Con la Brigada de Instructores de Arte José Martí y la confluencia músico danzaria que La Cinta, Maypoll Boys y Caribbean Children saben lograr, cualquier momento del año deviene festejo, como solo cristaliza en Baraguá, un municipio de Ciego de Ávila en el cual el rescate de las tradiciones va de la mano de jóvenes emprendedores, pero sin perder el tino que saben imprimirle los que ya peinan canas.
Así lo confirmaron el pasado 22, cuando los baragüenses organizaron el acto político-cultural de la provincia por el Día del Educador y no quedó cuerpo que escapara al estremecimiento con tanto ritmo contagioso.
Fue una extensa ceremonia en la que el protocolo daba paso, una y otra vez, a la música y el baile, de modo que el público apenas se percataba del avance de la mañana y, de a poco, fue sumándose a los intérpretes. Quedaba entonces, sembrada en la memoria colectiva, la percepción de que la cultura todo lo puede, si su coraza resurge así, revestida de todos los zumos populares en la comunidad que sabe alimentarla.
Movimientos al compás de la música, ¿cuántas veces ensayados?
Brenda Liz, o el encanto de una voz que sabe a homenaje a la Guantanamera
Burro y sombrero, listos para otra contienda
Baraguá, bella fragua del talento, presto a desbordarse
Ritmo, cadencia, energía, danza que convoca
Cintas, vestidos de colores, giro que no cesa
Savia fresca para que la creación jamás se extinga
El instructor Mario Andrés Arrieta prolonga la tradición y suma bailadores
Y ya nos vamos, pero con el público