Avileño en su segunda temporada en baloncesto argentino

Con apenas 19 años, Ciego de Ávila tiene un nuevo gigante en las filas del baloncesto, que pronto debe generar gratas sorpresas, tanto en Cuba como en el extranjero.

Su nombre es Pedro Bombino Parada, quien ya mide dos metros y seis centímetros, y a la par de sus condiciones físicas, cautiva a técnicos y aficionados por la aptitud y el talento mostrados en su corta carrera.

En el ámbito nacional todavía es un desconocido, aunque brilló a su paso por las categorías escolar y juvenil, en las que tejió méritos suficientes para una temprana contratación en el básquet argentino.

"Desde diciembre de 2018 soy miembro del Club Gimnasia y Esgrima, en la ciudad de Comodoro Rivadavia, que cuenta con dos equipos, uno profesional, de mayores, y otro de la categoría Sub 23, al cual pertenezco."

Tras una breve estancia en casa durante sus recientes vacaciones, el novel pívot dialogó con Invasor sobre su preparación en el país sudamericano.

"Entrenamos todos los días. Por las mañanas realizamos sesiones con pesas durante una hora y media. Luego vamos a la cancha, donde tenemos dos horas dedicadas a los fundamentos del baloncesto. En las tardes trabajamos en equipo.

"Cuando competimos, la actividad también es intensa. Incluso, durante los días de descanso hacemos scauting, es decir, observamos videos de los equipos contrarios, y en las tardes practicamos teniendo en cuenta los puntos débiles del rival que nos corresponde."

Su primera incursión, acontecida entre diciembre del pasado año y mayo último, le deparó a su conjunto el séptimo lugar de su Conferencia, integrada por nueve elencos concursantes. El desenlace no agrada del todo al muchacho, sin embargo, se enorgullece por la experiencia asimilada.

"He aprendido mucho sobre técnica y táctica, la disciplina fuera y dentro del terreno, te corrigen actitudes incorrectas.

"Al principio tuve problemas por algunas llegadas tarde, pero eso quedó resuelto desde mi primer mes en Argentina. Por cierto, la guía de un jugador de más experiencia, el espirituano Yoanky Mencía, quien juega en el club de mayores, ha sido vital para mí."

Muchos de sus allegados suelen llamarlo Pedrito, aunque, centímetro a centímetro, se ha convertido en gigante y sigue creciendo.

Más allá de la estatura, de los 94 kilogramos de peso y de sus habilidades, este chico del reparto Ortiz, en Ciego de Ávila, ya está de vuelta en el país de las pampas, donde forja su desarrollo combinado con la aspiración de que su provincia mantenga el prestigio respaldado por nueve títulos nacionales. A la vez, desea tributar a la recuperación de la estelaridad del baloncesto cubano en el ámbito internacional.