Béisbol cubano: una serie para la historia

Hasta el próximo 5 de enero no habrá actividad en la 60 Serie Nacional de Béisbol. Algunos internautas me han pedido una valoración de la actuación de Los Tigres de Ciego de Ávila en la contienda y a todos les he asegurado que después del cierre de la lid ofreceré algunos puntos de vista. Pero, por el momento, prefiero reconocer cuánto ha significado esta serie en medio de tan difíciles momentos para el país.

Del movimiento deportivo nacional se pueden escribir libros. No pocos estudiosos del tema han profundizado en lo que ha significado la actividad del músculo en Cuba y han salido a la luz proyectos de tesis para futuros doctorados sobre este tópico.

Y no es un cumplido con la obra de la Revolución afirmar que una historia es la de antes del triunfo del primero de enero y otra la que comenzó a gestarse desde la creación del Instituto de Educación Física y Recreación (INDER) 60 años atrás.

Pero a partir de este 2020 —que despedimos con los deseos de que nunca más se repitan todos los males que trajo a la humanidad— no podrá hablarse de hazañas del deporte cubano sin mencionar la gran medalla de oro que significó que el organismo rector del deporte no se cruzara de brazos ante la pandemia que puso en jaque los deseos de no renunciar a los sueños, ya no solo olímpicos, sino también cotidianos.

Es por eso que la lid actual hará historia. Cuando algunos tildaron de locura el llevar a cabo una justa de estas características, en medio de la amenaza de la COVID-19, las autoridades deportivas y del Gobierno llevaron a vías de hecho el no renunciar a nuestro pasatiempo nacional en medio de las vicisitudes.

Si bien era verdad que el béisbol no sería lo mismo sin aficionados en las gradas, también lo era que Cuba nunca sería igual sin que en cada rincón del terruño se discutiera de pelota. Junto a los temas de economía y virus, el béisbol no ha dejado de ser parte de los debates diarios.

Y no ha sido fácil. Esto bien lo saben los atletas, principales protagonistas de la encomienda, pero también los directivos deportivos y el personal de Salud que los acompañó en esta gran tarea.

La historia beisbolera del país no solo reconocerá en su momento al equipo campeón. Esta justa, a no dudarlo, es ya parte de las hazañas del deporte de una Isla que, dicho sea de paso, no ha dejado de hacer historia en este y en el anterior siglo. Y vendrán más.