La magia de las manos

La avileña Odalys Álvarez Fernández, licenciada en Biología y profesora de la Enseñanza Preuniversitaria, debutó con una enfermedad y la doctora le propuso que se ocupara en algo que la sacara del estrés. En 1997, con 38 años de edad, esa mujer se reorientó en las manualidades.

Un rayo de bicicleta se convirtió en su primera agujeta, gracias a la inventiva de un galeno; los hilos provenían de sacos de harina. Las primeras nociones las adquirió con una agujeta: su joven nuera, hija de artesana, la enseñó a tejer a crochet. Después, Odalys enseñó a su mamá.

En 1999, la aprendiz inició sus vínculos con la Casa de Cultura José Inda Hernández, de la capital provincial, a través los talleres de apreciación del arte, y cursos de Isabel Quintero, artesana tejedora. Estos primeros pasos los daba simultaneando con otros empleos, pues las artesanías tejidas por la novel eran vendidas.

Odalys, en 2015, decidió, junto a dos madres con hijas en situación de discapacidad intelectual (síndrome de Down), mostrarles a estos lo aprendido. Es por lo que, en su casa, comenzó la enseñanza del tejido; otras jóvenes se fueron incorporando e intercambiaban técnicas, entre el tejido y la muñequería.

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Un día pasó por su casa una mujer que trabajaba en la Televisión Avileña. Odalys ya tenía la patente para vender las confecciones realizadas entre todas; entonces, le hicieron un reportaje e impactó. A partir de ese momento fue convocada para que se activara y, con su experiencia, desarrollara talleres en la Casa de Cultura, institución cultural comunitaria donde ella aprendió. Por ello, creció su grupo de hacedoras de artesanías con creadoras y aprendices; entre los integrantes se colegió el nombre: Manos Mágicas.

Además del tejido a crochet, en los talleres se enseñó la técnica del bordado, a quienes demostraron interés. Merece destacar cómo el auge del proyecto se logró, también, con la incorporación de un segmento poblacional a favor de la salud mental: niños y adolescentes en situación de discapacidad intelectual —en este caso, con síndrome de Down— y sus familiares, encontraron una opción adecuada, para ellos. En diferentes actividades, esos miembros exhibían tejidos, prendas de vestir y accesorios, con satisfacción.

Los encuentros se intencionan y, por ende, se convierten en un espacio formativo, pues se invitan artesanos, con el propósíto de motivar el proceso enseñanza-aprendizaje para la superación cultural. Ejemplo de lo expuesto es el interesante y oportuno taller impartido por el creador Pedro Quiñones Triana, el cual tuvo gran aceptación en las participantes.

Con la inserción de la gestora de Manos Mágicas al trabajo de la Galería de Arte Raúl Martínez del Consejo Provincial de las Artes Plásticas (2018), el Proyecto, exhibió su quehacer desde la expresión individual hasta la grupal, visibilizándose su particularidad. Precisamente, en el patio interior de dicho lugar sesiona el taller en la actualidad. Aquel mismo año, Manos Mágicas conectó con el Centro de Superación para la Cultura, entidad que entregó a los participantes la constancia de su participación. Coincidentemente, en dicho período de tiempo, convocados por la licenciada Odalys Negrín, representante del Centro de Intercambio y Referencia-Iniciativa Comunitaria (CIERIC), en la filial avileña de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, el proyecto tuvo la oportunidad de recibir entrenamiento en Camagüey para, posteriormente, presentarse al concurso nacional y ser seleccionado como el mejor del país.

Son evidentes las posibilidades ofrecidas a la población por Manos Mágicas; gracias a su empeño y compromiso con la vida, inserta hoy otras mujeres, jóvenes y niñas atraídas por la magia artesanal. No obstante, la participación masculina no ha sido nula, lo que gestiona aún el proyecto.

Cuántas expresiones de textiles desarrollan las integrantes de este grupo creativo: tejidos (crochet, miñardí, etc), muñequería, bordado a mano, parche, entre otros. Cuánta sabia se comparte y contrasta. Cuánto se crece a través de estas sanas labores.

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Exponentes del grupo de artesanas han expuesto en las diversas exposiciones del ámbito artístico visual, obteniendo reconocimientos, menciones, y premios. Algunas forman parte de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas, otras se hallan gestionándolo. La tradición de las manualidades se multiplica en cada jornada, potenciando, de ese modo, el arte popular y la evolución del mismo a artesanía artística, confirmándose la identidad cultural avileña. Se trata de un constante taller de enseñanza-aprendizaje, en el cual lo cognitivo y lo lúdico se integran para convertir el sitio de las manualidades en la posible labor para el esparcimiento, asimilación cultural y oportunidades para el sustento.

Felizmente, Manos Mágicas fue aprobado como Proyecto de Desarrollo Local (PLD); por acuerdo del Consejo de la Administración Municipal, se decidió que el proyecto sociocultural se constituya, produzca, y comercialice con identidad propia. Sin embargo, lo antes declarado no ha sido llevado a la práctica aún, según decisores, debido a la crítica situación económica que atraviesa la nación por lo que es imposible para el gobierno, en estos momentos, aportar un financiamiento para el desarrollo del PLD. Ineludiblemente, Manos Mágicas es un asunto pendiente en la agenda cultural avileña.