La corona para Osval

 caricatura Uno entra a la galería Raúl Martínez, ahora mismo, y todo se vuelve agradable porque el tamaño de las cuarenta piezas expuestas allí y su colorido, hacen que la invitación sea irrechazable.

Quizás esa fue la idea principal del caricaturista, diseñador y fotorreportero, Osvaldo Gutiérrez Gómez, Osval, al conformar su expo personal Humor con corona. Además de reunir las obras realizadas en tiempos de pandemia y publicadas, en su mayoría, en el semanario Invasor.

El asunto se vuelve más rico cuando trata de ser una especie de aliciente para aquel que prefiera escapar de una cola o del tumulto de calamidades que nos va dejando la pandemia de la COVID-19, al escudarse en este tipo de humor gráfico, que también se le podría llamar digital, y que es tan refrescante como el mismo guarapo.

Bravo Osval!!!

Posted by Damián Betanzos Hernández on Friday, July 17, 2020

Y es que las caricaturas, o muñequitos, como también le decimos, de Osval, tienen una carga semántica muy interesante, pues no solo reflejan las situaciones mundiales o de nuestro país sino, también, las cosas más jocosas que nos pueden ocurrir en el interior de nuestras casas.

Sirviéndose de las armas propias del choteo, la ridiculización de un suceso, el aparente irrespeto, la burla y el gusto por el morbo, Osval nos deja ver la esencia de su psiquis, ese reflejo subjetivo del mundo objetivo, permitiéndonos estar o no, en su misma sintonía de pensamiento.

Osval es un “criticón” de la vida, en el sentido de la cubanidad y su deseo de desterrar la chapucería en las cosas rutinarias. El amor, la amistad, el odio hacia la guerra y lo mal hecho, la esperanza en un mañana mejor, las colas y sus efectos en los sujetos, son algunos de esos tópicos que convierten a la muestra en un suceso que despierta el interés con agarre y firmeza.

Valiente caricaturista trepado en su tribuna denunciatoria. Dice lo que va por mal camino, lo perfectible y hasta lo que ya no tiene remedio, a ojos públicos, y aquello que debería ser cambiado. Se mofa de tener la verdad en la mano aunque, para ello, parezca infalible, absolutista. Sabe que ese es el precio de ser polémico, astuto, suspicaz.

Cual caballero de feliz lanza, nos regala estampas de calidad sublime, si es que ese término existe. Y la belleza reside en la sencillez del trazo, lo bien empleado de los rellenos en cada figura, y la teatralidad que pudiera asumirse en cada página. Porque Osval es un delineante de seres vivos, actuantes, fáciles de encontrar en nuestra cotidianidad. Eso, también, lo vuelve, accesible a su público.

El mensaje que proyecta no requiere de mucho tiempo de lectura. Se lee de un tirón y de golpe sobreviene la carcajada. Pero se nos dibuja una risa cómplice, repleta de guiños, y hasta de segundas intenciones. ¿Qué quiso decir con estas curvas? ¿Se está burlando de lo que creo que se está burlando? Le tiró fuerte a esto… ¡Solavaya!

Humor político, negro, social, de todo un poco en esta exposición personal de un Osval más maduro, y que no pretende hacer alardes con el oficio del dibujo, si no dar su criterio constructivo.

Desde el punto de vista psicológico, esta muestra tiene las formas del humor conectivo. Ese que es gracioso y a todas da risa. Que permite la conexión directa con el expectante y, a la vez, la perspicacia de saber qué se piensa del otro lado de la cartulina. No deja de tener un sabor optimista que nos vuelve más potable la cruda realidad.

Al Osval caricaturista le va mejor el contenido que la forma, porque así es él en lo personal. Hombre agraciado y vivaracho, jocoso a la máxima potencia, tiene para conversar de todo y con todos, sin repetir temas. Es apasionado, como se puede ver en estas caricaturas que le cantan las cuarenta a cualquiera y con toda la razón del mundo.

Solo me hubiese gustado obras menos digitales. Aunque conociendo el apego de Osval por el Photoshop y el dominio que ya tiene del mouse, puedo entender que le sea más rentable trabajar directo en la PC que sobre una cartulina.

A esta exposición uno le entra con ganas. Y con deseos de comerse al mundo, sale de ella. Solo nos queda cuidarnos de no ser comidos.

Compartir una parte de la mañana de este viernes con amigos y colegas de la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales...

Posted by Noemi Milian Rosa on Friday, July 17, 2020