No importa, segunda jornada de Pueblos Escena

La segunda jornada del evento Pueblos Escena trajo teatro del bueno a las tablas de la sala Abdala con la compañía Mejunje, de Santa Clara, liderada por Ramón Silverio. Entonces, el público avileño pudo comprobar cómo estos artistas se ganan los aplausos y dejan las emociones a flor de piel, ahora con una propuesta que, por popular y minimalista en la concepción escenográfica, no dejó de ser crítica.

Presentaron la obra No importa, la cual resulta una adaptación del libro Quién le pone el cascabel al látigo, de Rodolfo Romero Reyes, que rescata textos publicados en la revista Alma Mater en una popular sección del mismo nombre. A priori puede decirse que su trama pulsó temas complejos de nuestra realidad, gustó por igual y cerró con un mensaje de reconciliación que busca hermanar y redimir, pero hay mucho más en esta puesta en escena.

Se trata de una pieza que cuenta la relación de cuatro amigos que se reúnen después de un tiempo sin verse. Tres de ellos ya no residen en Cuba y llegan a la cita con la nostalgia de años acumulada. A partir de aquí, con la música de Orishas de fondo, puede adivinarse que el argumento tendrá mucho de ironía y cuestionamiento.

Se trata de teatro a secas, sin regodeos, popular, desinhibido, con tópicos comunes y una fina jocosidad que lo bordea todo. Basta recordar los pasajes dedicados a los poemas en tiempos de reguetón al servicio militar, a la clasificación que establecen de las parejas, la vida universitaria en la que el dinero nunca alcanza y la visión desprejuiciada que presentan del placer en las relaciones amorosas.

Pero también hay una carga ideológica efectiva que llega directo al pecho con situaciones comunes y corrientes que, en mi opinión, alcanzan el clímax luego del intermedio, cuando una de las actrices establece similitudes entre la Cuba de hoy y la escuela de magia de Hogwarts, la cual los magos jóvenes abandonan por pensar diferente, sin que esto provoque un cambio.

Los reproches por renunciar al amor con tal de emigrar, la prostitución como una vía para salir del país y el cáncer que llega cuando menos lo esperas y demuestra que enfermarse es duro, pero en otro país más. Al final del túnel está la esperanza, alguien que se queda aquí, echa raíces y se siente dichoso; y el mensaje de perseverancia que busca activar resortes como la cubanía, el amor al sitio donde se nace, la posibilidad de cambiar sin renunciar a principios elementales y la certeza de que la felicidad no depende de las cosas que tengamos, sino de las personas que nos rodean.

 teatro

La deconstrucción del espacio sobre el escenario, la interacción con el público, bajar a la platea para continuar el parlamento o brindar con ron artistas y público a la misma vez son otros de los recursos empleados en la obra, donde los protagonistas se desdoblan con su innegable vis cómica. Luego el diseño de luces y la música terminan por emocionar y darle forma a un argumento pletórico de verosimilitudes.

No importa permite que el público se sienta reflejado en los personajes porque piensan, hablan y sienten como cubanos, y esa fusión enriquece la deconstrucción de cada uno de los códigos propuestos. Cuando baja el telón el sabor agridulce es irremediable y entonces se comprende porque “el humor es un látigo con cascabeles en la punta”.

Ya estamos en Ciego, específicamente en el Teatro Abdala. Nos vemos hoy lunes 20 a las 9pm con la obra "No importa",...

Posted by No importa on Monday, December 20, 2021