Una mirada a la obra de artesanos de Ciego de Ávila
Del boceto al metal diría que hay un camino muy largo. Tan largo que inició hace casi 20 años atrás con el dominio de las técnicas industriales para el procesamiento de este material y sus múltiples aleaciones.
Entonces, buscarle la forma, darle un sentido artístico, derrochar el sudor esperando la perfección o combinar la madera, el vidrio, el barro y las plantas ornamentales no figuraban en ningún proyecto ni alimentaban ilusiones.
Hoy, los golpes del martillo sobre el yunque hacen vibrar hasta los huesos y en las cienes retumba ese estribillo estruendoso que va, como gota que horada la piedra, transformando. A la casa le nació a un costado un taller y la familia decidió de a lleno unirse bajo el nombre — ahora sí oficial— Arte y Forja D’ Milián.
A una temperatura superior a los 900 grados se “corrompe” la dureza del metal y hasta a la más áspera estructura se le aisla el óxido hasta tomar forma y prestancia. A estas alturas se encarga de golpear con el mazo el más joven de ellos, Maikel Milián Hernández, y diseña y repiensa los bocetos Santos Guillermo Milián Villanueva.
Los Milián parecen personas sencillas, ensimismadas en las cuatro paredes que definen su espacio de trabajo y, si insisten en revelar los “gajes” de su oficio, es solo para aclarar que su excepcionalidad radica en el hecho de que rescatan la reja tradicional, a partir de técnicas artesanales, donde la forja vuelve a sus orígenes, lo mismo en frío que en caliente.
La forja es un trabajo pesado que debe hacerse en equipo
Desde el año 2008 sus producciones han invadido los espacios públicos de Ciego de Ávila con aparente discreción. Algún que otro encargo especial, varias donaciones e incursiones atrevidas dibujan un currículo que apenas ha comenzado a escribirse formalmente.
Las marquesinas del teatro Iriondo, la cerca perimetral de la fuente que inicia el bulevar en la ciudad cabecera, trabajos de restauración y creación en el hotel Rueda y otros de ambientación en la cayería norte son, a priori, un inventario de su trabajo.
Con más detenimiento se descubre que sus inclinaciones artísticas les han valido reconocimientos en varias ediciones de los salones de artesanía artística Eduardo Martínez y en la Feria Internacional de Artesanía de La Habana.
“Como técnicas fundamentales usamos el recalcado, el estirado y el afilado. Hacemos maleables el metal a través de la presión, con prensas, y el impacto con diversos tipos de martillos. Este es un trabajo constante, y de mucha paciencia y esfuerzo.”
Reja con arte parece ser su pieza más querida, donde confluyen diseños y técnicas que la acercan a la modernidad, sin perder sus valores utilitario y estético.
La combinación de figuras geométricas, la simetría y el ritmo en la distribución de cada motivo van construyendo un sello, que se afianza con las abundantes curvas, las puntas afiladas o truncadas, y los arabescos y círculos, que demuestran en sus diseños, no solo el ingenio del creador, sino un sello de originalidad.
Conscientes de que no siempre lo utilitario deriva en arte, la meta es refinar el acabado de las piezas, corregir las impurezas del metal y descubrir otros modos de hacer y decir desde la artesanía. Mientras, la inscripción del grupo al catálogo del Fondo Cubano de Bienes Culturales y al de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas camina a buen paso, para desmentir cualquier paradoja en casa de herreros y forjadores.