allí con el entrenador Oscar Valiente en la categoría 9-10 años. Logró participar en unos Juegos Pioneriles Nacionales, pero no incursionó con la escuadra avileña en los juegos escolares pues, como él mismo confiesa, “me decían que era muy bajito”.
“Pero luego sí me gané estar en los equipos de la provincia en las categorías 15-16 años y juvenil. En aquellos equipos estaban también Yorbis Borroto, Yander Guevara, Rudeldis y Adolis García, entre otros. Aquel grupo logró, primero un cuarto puesto y luego un subcampeonato en el juvenil bajo la dirección de Félix Molina”.
El cunagüero no es de los que acuden al “conmigo se ha sido injusto pues pude hacer equipo con más frecuencia”, y es que respeta mucho la decisión de los que dirigen, por aquello de que “ninguno de ellos quiere hacer una alineación para perder”.
“Lo que sí siempre tuve claro es que debía rendir en la tarea que me dieran; por eso, siempre he tratado de estar listo para salir a batear en cualquier circunstancia o contra cualquier lanzador. Un equipo no es sólo los nueve que están jugando, por algo la nómina es a veces de más de 30 peloteros”.
El promedio histórico de bateo que exhibe es de 290, que si bien no es de los que “meten miedo”, sí es de reconocer porque es bien difícil mantener un rendimiento óptimo con el madero cuando se actúa con intermitencia en el juego diario.
Ahora Abdel, que en la última campaña promedió 332, confía, en vísperas de la 61 Serie, en que Ciego de Ávila pueda estar a la altura de su historia y afirma que pretende llegar en óptima forma al inicio de la lid.
“A mis 36 años pienso que aún puedo ser de ayuda. Yo voy a entrenar como siempre. Me hice el compromiso de llegar a esa fecha con mi peso ideal de rendimiento. Debo dejar en los entrenamientos unos cuatro kilogramos. Si luego me ponen o no, es tarea de los que dirigen. Lo mío es estar bien y, sobre todo, que no se me quiten nunca estos deseos de jugar y ganar.