Surgido de la sombra y entintados

Omar Rodríguez Santos, es un artista de la plástica avileña de formación autodidacta, distinguido por su impronta

Finalizó la inauguración del “Salón de Paisaje René Rodríguez” y el público asistente, disfrutó, quizás también, alguien sufrió, de lo entregado al certamen por los paisajistas y otros creadores de imágenes porque no siempre coinciden la emoción del arte, con los gustos y preferencias de los espectadores, pues cada quien aprecia la propuesta artística en cuestión, según su perspectiva estética.

“No todos los que desean ser artistas pueden serlo” y eso no lo inventé yo. Esa voz resuena aún en los espacios expositivos en los que es predominante la develación de nuevas personalidades del arte, ya sea graduado de escuela o no.

Por ello, trascendió, aquel instante, en una de las salas de la galería de arte Raúl Martínez—perteneciente al Consejo Provincial de las Artes Plásticas—, pues un grupo de seguidores del quehacer artístico-visual avileño, extrañó —y cuestiona todavía—, la ausencia de la impronta de un autodidacta: Omar Rodríguez Santos. Omarito como a veces suele llamársele por los más cercanos, es avileño de nacimiento; atraído por la cultura y las artes, estudió la obra de grandes de la pintura universal, entre otros temas.

A partir de la década del 90, él mostró sus incursiones a especialistas de la Galería de Arte, mencionada con anterioridad. A pesar de algunas similitudes con la obra de Fabelo —clásico del arte cubano que se hallaba encumbrado por aquel entonces—, las propuestas de quien firma como Santos: dibujos, entintados, acrílicos, y óleos, mucho impactaron.

expo3Propuesta a exhibition", julio 2001, Galería Telpaz, Ottawa (Kanata)

Resultante del diálogo surgió la invitación a exponer de manera retrospectiva al público a través de la posibilidad gestionada, una vez, concedida por el equipo de promotores culturales. Con Visitaciones y otras formas, comenzó la exhibición personal del novel para los asistentes, aunque ya reconocido por muchos debido a su esmerada indagación conceptual y constancia en la experimentación con diversos recursos.

Acentuado interés logró dicha irrupción, la cual provocó desiguales encuentros con el resto de los artistas y gestores culturales; confrontó sus experimentaciones en distintas ediciones del Salón Provincial de Artes Plásticas Raúl Martínez entre 1993 y 1996, en los cuales obtuvo, además, diferentes reconocimientos, por los jurados: Premio, 1993 y 1995; Mención Especial, 1997; y, Premio Salón de Retrato Miguel Ángel Luna, 2000.

expo4Obra de las Colecciones Santos, exhibida en galerías de Canadá

La indiscutible aceptación de Santos en plazas culturales no resultó suficiente para convertirlo en miembro, por ejemplo, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac). En respuesta se escribió Dibujos en la nieve, artículo publicado en la Revista Cultural Videncia, donde se argumentó la valía del creador de la plástica—demostrando sus virtudes—, y acompañándola, ante reiterados criterios “se parece a Fabelo”.

De todas maneras, se demostró el acierto de una singular impronta, porque, ningún artista está exento de influencias, menos aún, en los inicios, pero Santos estaba dotado de una fortaleza espiritual —gracias a su hábito de lectura— que le imponía habitar su propia creación. Es de esta forma como día a día, crece una obra en la cual el concepto es tratado con sentida entrega y destreza tecnoformal.

expo5Obra de exposición personal (Galería O'Connor, mayo 2008, Toronto, Canadá

Entonces se gestionaron exposiciones en las cuales Omar Rodríguez Santos, expuso tanto en solitario como en colectivo, se presentó ante distintos públicos, con el propósito de indagar la validación de su obra también en las galerías y los públicos foráneos. Santos ocupó espacios culturales en el entramado del arte internacional, experimento que reveló las desacertadas decisiones en torno a esta obra en “la capital de los cubanos”, obedecida por algunos componentes de la “avileñidad”.

Espacios internacionales han apreciado también el quehacer artístico de Santos: Centro cultural Campo y Campo en (Bélgica, 2000), Galería Telpaz, en Kanata, Ottawa, Canadá (2001), así como en la Galería O’Connor, en la misma ciudad de aquel país. Vale mencionar su incorporación como invitado especial a Fusión Cuba-Canadá, convocada por el Centre d’Exposition L’Imagier, Aylmer, Ottawa, pero en 2002.

expo2Obra de la expo Emerging artist show, desde el 10 de julio al 1ro.de agosto de 2003, Gallería O'Connor

Una breve aproximación a su obra nos traslada a tiempos remotos de la humanidad con la audacia de su razonamiento y el dominio múltiple del pigmento. Rememora el artista, la dramática vida de clásicos del arte a raíz de sus pesadillas (dormido y despierto), e inquietudes y por ende, renace un lenguaje sin igual.

Sin dudas, la obra de Santos mantiene expectante a sus consumidores, o sea, de quien brotó de líneas desenfadadas, inusuales entintados, desconcertantes manchas, así como de la expresión del sarcasmo; reconfigura imágenes en las que, la subversión de elementos figurativos: hombres, mujeres, animales y objetos (dibujados o pintados), insuflan actitudes grotescas a las escenas, cuyas locaciones o entornos, acentúan con poesía lo brutal de una surrealidad pendiente de re-creación.

Las líneas, manchas e impresionantes entintados de Santos exhiben el virtuosismo de “quien siente lo que siente” y se supera a sí mismo para contrastar con el rostro endurecido de la subsistencia del realismo vivido. Obras renombradas son reinterpretadas, descontextualizadas para generar composiciones en las que se debaten pasado y presente. Sencillamente, las figuras gélidas, espeluznantes poses y extraños encuentros desafían el imaginario del espectador.