Bestias contextuales: Ideas que piden formas

En la víspera del 37 aniversario de creada la AHS, y en el marco del evento Todo X el Arte, se inauguró la muestra personal de Yasmani Rodríguez Alfaro en la Casa del Joven Creador

En la noche insoslayable de este 17 de octubre, las formas pictóricas de Bestias contextuales, la nueva serie de Yasmani Rodríguez Alfaro, salieron de la galería Nexos de la Casa del Joven Creador e inundaron el bulevar. Como duendes o espíritus, se metieron en las casas y alborotaron la vida de los vecinos.

Sacaron las basuras de los contenedores, despertaron a los gatos y pusieron de guardia a las alimañas. Además, rompieron todos los cristales de todas las vidrieras. No querían reflejos de sus cuerpos ni sus cuerpos en cada reflejo del porvenir.

Posted by Yasmani Rodriguez Alfaro on Monday, October 16, 2023

Son bestias, Bestias contextuales, y habitan dentro de nosotros. Pero son, también, polisémicas porque dependen del contexto en que estén.

En su sentido más literal, bestias son los animales salvajes, especialmente los carnívoros. Un tigre es una bestia; un grupo de lobos es una manada de bestias.

Pero bestias pueden ser, sin lugar a dudas, personas o cosas que son crueles, violentas o destructivas. Un dictador es una bestia tanto como lo es la guerra.

En el contexto de la Biblia, bestias se utiliza a menudo para representar el mal o la corrupción. En el Libro del Apocalipsis, se describen dos bestias que representan al anticristo y al sistema político mundial.

Y a las maneras del lenguaje, además, se utiliza en algunas expresiones coloquiales, como “a lo bestia”, que significa “violentamente” o “sin miramientos”.

Así, un poco más o un poco menos, podría describirse esta obra de Yasmani. Un creador inquieto que no espera por la musa para ponerle cuerpo a sus ideas.

“Veo las imágenes en mi mente”, nos dice. “Veo los cuadros ya hechos. Mis cuadros que son ideas que me piden formas”.

—¿No tienes miedo de estar recordando algo que ya has visto?

—No, confío en mi inspiración, en los espíritus. Son mías. Son mis obras, como difícilmente otra cosa pueda ser mía.

Desde una actitud radical y rebelde hasta consigo mismo, asume la pintura de esta nueva serie con más estilo y delicadeza. Aunque no deja de la mano su discurso un tanto aberrante, reflejo de la sociedad en la que habita.

Solo veamos en detalle las cruces negras, como puñales en la espalda de un ser, también oscuro. Veamos la cruz blanca en la cumbre de todas las cosas, incluso del alumbramiento de un dolor o una desgracia, como un poste de luz que iluminará todas las almas.

Símbolos de doble discurso según el contexto y su propia polisemia. Símbolos que no son novedosos en su quehacer artístico, pero que ahora asumen un significado poderoso y vital. Personajes alargados, deformados, ojos, cruces, signos matemáticos, letras, manchas, borrones, líneas una y otra vez empuñadas. Todo confluye en una nueva lección de vida.

De su anterior exposición personal, Animales del cuerpo, Alfaro continúa esa línea figurativa de hombres como mujeres, mujeres como hombres, líneas que destruyen las formas y texturas canalizadas a través de brochazos y manchas.

Su estilo todavía sigue recordándonos a Manuel Mendive, a Moisés Finalé, y a otros que, a su vez, han bebido de la pintura más cercana a lo yoruba, a la tierra, a la mecanicidad de la mano y el pincel.

Pero Yasmani se crece en su discurso y ya no pelea con la realidad que lo abruma. Piensa y alimenta a su cerebro con nuevas teorías: la necesidad del compromiso social, de crear redes de trabajo, la importancia de la unidad. Profundiza en otras como la maternidad, el amor, la libertad creativa, la texturización en las formas y en las formas de la texturización. Así diseña mucho mejor sus obras nuevas. Y nos regala esta maravilla de la naturaleza en medio de un contexto tan apocalíptico.

El contraste alto que logra entre las figuras en blanco y negro, o entre rojo y amarillo, crea niveles de profundidad y permite que la vista vaya pasando de una figura a otra y construyendo, desde el correlato propio, una significancia personalizada.

También permite que la lectura sea coherente con el privilegio que tiene un personaje sobre otro. Aunque haya caos, este también pareciera tener una lógica, y sobre esto el propio Yasmani dice, “disfruto del caos, pero más aún de la lógica. Porque creo firmemente en que la lógica está por encima de cualquier verdad”.

Y si se conoce, un tin al menos, las inquietudes conceptuales de este artista miembro de la Asociación Hermanos Saíz y de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, la obra asume una posición más consecuente con lo que pretende representar, “este mundo tiene que mejorar cuando entendamos que todo es de todos. Nada existe si se separa del todo”.

Por ello, esta nueva serie, aún en proceso, no tiene pie de obra ni se podría mirar como cartulinas independientes. “Todas las representaciones aquí son parte de la obra y son la misma obra. No tengo necesidad ni creo que sea necesario separarlas en pequeñas bestias. Me gusta la concatenación”, sigue discursando el artista novel. “Crisis, guerras, batallas personales, amor y odio, enemistad y muerte. Orgullo y pasiones encontradas. De todo les dejo aquí”, agrega.

Es cierto que están en cada una de estas 11 cartulinas pintadas al acrílico y que no pecan de ingenuas. Forman parte de una representación mucho más abarcadora. Y es tan vívida, tan verosímil, que cualquiera podría atestiguarlo.

Basta con salir a la calle, escuchar a la gente hablándose. Es como si le salieran puñales de entre los labios, como si las lenguas fueran serpientes venenosas. La ciudad pareciera caerse a pedazos después de cada acto de desatino.

Mas, también hay de otros universos fantásticos, de lo onírico que habita en el artista y en cada uno de los cuadros de esta muestra. Porque cada cuadro es una bestia en blanco y con un discurso predeterminado.

Y digo muestra porque la diferencia es muy sutil con respecto a una exposición, pero existe. Y no se debe hablar de algo que no es.

Esto es el preludio a una exposición mayor que valdrá la pena visitar en una galería más amplia. Incluso, es el inicio de otra serie, en azul, que avizoro entre tanta creativad.

Bestias contextuales se pudiera inscribir dentro del realismo sucio, o la corriente de la exaltación de lo feo, que tanto apasiona a este joven pintor-escritor. Recordemos que después de Animales…, expuso Rostros, y en cada pieza, la fealdad era el discurso predeterminado.

Es loable cómo, ahora, con un buen diseño, el magnífico empleo de las texturas, lo feo se vuelve mágicamente bello. Las formas están muy bien distribuidas dentro del espacio. Los espacios están texturizados de manera exacta con disímiles recursos como cruces, líneas, manchas, color. El color asume un estatus que no parecía estar entre las prioridades del discurso narrativo de Yasmani, porque ahora la calidez y la claridad abren las puertas al optimismo dentro del caos.

 yasmaniDespués de la inauguración, hubo un tiempo para hablar con el artista

Por eso me resulta que esta serie está fuera de liga, en un estadío superior de la creatividad del artista. Logra belleza, utilidad y, al mismo tiempo, no se desprende de lo horripilante.

Una exposición para soñar 🖼️🤩 "Bestias contextuales" es el nombre de la exposición que se inauguró en la AHS Ciego de...

Posted by AHS Ciego de Ávila on Tuesday, October 17, 2023

Hay madurez. Hay locuras, como las de Silvio, “locuras de otro color”. Hay una mano que ya domina el oficio. Hay un deseo de enmendar lo feo sin trastocarlo, solo haciéndolo bello en el conjunto. Hay un joven que sigue irreverente y que no quiere quedarse inmóvil, callado. Hay una voz que habla hasta en el silencio más puro, como una bestia.

Mientras tanto, la ciudad es colmada por todas estas formas que desandan la maldad.