Mario No, usted no puede imaginarla en una cancha de béisbol 5. No puede creer que esta chica, que apenas sobrepasa un metro y 50 centímetros tiene el don “de las manos dulces”, esa calificación que se le da en el béisbol tradicional a aquellos jugadores de cuadro que cometen pocos errores a la defensa, de esos que el guante parecen tener un imán.
Pero lo de Arianna La O Olivet tal vez merezca un elogio superior, pues en su deporte se juega sin guantes. Sus manos semejan, sin exageraciones, un imán.
La vi por primera vez en el Campeonato Nacional Juvenil de la zona central que tuvo por sede a Ciego de Ávila a principios de este año. Y no solo me llamó la atención por su baja estatura, sino también por la facilidad con que recibía en la inicial hacia cualquier zona de esa posición.
Luego supe que no llevaba mucho tiempo en el béisbol 5 y entonces creció aun más la admiración. Le quedaba “un mundo” por delante.
Pero no solo fue el periodista quien se fijó en esa habilidad innata. Fue llamada a la preselección cubana de esa disciplina y se ganó el grado en el equipo que representó a nuestro país en el mundial juvenil que tuvo por sede a Nayarit, Japón.
Y ahora esta pequeñita regresa de esa primera experiencia internacional nada menos que con la medalla de oro en su pecho y cuando la reciben en el Consejo Provincial de Deportes y también sus compañeros en la EIDE Marina Samuell Noble, parece no comprender el por qué de tantos elogios. Pero uno sabe que vendrán más, pero muchos más para Arianna.