Los cineclubes: un espacio de encuentro cultural

Desde su surgimiento y desarrollo, los cineclubes en Cuba han emergido como espacios vitales para la apreciación cinematográfica. En estos escenarios no solo se proyectan películas, sino también se fomenta un diálogo profundo sobre el cine, su historia y su impacto en la sociedad. La importancia de estos espacios radica en su capacidad para educar, inspirar y unir a las comunidades a través del séptimo arte.

El Centro Provincial de Cine en Ciego de Ávila mantiene viva esta tradición, y ante la crisis energética que afronta el país, continúa fomentando esta práctica cultural a través de los encuentros provinciales de los cineclubes, cuya octava edición tuvo lugar durante los días 10 y 11 de junio en el Complejo Cinematográfico Carmen.

Fidel Montes Figueroa, especialista en Programación del Centro Provincial de Cine, explicó a Invasor que estos intercambios tienen una gran importancia porque mediante el ejercicio de la crítica cinematográfica, del profundo análisis fílmico de obras consideradas clásicas de la cinematografía mundial y cubana, se contribuye a la imprescindible formación de públicos.

“De hecho, contribuimos a elevar el nivel cultural entre los espectadores y a conseguir un mejor promedio de personas capaces de enfrentar la lectura simbólica de cualquier tipo de filme que puedan ver. En esta ocasión, estuvieron presentes los cine clubistas de los diferentes municipios de la provincia.

La octava edición se dedicó, especialmente, al cine musical de todos los tiempos con énfasis en la filmografía nacional, por la riqueza rítmica y melódica de nuestra identidad cultural, con géneros musicales como el bolero, entre otros, que son patrimonio inmaterial de la Humanidad”.

Uno de los objetivos primordiales de los cineclubes es la educación. A través de charlas, talleres y debates, se busca desarrollar una conciencia crítica sobre el cine. Los asistentes no solo ven películas; aprenden a analizarlas, a comprender sus contextos históricos y sociales, y a apreciar la técnica detrás de la narrativa visual. Esta formación además de beneficiar a los cinéfilos, también promueve una cultura cinematográfica más rica y diversa en la sociedad cubana.

Al respecto, argumenta a INVASOR Idalmis González Pino, jefa del Departamento de Programación del Centro Provincial de Cine, quien pondera la implementación de convenios y alianzas estratégicas para la exhibición dirigida de películas basadas en obras literarias, en hechos históricos y otras de interés de cualquier curso académico, ya sean de temas patrióticos, históricos o culturales en todos los niveles de enseñanza:

“Para el entrante verano, los cines de Ciego de Ávila van a ofertar ciclos especiales, estrenos internacionales y otras actividades vinculadas a instituciones culturales, ya sea el Centro Provincial de la Música, las Casas de Cultura y las Artes Escénicas, entre otras iniciativas comunitarias con proyectos socioculturales de diferentes Consejos Populares.

El cine continúa siendo un medio poderoso para contar historias y preservar la memoria colectiva, pues los cineclubes juegan un papel crucial en el rescate de películas que reflejan la realidad social y política del país.

A través de proyecciones de obras clásicas y contemporáneas, se invita a los espectadores a reflexionar sobre su historia y su identidad. Este ejercicio de memoria es esencial en un contexto donde las narrativas pueden ser distorsionadas o silenciadas”.

Además de ser espacios de proyección y discusión, los cineclubes también sirven como plataformas para cineastas emergentes. De estos, muchos cubanos, han encontrado un espacio para presentar sus obras y conectar con el público. Este apoyo a la producción local no solo enriquece el panorama cinematográfico cubano, también estimula la creatividad y la innovación en el ámbito audiovisual.

A medida que el mundo avanza hacia nuevas tecnologías y plataformas digitales, los cineclubes en Cuba enfrentan desafíos, pero también oportunidades. La integración de herramientas digitales puede ampliar su alcance y atraer a nuevas audiencias. Sin embargo, es fundamental que estos espacios mantengan su esencia: ser un lugar de encuentro, reflexión y apreciación del cine como arte.

Sin dudas, los cine clubes en Cuba son mucho más que simples salas de proyección; son centros culturales que promueven la apreciación cinematográfica y enriquecen la vida social. En un país donde el cine es un vehículo de expresión y reflexión, son esenciales para cultivar una comunidad crítica y apasionada por el séptimo arte. La continuidad y el fortalecimiento de los cineclubes son vitales para asegurar que el cine siga siendo una parte integral de la cultura cubana.