Inició AHS en Ciego de Ávila recorrido por la Trocha

La brigada de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), en Ciego de Ávila, inició ayer en el municipio avileño de Venezuela su recorrido por la Trocha de Júcaro a Morón.

Se decidió recuperar el evento Siguiendo la Trocha en 2019; desde hace varios años, la filial de nuestra provincia no realizaba esta cruzada; los propios artistas se decepcionaron con la pobre aceptación en los municipios. En esta ocasión se aunaron esfuerzos y se llamó al compromiso de la membresía para rescatar de la desidia una proyección artística colectiva semejante a la que Ángel Lázaro Sánchez (Barquito) inició en 1992.

Para esta edición, en vez de caminar desalojando de malezas los fortines —lo que devino rutina de ediciones anteriores—, una guagua traslada a la brigada, que sí mantiene las ansias de llevar su creación a comunidades de difícil acceso y alejadas del circuito cultural en el territorio. Una tarea que se dice fácil pero no lo es, pues la recepción del público es impredecible y la verdadera virtud de los artistas está en saber descifrar cuál enfoque utilizar y adaptarse rápidamente a cualquier reacción.

La preocupación nunca desapareció de la mente de muchos durante el primer día de cruzada, pero, como un acuerdo unánime, se cimentó una premisa: “lo importante es disfrutar, y así, la energía que se transmitirá al público será perfecta. Si acuden 50 personas, será gratificante, si acuden cinco, también, porque actuaremos para todos, pero, ante todo, para nosotros, porque queremos”.

El recorrido inició en el Gobierno Municipal de Venezuela con la presentación de la más reciente obra del investigador avileño José Gabriel Quintas, La trocha por dentro. Leyenda y realidad de la Trocha de Júcaro a Morón, publicada por Ediciones Ávila. Después, la brigada se transportó hacia Júcaro, y en la cooperativa pesquera nació la magia, esa que todos esperábamos para que la justificación del evento fuera fidedigna.

La escuela primaria Ramón Domínguez de la Peña fue citada para la presentación, y entre trabajadores, educadores, padres e infantes, la promesa se hizo realidad. Santa Massiel y Motivos personales, César Brown y su banda, y Dayana Espinosa Águila, interpretaron varias canciones infantiles, siempre con la guitarra de trasfondo instrumental y la sorpresa de las habilidades de Adalys —integrante del grupo de César Brown—, con el violín.

Varios miembros del Guiñol Polichinela abarrotaron la cooperativa pesquera, y, cuando los juegos de participación se agotaron, vino la oportunidad del baile con las interpretaciones de Yomel, cuando la versión del tema Me voy, de Cimafunk, le proporcionó nuevas energías a los pequeños.

Por otra parte, la presentación en el ranchón Palmarito no logró llegar a los límites inferiores de las expectativas, una prueba de que resulta imprescindible la coordinación acertada de los promotores de cultura en los municipios y un estudio de público y espacio, pues a las 2:00 pm, a ese lugar, evidentemente no asiste nadie.

Con el lastre de un tin de desánimo partió la tropa para La Caoba. Cuando llegamos, un sol intenso castigaba el lugar escogido y la desolación parecía atraer otros rostros cabizbajos en la bodega de la comunidad, en cuyo lateral se presentarían los artistas. No obstante, ante la improvisada promoción de Aldring Mirabal Mora al micrófono, y la curiosidad que despertaban los “peluditos” que aterrizaron en La Caoba, el público fue en aumento. 40 Megas hizo de las suyas, y, como excepcionales artistas, su histrionismo protagonizó la escena, y los vecinos no dejaron de reír y aplaudir a su antojo.

En fin, un día productivo que cumplió con su cometido y propició arte a todo el territorio que visitó la cruzada. Así que continuamos siguiendo la Trocha, esperando siempre que los resultados finales propicien las ansias para no abandonar la trayectoria una vez más.