De la vida, el paisaje

Quedó inaugurado el Salón Regional de Paisaje René Rodríguez, con la participación de artistas de las provincias de Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey, asumido por la galería de arte Raúl Martínez del Consejo Provincial de las Artes Plásticas, en la ciudad cabecera.

El paisaje es reconocido como manifestación reiterada en el periplo artístico de la historia de la cultura en Ciego de Ávila y, por ende, promueve los valores de la naturaleza interpretados por el artista a través de su lenguaje. Con esos antecedentes, un espacio destinado a la promoción de dicho género arribó a su XIV edición, pues quedó inaugurado el Salón Regional de Paisaje René Rodríguez, en la galería de arte Raúl Martínez del Consejo Provincial de las Artes Plásticas, en la ciudad cabecera.

De este modo, Ciego de Ávila, junto a las provincias de Sancti Spíritus y Camagüey, confronta su desempeño para prolongar la existencia paisajística. El duende de la ciudad, tema del insigne trovador Héctor Luis de Posada, dedicada al maestro del paisaje René Rodríguez, rememoró la espiritualidad de aquel artífice, mientras provocaba conmoción al público asistente.

Manifestaciones artísticas tales como: dibujo, pintura, grabado, fotografía, y la técnica mixta, entre otros, coexisten, en el certamen. Resulta predominante la apelación a la academia, estilos y distinguidas formas de hacer paisaje —convertidos en referentes del arte universal en materia de paisaje—, incluso, en algunos trabajos, se insertan recursos surrealistas. Destaca en este contexto, Carlos Roberto Sánchez, Kiko —discípulo de René— porque, exhibe un paisaje con la impronta aprehendida de su Maestro a través de la aplicación de empastes de colores, y manchas, con la espátula.

Conformaron el jurado principal Nelson Wenceslao García, artista espirituano; Darling Abstengo Ríos creador visual avileño, y Alfredo Fuentes Fernández, curador y crítico de arte, camagüeyano; quienes apreciaron multiplicaciones tanto de la forma como del contenido del paisaje y, apuntaron, además, sobre la valía del oficio.

El gran premio se otorgó a Marina I y II, obra obtenida a través de la técnica mixta sobre cartulina, del espirituano Luis García Hourruitinier y, entre los premiados están: Balada de otoño, fotografía de Carlos Roberto Sánchez Rodríguez, Kiko (Ciego de Ávila); El Laberinto, historieta concebida en coautoría por Eddislén Escobar Nodal y Laura González Fernández, basada en la aplicación de tinta sobre cartulina (arte secuencial con impresión digital) (Camagüey); Esfuerzo sin trabajo, grabado de Ricardo David Ramírez González (Sancti Spíritus).

Gracias a la amplia entrega de los artistas, el jurado también concedió menciones, que fueron compartidas entre las plazas Camagüey y Ciego de Ávila: en el caso de la primera, Camagüey, ciudad patrimonial (técnica mixta), de Ramón A. Caballero Ponee y Ciudad invadida, un interesante acrílico sobre lienzo policromado, de Celso de Zayas; en el segundo caso sobresalieron una pintura de la serie Retrato filosófico de mi ciudad (óleo sobre lienzo), por Villa Marín Díaz; Trinidad, un dibujo sobre cartulina se convierte en la obra de Alejandro González Hernández; así como Luces de la ciudad (técnica mixta), de Humberto del Río Rodríguez.

Entidades sociales contribuyeron al certamen con premiaciones colaterales. A continuación cada institución y su obra reconocida: Filial Avileña de la Sociedad Cultural José Martí, Luces de la ciudad (Humberto del Río Rodríguez); Fondo Cubano de Bienes Culturales, Urbano 180 (Daniel González Hernández); Unión de Escritores y Artistas de Cuba, Dicotomía (Leonides Lazo Bernal); Centro Provincial de Casas de Cultura, Recodo, paisaje en óleo sobre lienzo de Abel Denis, legendario paisajista, participante en la Primera Exposición de Pintura Avileña (década del 60), fundador del Movimiento de Artistas Aficionados, cultor del paisaje, en la provincia hoy. ARTEX y la Asociación Cubana de Artesanos Artistas, coincidieron en Paisaje campesino (Davier Burgos Pérez), realizado en la técnica del pirograbado. Todos avileños.

Se incorporaron contrastantes miradas al paisaje, las cuales tuvieron sus seguidores, por ejemplo, Ocaso, óleo sobre lienzo, con tratamiento de fantasía, cuyo autor es Reinier Riverón Pérez—versátil autodidacta reconocido como Esteban El Artista—; también Miguel Raúl Hurtado Vilar, El Barry, con La salida (técnica mixta), provocó criterios de especialistas y espectadores.

Tal parece que el paisaje decidió exhibirse más allá de los accidentes geográficos, incluso, de los idílicos parajes con lagos, ríos, saltos, cascadas, mares y océanos. Distintos ángulos de la concepción artística desplazaron al paisaje de su eje tradicional y, alarmó a muchos, la exuberante incorporación de figuraciones, así como edificios, y otros elementos derivantes de la naturaleza debido a la intervención humana.

Quizás la próxima convocatoria del Salón Regional delimite sobre el género en cuestión o, simplemente, se trataría de la libre creación plástica con temática ilimitada—en todas sus expresiones—, lo cual esclarecería su encargo al paisajista tradicional, supuesta razón de la existencia del mismo.