La voz del muro

Intentos de belleza transforman el aspecto del muro con los recursos expresivos, y técnicas artísticas

Antes de tratar el tema motivador de estos apuntes, es válido esclarecer primero que el muralismo —nacido a principios del siglo XX, en México—, fue establecido por un grupo de pintores intelectuales después de la Revolución Mexicana.

Ese muralismo representó los ideales de una generación, la identidad mexicana, así como la independencia de esa nación. Por esa razón, se empleaban códigos vinculados con la ideología o la política y se desarrollaron en edificios emblemáticos.

Luego, aquellos presupuestos estéticos se extendieron a otras culturas, los cuales siguen aportando a los comportamientos del arte mural hasta la actualidad. Los resultados de esa escuela influyeron en las dimensiones del formato; o sea, la obra parte de la recurrencia a la gran escala.

Simultaneando con el muralismo mexicano, continuó el convencional, especie de variante del grafiti, el cual transmite ideas y emociones relacionadas al inmueble en el que se ejecuta la obra de arte.

Pero las influencias, tal como lo dice la palabra, son solo eso, no determinaciones, pues son los factores locales los que deciden sus transformaciones e, incluso, cambian su destino/destinatario. Ciego de Ávila, no escapa de ese comportamiento y, por ende, exhibe arte mural.

Cuando se transita por las calles de la ciudad es evidente el cambio de aspecto de algunos de sus muros exteriores, ya sean tapias colindantes entre edificaciones o los más conocidos como paredes, tanto de viviendas como de entidades sociales.

Las superficies mencionadas con anterioridad demuestran diversidad de diseños, e imágenes concebidas, fundamentalmente, por los artistas de la localidad. Ahora bien, aunque el trabajo artístico se realiza sobre las distintas superficies de los muros, esto no clasifica como muralismo: el tratamiento del muro no equivale a esa expresión del arte.

Desde el pasado siglo, innumerables creaciones se incorporan al entramado artístico visual como resultado de la inserción de disímiles texturas, y amplia paleta (uso de colores), generando niveles de atracción a través de los colores cálidos. Ideas y conceptos son abordados con el aprovechamiento de la luz natural, porque se trata del quehacer artístico a la intemperie.

Son varios los indicadores que definen la valía de estas propuestas públicas, aspectos como la elección del muro con su respectiva superficie, pueden favorecer, o no, la calidad del trabajo artístico. No es lo mismo aplicar pigmentos sobre una superficie en buen estado de conservación, a en una deteriorada.

No obstante, en caso de que la línea de deseo del creador, e inversionista, sea “sacarle partido” a las grietas, transformaciones irreversibles, entonces, la “apariencia natural” del muro coadyuva al enriquecimiento de la aplicación de recursos técnicos y plásticos para la composición.

La distancia entre el quehacer artístico y la población circulante a través del entorno citadino (el público) debe ser lo más adecuada posible, pues resulta imprescindible su visualización y, con ello, el disfrute de la propuesta —o padecimiento— porque no siempre coinciden los gustos y preferencias entre creadores, promotores y consumidores del arte.

Merece señalarse cómo, de entre los elementos indispensables del arte mural, se precisa un elevado nivel de realización, ponderando las soluciones destinadas al logro de la perspectiva, así como las conexiones entre los planos y, en especial, la unidad figura-fondo. Con esto se quiere decir que mientras más depuradas y nítidas sean las figuras/figuraciones, o sea, sus componentes, mejor será el acceso a la apreciación de la obra.

Existen otras soluciones técnicas como texturas táctiles, así como volúmenes, ambos logrados a partir de empastes, objetos, que superan la superficie del muro o, lo que es igual, “sobresalen” de la pared, provocando al tacto.

El contenido de la propuesta debe estar en coherencia con los presupuestos estéticos y, sobre todo, con el nivel técnico; por ejemplo, una cerámica de austero aspecto, creada por el experto Gustavo Rodríguez —en la década de los 90—, ubicada en el acceso principal del Hospital Provincial General Docente Dr. Antonio Luaces Iraola, en el cual utiliza alegorías a la vida.

 muralDetalle de la obra mural

En la ciudad capital avileña, ha sido exuberante la concreción de proyectos murales, los cuales incursionan en diferentes temas: áreas infantiles son caracterizadas por la línea cándida, así como la sugerencia morfoconceptual para el desarrollo de la imaginación.

También temas históricos, como interpretaciones de la arquitectura militar de la Trocha de Júcaro a Morón, tradiciones, leyendas, y personalidades de diversas áreas de la vida de Ciego de Ávila conforman creativas miradas en torno a la memoria histórico-cultural.

Todas esas propuestas son exponentes del arte mural avileño, donde se expresa el talento del artista, aunque es reiterada la solución del trabajo en equipo, lo cual no siempre es pertinente, a pesar de convertirse en una solución económica.

Es evidente en ellas, que, a pesar de comunicar y promover la historia y la cultura, en ocasiones carecen de valor local, o sufren de facilismo o falta de presupuestos creativos filosóficos. Un genuino arte mural es más que una obra plástica sobre un muro.