Pensar Cuba desde el arte

No haría falta labor de convencimiento para atestiguar un latido común entre el arte y la libertad, o entre la cultura y la Revolución cubana. Bastaría solo mirar en retrospectiva para descubrir ese cordón umbilical que por muchos años ha marcado un rumbo cadencioso y sutil. Antes de un Bayamo en llamas estuvieron las notas redentoras de La Bayamesa, los versos sencillos de José Martí alabaron y redimieron a la Patria oprimida, y el pincel de Raúl Martínez configuró una completa iconografía política de esta Isla.

Los referentes pudieran ser más o menos exactos, sin embargo, la carga simbólica de una nación, hecha a machete, tea incendiaria y sangre, pero también pensada muchas veces desde la literatura, la música, la danza y las artes visuales, pesa lo suficiente como para permanecer intacta a estas alturas. Es esa polisemia la que ha venido a acentuar nuestra autenticidad y a hacernos más fuertes.

Lea sobre la reciente reunión de los artistas con funcionarios del Ministerio de Cultura.

Con estas certezas Invasor dialogó con jóvenes creadores avileños, miembros de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), e intentó tomarle el pulso al arte en su contexto, confiando en el valor del diálogo para trazar puentes, en que cualquier renovación tiene que ser genuinamente cubana y en que construir un mejor país para todos es una necesidad impostergable.

El arte transforma

 celiaAlejandro GarcíaLa crítica es parte innegable del espíritu creativo Pensar el arte desligado de los procesos que se viven hoy en Cuba es imposible, como lo es también imaginar a un creador que no haga guiños a su realidad y que no encuentre motivos e inspiración en su día a día.

Por eso Celia Molina Cruz, licenciada en Historia del Arte y miembro de la sección de Crítica e Investigación de la AHS en Ciego de Ávila, confía en las posibilidades ilimitadas de la cultura para mover fibras y sensibilidades, determinar el antes y el después de un objeto o fenómeno, y transformar.

“Es una obligación participar en la construcción de nuestro proyecto de país. Debemos dialogar y ser escuchados. Está claro que esto es una tarea enorme porque el debate siempre es complejo. Pensemos que si a veces con la familia o la pareja hay divergencias, más difícil aún es llegar al consenso entre las instituciones y los artistas, con inquietudes y aspiraciones diferentes. Entonces, hay que esforzarse más para lograrlo y estrechar los lazos para hablar un idioma común y cumplir los compromisos de ambos lados.”

Quizás el mejor ejemplo de lo que puede lograrse con empeño y disposición lo hayamos vivido en carne propia los avileños durante los meses de confinamiento, cuando se reinventaron los canales tradicionales para acercar el arte al público que permanecía en casa. Entonces la AHS escribió su historia en positivo.

Celia formó parte del equipo que buscó las mejores experiencias dentro y fuera de nuestras fronteras, con tal de mantener una programación cultural estable y de continuar promocionando el trabajo de los jóvenes artistas.

Sin embargo, también sabe que esta coyuntura no fue enfrentada por igual por todas las instituciones, ni este lapso aprovechado para crecer y cambiar prácticas.

“La certeza de que el arte va más allá de la belleza estética es una de las tesis del teórico Arthur C. Danto, que tuvo su mayor potencial con la llegada del conceptualismo. Lo que quizás se llevó al extremo en este movimiento sirvió de punto de partida para otros como, por ejemplo, el arte pop, un escándalo en su momento. Este ejemplo nos sirve para ilustrar que el arte nunca estará exento de conflictos y cuestionamientos.”

El arte es dialéctica

 leonelNohema DíazLeonel Daimel García. Escribir es un modo de canalizar sus preocupacionesFrente a su computadora, Leonel Daimel García Aguilar se ha propuesto deconstruir para los niños tópicos complejos como la violencia de género, la marginalidad y los estereotipos, siendo El niño en la burbuja su primer libro y la materialización de muchísimas aspiraciones.

Sus preocupaciones quedaron canalizadas en esta noveleta, pero como todas sus elecciones han sido concienzudas y sabe que es propio del arte asumir riesgos y ser un espejo en el que la sociedad se mire, se autorreconoce apenas al inicio del camino.

“Es imperdonable que escape a la mirada de un artista lo que sucede a su alrededor. Nosotros podemos ser voceros de nuestro tiempo y son esos los lentes con los que debemos mirar la vida. La práctica demuestra que aquel espacio que no seamos capaces de llenar, alguien lo hará por nosotros y, a veces, de la peor manera posible.”

Habla también de temores intactos cuando piensa en cómo será la recepción de la obra, qué interpretará cada quién, si desagrada o no, y cuáles son límites reales o autoimpuestos.

Confía en la libertad creativa, en el espíritu cuestionador por excelencia del arte y en la posibilidad de tratar y mostrar un hecho desde cualquiera de sus manifestaciones.

“Es muy difícil, como seres humanos, y mucho más como artistas, esquivar la polémica y no intentar buscar hasta la quinta pata al gato. No se puede tener miedo cuando nos avala la razón y hay que emplear los espacios que hoy tenemos para debates sinceros y transformadores.”

Al enumerar libertades hace pausas y va con cuidado, porque tampoco se trata de anarquía, siempre hay leyes sociales gravitando y es por eso que ejercer el albedrío implica también mucha responsabilidad. “Desde el otro lado hay que tener el oído atento a lo que se dice y se piensa, hay que confiar en el diálogo no como consigna vacía, sino como un modo de actuación sistemático.”

El arte forma y educa

adalysYaudel EstenozAdalys Díaz. Educar a las nuevas generaciones de artistas es un retoBasta llegar hasta la escuela de arte Ñola Sahing Saíz para ver a Adalys Díaz impartiendo clases. Fuera de estas paredes se desdobla lo mismo interpretando una pieza con su violín que como segunda voz en la banda del trovador César Brown, cuando la peña Trovadrugada movía las noches de la ciudad.

También su obra recorrió las redes sociales en Internet cuando el avance de la COVID-19 obligó a quedarse en casa y fue necesario un punto y aparte para seguir trabajando. Para ser exactos, Adalys ha hecho de la AHS su otra casa, un espacio común para el disfrute y para crecer profesionalmente.

“Una obra de arte, una pieza musical y hasta una foto siempre encierran un mensaje o una reflexión, nada es gratuito, y esto puede ser aprovechado para educar, formar y mostrar la pluralidad que nos distingue. Esa máxima la llevo a mis clases.”

Desde su experiencia insiste en la necesidad de hablar con franqueza de los problemas y las inconformidades, siempre con respeto y aprovechando los canales existentes con las instituciones.

“Las instituciones son estructuras importantes para impulsar la creación. Nos presupuestan, nos premian, y nos apoyan con la promoción. Sin embargo, están llamadas a dejar atrás el inmovilismo. Es importante que nos escuchen, pero luego uno va a querer ver los cambios y no siempre sucede así. La AHS, al menos en suelo avileño, ha logrado establecer fuertes alianzas con sus miembros y esa ha sido la base para las alegrías que nos mantienen vitales hoy.”