El rincón de los cronopios cumple seis años de vida

Un taller literario que cumple sus seis años de vida sigue sumando jóvenes y no tan jóvenes amantes de la escritura

 escritoresLuis Pacheco Granado /FacebookEl rincón de los cronopios a través del tiempoCon una secuencia semanal de trabajo constante, el taller para escritores El rincón de los cronopios cumple seis años este 2024 y no parece tener fecha de caducidad.

Para Luis Pacheco, escritor y pedagogo, su principal artífice, es un tiempo cargado de buenas vibras y, sobre todo, amor por la literatura.

“No solo damos talleres de cómo escribir mejor los cuentos y poemas, sino, también, hacemos lecturas y damos las mínimas herramientas para que nuestros autores puedan leer mucho mejor sus obras al público. Lanzamos concursos como El rincón de los…, El Águila de la Trocha, y nos unimos al proyecto de Haiku, La luz del faro, radicado en La Habana, para la convocatoria al “I Concurso Nacional de Haiku En el brocal del pozo”.

Pacheco sabe que el escritor debe cumplir, además, su función social y para ello prepara una peña homónima, casi paralela al taller, donde se leen los textos tallereados y ya en fase final.

Asimismo, invitan a otros escritores del patio para compartir experiencias y tomar referencias activas.

Feliz de estar este sábado en El rincón de los Cronopios, cómo escritor, para este público maravilloso. Gracias Luis Pacheco Granado por la invitación. Y a todos los presentes. #CiegodeAvila

Posted by Vasilymp Mendoza Pérez on Saturday, October 28, 2023

Las peñas se convierten en ese espacio más “serio” donde suele haber té o café y uno viene preparado con parte de la familia, para que sean partícipes de la vida literaria de un escritor.

“No solo vivimos de los libros y la escritura”, señala Pacheco a Invasor. “Hay que tener conciencia de que este oficio es útil y si ayudamos a formar a otros escritores, pues mucho mejor. Así somos más, con calidad, y gana la literatura avileña, que en los últimos diez años se ha visto muy deprimida”.

Tras un guiño a la obra literaria del argentino Julio Cortázar, este taller toma el nombre de su libro Historias de cronopios y famas (1963) y lo convierte en un espacio vital, lleno de escritores en ascenso, y que van realizándose con el paso del tiempo y las buenas prácticas.

“Cortázar es uno de mis autores favoritos. Además de Carpentier y, en especial, José Saramago. También me gusta la obra de nuestro Alberto Guerra y de otros contemporáneos de aquí mismo. Soy un lector incansable”.

taller literarioMaría De Lourdes Pozo Valdés/FacebookEn plena faena se encuentra el taller un sábado por la mañanaEl amor por la lectura es otra de las enseñanzas que quiere dar Pacheco a sus talleristas. Y vive convencido de que es un hábito que se puede sembrar. Es de los que creen que nadie nació para leer.

Recuerda el escritor, oriundo de Baraguá, que las experiencias vividas en la República Bolivariana de Venezuela fueron las que le hicieron formar este taller y seguir el bichito de la enseñanza por la literatura creativa que, con tanto tesón, ya le estaba picando.

“No es una deuda con esos años en la Misión Cultura Corazón Adentro. Es un deseo que tenía de seguir enfrascado en la formación de escritores, como lo estaba haciendo en Venezuela. Tenderles una mano. Darles algunas herramientas propias del oficio, y continuar con mi vocación de maestro primario, que también ejercí”.

De los libros que ha publicado Pacheco en Ediciones Ávila, podemos recordar el volumen de cuentos El libro de los niños tristes (2009), que fue reeditado en el 2017 por Guantanamera. Y tuvo un éxito notable en el territorio por el tema tan desgarrador que nos presentaba.

De su autoría podemos destacar, igualmente, Mundo bajo el árbol (2019), una noveleta para niños y jóvenes con la mirada puesta en el bajo mundo de las hormigas.

Algunos escritores que han pasado por el rincón, como Yasmani Rodríguez Alfaro, entre tantos otros, dan fe de los frutos ya recogidos tras horas de revisar y corregir textos.

De alguna forma, Pacheco paga las deudas contraídas con aquellos que ofrecieron su sapiencia para lograr que se convirtiera en este escritor con dotes altruistas.

“Tengo muchos a quiénes agradecer. Y no digo nombres para no pecar de ausencias. Pero la casa de cultura José Inda Hernández, mi centro de trabajo en la actualidad, es el epicentro de este rincón. Sin dejar de mencionar que le debo mucho al Centro Provincial del Libro, que se ha hecho colaborador imprescindible de este espacio”.

Sus talleristas viven el día a día en los concursos nacionales e internacionales y, poco a poco, ven realizados algunos de sus sueños más queridos: sentirse parte de la literatura avileña contemporánea.