No importa otra vez en Ciego de Ávila

El festival de música fusión Piña Colada nos trae en esta oportunidad la puesta en escena No importa, del grupo teatral villaclareño Mejunje

Pareciera que no importa, pero en realidad, sí importa, y mucho. Con una puesta en escena de una hora y veinte minutos, la compañía teatral Mejunje, de Santa Clara, se conecta de manera tan visceral con el público avileño en el patio de la Casa del Joven Creador.

Y eso ocurre cuando se cumple a cabalidad la función más esencial del teatro, el reflejo de la realidad social y, además, cuando lo consigue desde historias tan cercanas como las que se viven a diario en nuestros barrios.

Y también, por los niveles de actuación tan parejos que ha logrado la agrupación; por las dinámicas, el empleo de los recursos escénicos; por la musicalidad y, en especial, por el coloquialismo literario.

Así el drama que nos cuenta es tan contemporáneo como lo fuera en cualquier época de nuestra historia.

Me sigue resultando motivador el nivel de credibilidad de la actuación de Leisy Domínguez. Su interpretación viene de lo más hondo de su ser y conecta tanto con el espectador, tanto, que pareciera que la realidad del personaje es su propia vivencia.

Incluso cuando pide que se baje el nivel de la música porque interfiere con sus parlamentos, o cuando comenta algo que no sucedió como se esperaba en escena, pareciera que es parte de sus bocadillos y de la vida interna del personaje.

Y el público, todo el tiempo anclado a los sucesos de la escena, por momentos hacía un silencio tan abarcador que el propio director de la obra, Adrián Hernández, confesó a Invasor: “Me reconforta mucho que algo así suceda, porque siento que la obra llega. Desde que empieza con una emoción, con una euforia de estos jóvenes universitarios, y te habla de vivencias en el servicio militar, del pre. De pronto ese silencio cierra filas y solamente se siente ese sollozar de las personas, de esa historia que te está tocando. Cada historia que cuenta No importa, no la inventamos nosotros. Las tomamos del público, de ese público tan diverso”.

El nivel de interpretación de Adrián también está colmado de explosiones histriónicas, al punto de parecer que en cualquier momento se quedaría sin voz. Le pone tesón a su personaje, más juventud de la que ya tiene. Y esa fuerza interna le permite enredarse con el gusto del público y llamar su atención. Entonces, transmite con soltura el mensaje deseado. “Es que de esta Isla voy a decir lo que pienso y no me importa si a alguien le molesta, pero creo que me voy a sentir bien conmigo mismo”.

Cuatro amigos de la universidad se reúnen después de un tiempo sin verse y de probar distintas suertes en varios países. Solo uno, el escritor, el que es feliz aquí, no pudo o no quiso marchase de una Isla que, a todas luces, no parece cambiar.

Pero en realidad, sí que ha cambiado y se ha ido envejeciendo, porque como mismo van contando, los jóvenes se han ido desperdigando por todo el mundo. Han abandonado a sus familias y sus sueños de hacer la Isla ideal.

Mejunje teatral sigue apostando por la dramaturgia proactiva, esa que, desde la cercana Camagüey, Teatro del viento, con el genial Freddys Núñez Estenoz, sigue regando por todo el país e influenciando a muchísimos cultores de las artes escénicas.

No importa no es más de lo mismo. Cultiva la verdad desde que se apropiara, dramatúrgicamente hablando, de las historias que cuenta Rodolfo Romero Reyes en su libro ¿Quién le pone el cascabel al látigo? Y va más allá de ese anecdotario, para recopilar vivencias del público y convertirlas en obra maestra. Así, la obra crece y por ello, ahora, es una puesta mucho más madura y con más aciertos.

teatroUna obra de contenido actual que sensibiliza

Con un nuevo elenco, la puesta se presenta al público avileño a modo casi de estreno. “Vamos a hacer aquí en Ciego la función número 70 y como meta queremos hacer 100 funciones. Claro, con el apoyo del público. No por una cuestión de vanagloriarnos con el trabajo, sino para que el público asista y lo disfrute. Tenemos una aficionada que tiene 69 funciones presenciadas. Ella está aquí, vino con el grupo. Y eso es lindo”, dijo Adrián.

Por ejemplo, gana en recursos escénicos como las imágenes en las maletas de los personajes, que no solo remiten al título de la obra sino, también, al juego con los símbolos propios de Cuba y también universales: la bandera, la estrella solitaria, el hombre en silueta con los brazos extendidos, la ciudad, los grafitis.

Gana en interpretación actoral pues los actores han tenido tiempo de disfrutar la obra e ir acomodando los sentimientos. Asimismo, ha ganado con la interacción del grupo y su compromiso con lo social.

Se supera, además, en la soltura de sus textos, porque en el 2022 la obra apelaba a no decir palabras soeces, ahora se permite emplearlas, pero de manera justificada, contundentes.

“Este nuevo elenco es genial y con ellos construimos nuevas historias. Es decir, No importa tiene la posibilidad de ser cambiable. Nos apoyamos mucho en el trabajo que está haciendo Freddy Núñez con esto de la dramaturgia proactiva. Así nos permitimos que cada espectáculo sea algo nuevo. El público avileño que venga el sábado a la función número 70, no va a presenciar la misma puesta sino, otra historia. Habrá otros personajes, como otra vida”.

En su tema esencial, la pieza toca el tema de la emigración cuando este asunto no estaba muy en la cima de la problemática social. Y ha ganado en vigencia, como ya se sabe.

“No lo creí entonces. Ahora sí. Ese es uno de nuestros temas centrales en la obra. Es uno de los hilos conductores. La pérdida por la emigración de un amigo. Y eso es doloroso. Te lo puedo decir ahora desde lo personal. Nosotros hicimos una función de cierre el miércoles 27 de marzo, Día Internacional del Teatro, despidiendo a Raudo con todos los actores y lloré mucho y eso me aporta. Prometí entonces que no iba a llorar más.

“En cambio, voy a seguir diciendo porque lo creo necesario. La compañía teatral El Mejunje con este elenco joven, busca de nuevo poner el dedo en la llaga, como tiene que ser, y a los problemas que hoy tiene la Isla y que solamente los podemos solucionar nosotros. No los va a solucionar más nadie. Y de eso, también, es lo que se trata de hacer desde el teatro”.

A manera de cierre, Adrián respondió a este periódico a la pregunta de ¿qué le falta a la Cuba hoy para que sea tu Cuba soñada?

—Oídos. Oído en tierra.

💯Pareciera que no importa, pero en realidad, sí importa, y mucho. Con una puesta en escena de una hora y veinte minutos,...

Posted by Vasilymp Mendoza Pérez on Thursday, April 4, 2024