Rainer Nodal: justo como en la niñez

Rainer Nodal representa con orgullo el repentismo de Ciego de Ávila

Cuando tuve la oportunidad de conversar con el repentista avileño Rainer Nodal Pérez, hermano de Reiber Nodal, de 23 y 28 años de edad, respectivamente, afiancé, con dos nuevos ejemplos, la certeza de que sí existen jóvenes con mucho talento y comprometidos con el arte. La preocupación de algunos miembros del Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba con respecto a quiénes serán su relevo, evidenciada en su pasada Asamblea de Balance, desde esta perspectiva, es propensa al cuestionamiento.

El relevo sí existe, no obstante, hay que atraerlo cuanto antes a la organización, captar al artista y comunicarse, escuchar sus nuevas ideas, y Rainer, sin lugar a dudas, es un perfecto modelo de ello, miembro hoy de la Asociación Hermanos Saíz.

A pesar de que las noticias confirmaron, en el pasado mes de abril, la apertura de la Casa de la Décima en Ciego de Ávila, la historia nos muestra la existencia de una casa anterior, que cumplía con las mismas funciones.

En la calle Julio Antonio Mella, entre Serafín Sánchez y Pasaje 5ta., desde el año 2000, en el hogar de Yaneisy Pérez Luna y Marcelino Nodal, se reunían poetas y repentistas de todo el país. Allí, en la acogedora terraza, entre las décimas escritas y las redondillas del abuelo, las tonadas de Marcelino, el papá, y las alegres canturías que, como fiestas sin motivos aparentes, desbordaban el local, se formaron Rainer y Reiber.

Aunque ya cantaba sus “decimitas” en la casa, Rainer, desde los cinco años, despuntó como declamador y, asesorado por el profesor Carlos Ramos, obtuvo el primer lugar en concursos como Con cierto amor. Según Yaneisy, su mamá, a los siete, la presentación en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional, en La Habana, lo lanzó al estrellato como declamador. Sin embargo, la tradición hispana del repentismo, que llevaba en su ADN, lo llevó a inclinarse más hacia esta manifestación artística, y desde los seis años, el niño mostró madera para ello.

“Cuando se crearon los talleres de repentismo en todo el país, en Ciego de Ávila, Armando López Rondón se dio a la tarea de dirigir el proyecto. Buscaron a los familiares de decimistas, por eso de que aún existía la dicotomía de si el poeta nace o se hace; mi hermano y yo aparecíamos en la lista y nos integramos. Allí nos encontraron enseguida cualidades para la improvisación, aunque Reiber decía que quería ir para el aula de los escritores, pero, definitivamente, el destino, y un profesor con acierto, le dijo que iría, de a todas todas, para la misma aula que yo.”

RepentistasDe izquierda a derecha: Rainer, Marcelino, Reiber Nodal y Alexis Díaz PimientaEl Primer Seminario Nacional de estos talleres de niños repentistas, escritores y músicos se realizó en Morón y allí se presentaron los dos pequeños. La interacción con artistas consagrados como Alexis Díaz Pimienta, José Manuel Silverio y Lázaro Palenzuela, actualmente profesor del taller de Güines, en Mayabeque, y director de la Casa de la Décima en esa localidad, dejó su impronta en los hermanos.

“Cuando de niños vimos a esos grandes poetas improvisar fue como si de pronto lo tuviésemos todo muy claro, esa magia nos envolvió.”

A partir de ahí, el papá nunca dejó de llevarlos a cuanta peña o evento pudiesen participar. El taller continuaba puliendo el talento, pero había que practicar compitiendo en serio.

“Recuerdo que casi todos los fines de semana visitábamos la Casa del Campesino, allí, Kadir López se convirtió en la contrapartida de mi hermano y para mí fue una época de incontables pies forzados, porque como era el más pequeño tenía que demostrar que improvisaba de verdad y me ponían a competir con el primero que anduviera solo.”

Mientras Marcelino contribuía con el arte de la décima en la casa y se convirtió en el acompañante inseparable de los pequeños dondequiera que sonaba un laúd; la mamá se encargaba de perfeccionar el vocabulario, la dicción, y la confianza, cuestiones que, aunque parezcan sencillas, no lo son. Incluso, Rainer estuvo cinco años sin competir, el tiempo exacto que Yaneisy estuvo cumpliendo una misión internacionalista. Al regreso de la mamá, con 18 años, se insertó nuevamente al movimiento repentista.

“Mi hermano nunca dejó de improvisar, era puntero en el nivel nacional. Uno siempre quiere ser mejor, y en esa situación fue complejo, pues ya mi hermano lo era. En el primer concurso en que participé, después de la separación, fue en el Chanchito Pereira, de Matanzas, y quedé fatal, allí me cuestioné más si seguiría en este camino.

“Por suerte, conocí a muchos jóvenes que como yo intentaban labrarse un camino, y entendí que debía actuar con paciencia y mucha dedicación, elementos que en ese momento me faltaban.”

Después de eso, Rainer puede decir que ha participado en todos los eventos de repentismo en Cuba, con muy buenos resultados en la mayoría. La lista la conforman certámenes como el Primer Clásico de Repentismo, la Jornada Iberoamericana de Niños y Jóvenes Troveros, Versadores y Repentistas. En 2018 obtuvo el tercer lugar en el Concurso Nacional Justo Vega y ahora se alzó con el Premio de la Popularidad. El pasado año también se agenció el primer lugar en el Concurso Nacional de Décima Escrita, de Cumanayagua, y en las tres ediciones que se han realizado del Concurso Nacional  Pablo Marrero Cabello, en Cienfuegos, ha obtenido, tercer, segundo y tercer lugar, consecutivamente.

Repentistas premiadosEn el Concurso Pablo Marrero Cabello de 2017, Rainer, primero a la izquierda, obtuvo el tercer puesto“Creo que ya superé las comparaciones, sobre todo, porque me siento orgulloso con los logros de mi hermano, que pueden resumirse en que es el único joven en Cuba en haber ganado todos los concursos de repentismo. Mi tarea es superarme, sin desesperación, y nunca alejarme de mi estilo.”

En el Mundial del Pie Forzado, hace cuatro años, en La Habana, Reiber fue ganador; sin embargo, el verdadero lauro de esa competencia fue que participaron juntos padre e hijos hasta la selección de los ocho finalistas. Esta es una experiencia que debiera repetirse, porque es el único caso activo en Cuba en el cual coinciden padre e hijos repentistas, y la provincia debe tomar la iniciativa.

“Yo quisiera que nos vieran presentarnos juntos, pues es una oportunidad que quizás no vuelva a ocurrir; cada vez son menos los niños que se inclinan hacia el repentismo, así que las probabilidades de que dos generaciones concuerden en interés y dedicación hacia este arte disminuyen con paso acelerado.”

A pesar de la popular frase Los nervios son traicioneros, Rainer improvisa con una calma inaudita, y no es que no los tenga.

“Hay personas que dicen que continúo cantando como si estuviera en el patio de mi casa, con una serenidad insoslayable, lo que no saben es que, en realidad, me muero de nervios cada vez que tengo que cantar en público. Una vez que pongo el pie en el escenario y suena el punto, todo ese manojo de inseguridades desaparece y me siento como en casa, justo como en la niñez, cuando ya sabía con certeza qué es lo que quería ser: poeta repentista.”