Osval: una mirada gráfica para la COVID-19

Como caricaturista tiene siempre listo lápiz y pulso para ver nacer la magia que digitaliza luego Photoshop, y con cámara en mano le hace zoom por estos días a la COVID-19, relata historias de vida y da una visión de 360 grados de lo que ocurre al interior de una pandemia.

Aunque hoy se desempeña como fotorreportero en la corresponsalía avileña de la Agencia Cubana de Noticias (ACN), inició en el mundo de los medios justo en Invasor. Osvaldo Gutiérrez Gómez, Osval, forma parte de la familia de la prensa avileña y, junto a otros tantos colegas del gremio, también le hace frente a una enfermedad mortal y revela rostros detrás de tantos nasobucos.

“La experiencia de enfrentarse a la COVID-19 siempre asusta un poco porque es la primera vez que vivimos en medio de una pandemia, siempre he tratado de cumplir con las medidas sanitarias, pero está latente el temor a contagiarse sin querer; no solo de enfermarme yo, sino de infectar a mi familia.

“He estado en centros de aislamiento, me he acercado a sospechosos, pero si me hubiesen dejado hubiera ido a un hospital donde se encuentren realmente los enfermos y médicos, haber visto esa atención, graficarlo. Ojalá se acabe la pandemia y no pueda vivirlo, pero me queda eso por dentro, porque ahí es donde está lo más fuerte de este virus, en esa convivencia de los médicos con los pacientes; hay muchas imágenes que pudiera haber hecho ahí. Todo sería en contra de la familia porque ellos nunca quieren que vaya a esos lugares, imagínate, se preocupan.”

— ¿Cómo logras equilibrar el humor y un tema tan sensible y, a la vez, humano como el enfrentamiento a una pandemia?

— Siempre he pensado que el humor salva y la risa de cualquier manera ayuda. Es una manera de curarnos de todo el estrés que pueda vivir el cubano y, al mismo tiempo, satirizar de alguna forma todo un cambio que ha existido en el mundo con relación a la vida, porque esta es una enfermedad que no solo abarca la parte médica, sino también lo social, económico, político… Además, el cubano tiene sus peculiaridades y esta es una forma de reflejar la vida, porque somos cronistas de lo que sucede diariamente.

“Aproveché el tiempo de cuarentena en casa, que no fue mucho porque nosotros sí debíamos trabajar, y todo eso me dio un poco más de espacio para crear, y en mi caso requiere más esfuerzo porque llevo la fotografía también; y con eso y la caricatura es suficiente para agotarse. A veces tenía sueño y quería acostarme, pero tenía algunas ideas, entonces lo hacía más tarde y al otro día tenía una cobertura. En varias ocasiones he tenido que hacerlo por partes.

“Creo que he hecho más de 100 caricaturas sobre el tema del nuevo coronavirus, hice una exposición y ojalá algún día pueda hacer un libro con todas estas historias pasadas, que no solo son caricaturas costumbristas, sino también del tipo editorial.”

• Le puede interesar: Humor coronado para el público avileño.

Precisamente, Humor con corona fue la expo que presentara Osval el pasado mes de julio en la galería de arte Raúl Martínez de la capital avileña, como parte de la programación de verano de esta urbe, cuando aparentemente el virus del SARS-CoV-2 se había alejado para siempre del territorio.

“Pensé que se me iban a agotar las ideas, pero la misma vida te va dando alguna metáfora para poder dibujar. Cuando empecé a contar yo mismo me asombré porque pensé que tenía menos y cuando sumé caricaturas sobre el tema llegué a 80, pero me parecieron demasiadas para una exposición y lo dejé en 40, y así jugar un poco con el término 'cuarentena'.

“Y creo que tuvo una buena acogida, no solo porque me lo hayan dicho, sino porque leí lo que escribían las personas en el libro de la galería de arte y a uno le estimula leer, por ejemplo, 'que bueno que en medio de tanta tristeza, conflictos y preocupaciones tú nos sacas una sonrisa'. Eso a uno le llena de placer.”

OsvalInnumerables reconocimientos acreditan la trayectoria de Osval, entre ellos, dos veces el Premio de la Popularidad en la Bienal del Humor de San Antonio de los Baños

— Eres un poco osado a la hora de graficar ciertos temas…

— Martí decía que 'el humor es un látigo con cascabeles en la punta', y ese es el que a mí me gusta, no solo para reírme a carcajadas, sino también que sea polémico, picante y que ponga en tela de juicio algún tema en cuestión.

“Hoy en día la caricatura pasa por un poco de censura o de miedo a la hora de publicar un tema considerado demasiado fuerte, algo que para mí es un error porque hoy no se puede ocultar nada debido al auge de las redes sociales en Internet. Antes los periódicos publicaban una caricatura diaria, eso lamentablemente se ha perdido en el sentido de crear un espacio para eso. Algunos sí lo mantienen, pero no es algo que sea asiduo y debe existir, porque a veces la caricatura queda como relleno de un espacio y eso es lamentable.

“Hay que darle más apertura a la opinión porque hay cosas buenas pero otras malas que tenemos que testificar y eso tiene que ser un papel también de la prensa, pues yo me siento, desde el punto de vista de un caricaturista, como un periodista más.

“Lo bueno de las redes sociales en Internet es que desde tu página personal puedes publicar una caricatura que a veces ningún medio toma en cuenta, pero lo que no puedo es censurarme yo. No deben existir límites en el humor, pero uno debe mantener una ética personal. Valoro lo que hago, lo pongo, a algunas personas les gusta y a otros no, pero uno trata de complacer a un público.”

• Le sugerimos: La corona para Osval.

Aunque estudiara Comunicación Social, tantos años compartiendo con el gremio periodístico le han permitido desarrollar habilidades y estilos propios de la profesión.

“Yo hubiera estudiado periodismo porque la carrera de fotografía no se estudia, es algo empírico, y no lo pude hacer porque en aquella época las pruebas de ingreso eran más difíciles, se necesitaba un promedio muy alto y yo con la matemática nunca me llevé muy bien. Lo que sí hice fue estudiar Comunicación Social, que te prepara un poco y de esa manera trato de ayudar y encaminar muchas cosas.

“En esta etapa de fase de transmisión autóctona limitada una de las periodistas de la ACN vive fuera del anillo de la ciudad, la corresponsal jefa pertenece al grupo de riesgo y un poco que he asumido esas funciones reporteriles. Yo creo que hoy el periodista que quiera mantener un ritmo en su profesión debe hacer fotos, videos, audios, ser un todo terreno, porque de lo contrario te quedas fuera del mundo de la inmediatez.”

— ¿Cómo te definirías entonces?

— Me defino como un artista visual o gráfico. Soy miembro de la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales y por ello hago diseño gráfico que, además, fue mi primera plaza en Invasor.

“Es que la foto no es solo apretar el obturador, sino que con ella debes decir algo, informar y hacer válido eso de que una imagen vale más que mil palabras. Y esa es una de las tareas que me hace superarme cada día, cómo comunicarme con una imagen que diga algo sin que tenga texto.”

— ¿Y por qué esa devoción por Ciego de Ávila?

— Me hubiese gustado irme para La Habana a estudiar diseño gráfico, pero me tocó la etapa de período especial. Era muy difícil irse para allá sin tener a nadie y me limité de pasar trabajo.

“Pero ahora mi familia me ata mucho, mi mamá tiene 90 años y me encanta tener la posibilidad de ir a verla todos los días, hablar con ella. Además, cuando tienes dos hijos se vuelve más difícil migrar a otra provincia porque también pones en riesgo la vida de los demás, tendrían que cambiar de escuela.

“Una de las cosas que permiten hoy la comunicación en el mundo globalizado de Internet es que desde tu humilde casa puedes comunicarte con el mundo. Y claro, vivir en La Habana ayuda porque no es lo mismo exponer en una galería de Ciego de Ávila que en una de allá, pero los tiempos no son como antes, en los que vivías con el salario, e irte para La Habana, aún con una propuesta de trabajo, lleva consigo un peligro económico."