La compañía D'Morón Teatro logrará, a través de un Proyecto de Desarrollo Local con gestión estatal, administrar el área conocida popularmente como el Reverbero, con el personal y los recursos necesarios para mantenerlo “encendido”.
El jueves pasado Orlando Concepción cumplió años y es muy probable que pasara la mañana igual que el resto de la semana: no sentado en la oficina, ni dirigiendo un ensayo. Los últimos meses, en el teatro Reguero, enclavado en el entorno del Parque Agramonte, al norte de la ciudad de Morón, han sido dedicados a edificar lo que parece será la fase final de su sueño.
La compañía D'Morón Teatro logrará, a través de un Proyecto de Desarrollo Local con gestión estatal, administrar el área conocida popularmente como el Reverbero, con el personal y los recursos necesarios para mantenerlo “encendido”.
“¿Tenemos un cumpleaños colectivo de las escuelas cercanas?”, explica Orlando. “Lo hacemos debajo de la ceiba. ¿Una peña de los clubes de aficionados de abuelos? En la glorieta. ¿Una obra nuestra? En el Reguero. ¿Un espectáculo callejero? En el escenario de afuera. ¿Una descarga de trova? En la Casa Museo”.
Invasor los encontraba en plena faena de albañilería, a él y a Lester Mora, actor, en medio de un escenario lleno de polvo y cubos de pintura para las paredes.
“De todo el proyecto, en lo que los documentos legales fluyen y se aprueban el cambio de uso de la Casa Museo y la cesión del área del Parque, creo que lo primero será inaugurar la Casa Museo y abrir el teatro, que ha servido prácticamente de almacén todo este tiempo”.
La Casa Museo, ya lo habíamos explicado, se enclava en la vivienda aledaña al teatro, que perteneció a sus dueños originales. En principio, resuelve un problema de infraestructura, brinda una salida trasera al escenario, que se ha equipado con baño, bancos y tocador de maquillaje, todo por cuenta del Consejo Provincial de Artes Escénicas.
El espacio, además, incluye oficina, cocina y una sala amplia que será utilizada, a la vez, como área de exposición y café al servicio del público.
Desde la fachada se aprecia el vínculo entre ambos inmuebles
“Quiero dedicar cada espacio a personajes ilustres o populares de la ciudad, la obra del grupo, algo de nuestra historia. Sueño también con tener documentación digital para la consulta de estudiantes”.
El proyecto Crecidos por la Cultura encuentra entonces el nido donde acomodarse y crecer. Ya estuvieron en cada comunidad desfavorecida de la provincia, y la pandemia, la economía, indican que es hora de dejar de ir por ahí.
Ahora, comenta Orlando, pueden dedicar meses a las tareas que el proyecto dedicaba días. “Por ejemplo, trabajar con las escuelas, con clubes de aficionados...”
El impacto comunitario que espera todo el grupo tiene que ser proporcional al esfuerzo que han puesto. Porque lo merecen.