La imagen de un momento

La primera gran exposición de pintura en la ciudad de Ciego de Ávila constituyó un espacio cultural en el cual debutaron valores artísticos visuales a través de la recepción y exhibición de trabajos realizados esencialmente por aficionados.

La primera gran exposición de pintura: así anunció Radio Cadena Agramonte desde horas tempranas de la noche del 11 de abril de 1960, en el parque Martí, hasta la inauguración después de la intervención de Albadio Pérez Segura, promotor de este encuentro cultural, quien estuvo acompañado por personalidades políticas de la localidad como Reimundo Sacarías Díaz, primer secretario de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) y el capitán Orestes Varela, comisionado municipal.

Desde el jueves 10 de marzo de ese año, el Gobierno Municipal de Ciego de Ávila y el Centro de Cultura Popular, lanzaron la convocatoria a pintores profesionales y aficionados, incluyendo a los escolares, y ocho días después, quedó integrado el Comité Organizador de la Primera Gran Exposición de Pintura, apoyados por la Asociación de Alumnos de la Escuela de Comercio y sus profesores, quienes se propusieron la localización, atención y promoción de los valores plásticos existentes en el territorio para exponerlos al disfrute de todos de forma gratuita y, de esta manera, contribuir a la elevación del nivel cultural de la población. El certamen contó con una amplia participación, pues los creadores tuvieron la posibilidad de presentar cuantos trabajos deseaban mostrar.

Con el nacimiento de la Comisión de Cultura del municipio —el 9 de febrero de 1959—, en el Centro de Cultura Popular de Ciego de Ávila, y en el lugar que ocupaba la Escuela de Comercio, se desarrollaron una serie de actividades culturales que respondían a los intereses del Gobierno Revolucionario Cubano.

Esta Comisión quedó integrada por Albadio Pérez Segura, director de la Escuela de Comercio y del Centro de Cultura Popular; Héctor Jiménez Cerguera, representante del magisterio; María de la Cruz Cancio, pintora graduada en San Alejandro; Huberto Reyes, rotulista; Armando Jiménez, periodista; y José Luis Izparraguirre, participante por el Instituto. Cuando se organizó esta actividad, en Ciego de Ávila no existía un registro de los artistas profesionales, autodidactas o aficionados, ni una Galería de Arte que brindara servicios gratuitos a la población.

En la exposición participaron más de diez creadores; en la mayoría de los casos, cada uno de ellos aportó a esta actividad un aproximado de dos o más trabajos. La presencia de María de la Cruz Rodríguez Cancio fue esencial; pues coadyuvó a la supervisión técnico-artística del certamen, basada en su condición de graduada de la Academia de San Alejandro.

Al día siguiente de la muestra, en el artículo Abren la exposición de pintura del periódico La Región, se escribió al respecto: “Nosotros también tuvimos oportunidad de contemplar tan hermosas obras entre las cuales destacamos las de la Sra. Florinda Monzón, verdaderas obras de arte de un realismo impresionante. Las de la Srta. Daysi Cabreara, trabajos con creyón que han causado sensación […] y las del ya popular y magnífico artista señor A. Luna”.

También se presentaron propuestas artísticas del exestudiante de la Academia de San Alejandro René Rodríguez Muñiz, cautivado por los presupuestos del Impresionismo francés; Pedro Ortiz, con su único formato, La Quinta del Americano; y, Abel Denis, un joven aficionado, quien apareció con siete trabajos mostrando su atractivo discurso de principiante.

Imagen del Paisaje pintado por Florinda MonzónPaisaje, pintado por Florinda Monzón

El hecho de haberse organizado esta primera gran exposición de pintura fue, de por sí, interesante; pues tuvo la virtud de aglutinar valores artísticos y mover ideas acerca de los géneros pictóricos tradicionales y, en específico, sobre el paisaje y el retrato. Los aficionados se valieron de técnicas habituales, de una manera u otra, con una clasificación reconocida o no; sin embargo, continuaron pintando sin pretender una crítica a su práctica ni al establecimiento de normativas.

El retrato, en general, no apareció descompuesto ni recreado sobre el lienzo o el cartón con diversos fines, se circunscribió a la contemplación pasiva del entorno. Solo en algunos casos existió cierta transferencia del sujeto al objeto, del hombre al paisaje; es decir, predominó la práctica romántica. En muchos casos, el paisaje se estancó en clichés y, aún más, en el desempeño mercantil y hasta pseudoartístico.

Existen otros comportamientos de experimentación en los que se dio una estrecha vinculación entre el paisaje y la figura humana, en especial la femenina; la evidencia más elocuente de la sensualidad y el erotismo lo constituyó la amplia presentación de doce trabajos a plumilla por Reinaldo González Zamora.

Además, se debe señalar que en el evento se expusieron retratos anónimos referentes a la vida íntima del artista, autorretratos, entre otros; también se exhibieron rostros usados como expresión de alegría o tristeza y belleza. Como se ha evidenciado, el género del retrato no superó la mera reproducción de una imagen, pues se mantuvo la tímida fidelidad al modelo.

En la noche del lunes 18 de abril fue clausurada la exposición, y La Región nuevamente lo hace patente en sus páginas: “Después de haber alcanzado un éxito rotundo, quedó cerrada anoche la exposición de pintura presentada en la Escuela Municipal de Comercio. Las obras presentadas, por la calidad y por su número sirvieron para demostrar que el pueblo de Ciego de Ávila es un pueblo culto amante del arte que no ha tenido quien lo ayude para que sus hijos den a conocer sus obras”.

Desde horas tempranas hasta bien entrada la noche, incluso a la 1:00 pm, la exposición fue visitada constantemente por las autoridades locales; así como por hombres, mujeres e infantes de los diferentes barrios del municipio avileño.

Los organizadores de la actividad levantaron un acta de la afluencia del público y todas las personas dejaron su rúbrica; el Libro de firma evidenció la rica participación de la ciudadanía y dejó constancia del éxito obtenido: “Por esta exposición han pasado miles de avileños y como quiera que la visitamos en varias ocasiones [sic], podemos decir que todas las noches se oían comentarios de admiración y elogio tanto para los expositores como para los organizadores de la misma, que dicho sea no le negamos, uniéndonos a ellas para dejar constancia de nuestra más sincera felicitación a unos y a otros”.

Durante el proceso de organización de la exhibición se hizo imprescindible la existencia de alguna institución que respaldara las necesidades artísticas de los habitantes con las inquietudes en torno a la plástica.

Evidentemente, la primera gran exposición de pintura, además de promover tanto a los artistas como a los aficionados del territorio y su genuina incursión, en unos, o significante maestría, en otros, constituyó una manera de fortalecer los valores estéticos de la plástica y coadyuvó a la movilización cultural de la población.