Hace unos meses, cuando Invasor dialogó con Orlando Pino Amores, director de la Empresa Comercializadora de la Música y los Espectáculos, Musicávila, acerca de la producción independiente de música y de cómo promocionar desde Ciego de Ávila el talento artístico, ya se “cocinaba” la realización de un material promocional que reuniría lo mejor de nuestro catálogo campesino, en un intento por posicionar este género en el mercado y saldar deudas de promoción.
Luego de seis meses de espera y de sortear numerosos obstáculos, la noticia llegó a las redes sociales en Internet y no hubo más remedio que alegrarse por Guateque avileño, fonograma que ha visto la luz en Laberinto Récords de manera artesanal, pero con una exquisita grabación y mezcla a cargo de Yoan Carballosa.
Nunca es tarde si el "Guateque" es bueno. Seis meses de duro bregar en medio de la pandemia y hoy salen a la luz los...
Posted by Jorge Luis Neyra on Saturday, November 6, 2021
Participan en el disco los grupos Yo soy el punto cubano, Cuerdas y voces del llano, Campo lindo, Raíces cubanas y Amanecer campesino. Además, están las voces de los poetas Armando y Alejo Alfonso, Yeinier Delgado, Gualberto Domínguez, Marcelino y Rainel Nodal.
Entre los nueve temas que lo integran destacan Criollo soy, de Julio Iglesias; Yo me voy pa’ el monte, de Dórico Vargas; y Los penachos de las palmas, de Celia Romero. A su vez, se rinde tributo a Maurilio Hera con Tonada menor en punto libre, pieza que fue remasterizada a partir de grabaciones de la Emisora Provincial Radio Surco.
La dirección general fue de Jorge Luis Neyra, la producción musical de Wilfredo Massó, y el diseño gráfico corrió a cargo de Lizardo Cedeño, quien recurrió a una ilustración basada en la obra Guateque, de la colección del Museo Nacional de Bellas Artes.
Por el momento continúan las expectativas con la acogida de Guateque avileño, disco que no solo reivindica talento artístico, sino que inaugura la posibilidad de grabar y promocionar desde Ciego de Ávila, al margen de los vericuetos de las disqueras nacionales y de los costos monetarios implícitos cuando se trata de compromisos de esta magnitud.
Como antesala de lo que debiera ser, vale el empeño de Musicávila y del resto de las personas involucradas, dádiva suficiente para soñar con un futuro inmediato en el que sean otros artistas y géneros los que merezcan un fonograma “hecho en casa”.