Sondeo a la cultura en Morón

Cómo mantener opciones en cartelera y elevar la calidad de eventos y festivales fue uno de los “pendientes culturales” que heredó el año 2018 en el municipio de Morón, donde comienzan a cavilarse otras estrategias para revitalizar el sector y acercarlo a las exigencias del público.

Hasta el momento el Plan de Eventos marcha conforme a lo previsto y, a partir de la buena acogida de espacios realizados con carácter mensual, se incluyó en esta lista a Entre sones y poesías, momento en que la literatura y los acordes del grupo Caonabo confluyen; Los Quijotes de mi pueblo, tertulia que reconoce la vida y obra de personalidades del territorio, y la Siempreviva, tiempo para la presentación y la promoción de libros y noveles autores.

De donde crece la palma, el Festival de Teatro La Edad de Oro y los talleres literarios, que antes exhibían numerosas deficiencias, en esta ocasión aglutinaron público y arrancaron con nuevas expectativas. El trabajo en comunidades de difícil acceso y con entornos socioculturales complejos ha sido sistemático, como parte del proyecto Mirando al Futuro que se confirma, cada jueves, entre las acciones más nobles del sector.

Antes de que la brigada artística inicie su viaje, el promotor cultural y los entrenadores deportivos activaron la zona y la gastronomía potenció las ofertas, por eso, se transforma en un jolgorio popular lo que debía ser solo para los pequeños y la despedida se acompaña del compromiso de regresar.

En la Casa de la Trova Pablo Bernal, aun cuando se mantiene una programación variada que va desde la música tradicional cubana hasta el bolero y el teatro, este género no ha logrado insertarse a plenitud y hacerle honor al nombre de la instalación. Aunque el problema es viejo, se espera la inauguración, próximamente, de un espacio fijo para estas melodías. Se recibió una guitarra y se solicitó apoyo para la elaboración de los cronogramas a la filial avileña de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), falta proyectarlo con acierto y generar audiencias.

Desde ya se exige el uso de ropa adecuada y se evitan las aglomeraciones, por lo que es común que un número considerable de personas se queden afuera y carezcan de otras opciones para el disfrute. La Comisión de Recreación del territorio ha instado a la búsqueda de soluciones y según explica Ania Vilma Martínez Navarro, jefa del Departamento de Arte, se orientó a la Empresa de Gastronomía activar varios centros, que permanecen en desuso, y se encargaría Cultura de confeccionar la oferta.

Tampoco ha sido feliz el desarrollo de las Noches Moroneras, que si bien iniciaron con ímpetu y un diseño coherente, han perdido inventiva y aceptación. Su contraparte ha sido el proyecto Reverbero, en el parque Agramonte, que ha venido a sacudir la rutina y a convertirse en imán para lo bueno.

Todavía son deudas la terminación de la casa de  cultura Haydée Santamaría, la reparación del cine San Carlos, un mayor protagonismo de los instructores de arte de la Brigada José Martí, fortalecer la divulgación y que sea la Dirección de Cultura el filtro que depure, decida y planifique qué se consume. De cara al 2018 estas crecen, si tenemos en cuenta que Morón resulta una ciudad cada vez más abierta a la interacción con el turismo y la imagen que “exporta” de Cuba (www.cubagob.cu ) quien la visite.

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