Si bien La Habana testificó la estrella del distinguido intelectual cubano interesado en la política (13 de junio de 1930-26 de noviembre de 2017); también el resto de Cuba y diferentes lugares del mundo conocen la valía de Armando Hart Dávalos, este hombre culto y sensible que renace mientras enaltece la vida y obra de Martí a través de su legado.
De la consolidación política del Doctor Honoris Causa por prestigiosas universidades cubanas y extranjeras, destaca la notable trayectoria revolucionaria, desde su juventud hasta sus últimos días, cuya consistencia es resultado de su convicción de vida. Dirigió una obra mayor: la Campaña de Alfabetización, prestigioso trabajo en el contexto latinoamericano; con lo cual ratifica su destacada labor como ministro de Educación, con término en 1965.
Con el transcurso del tiempo, fue designado ministro de Cultura, responsabilidad finalizada en 1997, en la que contribuyó a la identificación, el reconocimiento y la difusión de los valores culturales. Esto no solo demuestra la militancia del doctor Hart Dávalos, sino también una rica experiencia cultural entregada a la otredad, porque incorporó valores al trabajo cultural y a la organización institucional (las 10 unidades básicas de la Cultura, etcétera); además, coadyuvó al desarrollo de los procesos culturales, proporcionando información, conocimientos, e interesantes deducciones sobre las especificidades del arte y la cultura —del texto en su respectivo contexto—, para facilitar comprensiones y, por ende, la asimilación del diálogo ante la emergencia de la comunicación humana.
Se trata de un pensamiento avanzado, instaurado gracias a su constante activismo, algo imprescindible por lo que aportó a la interpretación de la cultura.
Juntó creadores, intelectuales y aficionados, a través de la acertada apreciación artístico-cultural, magistral desempeño, con el gozo del hombre libre, elevada proyección de cultura política, pericia, versatilidad, y potenciando el Movimiento de Artistas Aficionados; creyó en la verdad de la creación artística.
La honradez intelectual de Hart se debatió entre epicidad y lirismo, lo cual enriqueció sus enfoques culturológicos: saber y objetividad, integrados a su persona, posibilitaron la comprensión de la diversa y controversial intelectualidad, ante las exigencias de los condicionantes histórico-sociales. Los episodios vividos en dicho ministerio, ampliaron su percepción de lo genuino y con ello avizoró la imprescindible práctica de eticidad y belleza.
Esta experiencia redimensionó su quehacer a favor de la cultura e irrupción como director de la Oficina del Programa Martiano, por sus sistematizaciones, como intelectual, sobre la vida y obra del Apóstol: fundó la Sociedad Cultural José Martí (SCJM), donde destacó como presidente.
Durante la década de los 90 y especialmente en el denominado Período Especial, en la provincia de Ciego de Ávila aparecieron males sociales —al igual que en las restantes regiones del país—, pero el pensamiento vanguardista representado en la persona del Hart Dávalos gestionó su espacio, con la constitución de la Filial Avileña de la Sociedad Cultural José Martí, el 25 de abril de 1997, en la Biblioteca Pública Provincial Roberto Rivas Fraga.
En aquel histórico encuentro convocó a intelectuales, creadores y promotores con voz martiana. Afirmó allí: “(…) El mundo carece de referentes del bien, el mundo necesita un paradigma revolucionario. Entonces, nosotros tenemos a Martí; la vida y obra de José Martí es, y será, en Cuba, nuestra inspiración para luchar por la preservación de la especie humana (…)”.
Desde entonces y hasta hoy, la SCJM, y, en especial, los martianos avileños, ya organizados, socializan resultados a partir de sus líneas de investigación sobre la vida y obra de Martí.
La vocación martiana de Hart quedó expuesta a través de la excelencia del despliegue de sus funciones como promotor del Programa Mundial de Homenaje a José Martí, que se desarrolló en todo el planeta a propósito del aniversario 150 del natalicio de esa extraordinaria figura del pensamiento universal, y que contó con el auspicio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), y un crecido número de organizaciones, hombres y mujeres preocupados ante el curso de los acontecimientos internacionales y sensibles a empeños destinados al mejoramiento humano y a salvar la vida en el planeta.
De ese modo, se estimuló y sistematizó en foros mundiales el más plural debate de ideas entre personas de buena voluntad de todo el orbe —en correspondencia con el pensamiento unitario, profundo y raigalmente humanista de Martí. Por ello, con el propósito de seguir aportando a la afirmación de la ética, la justicia y la solidaridad en la conciencia de la opinión pública, la Unesco aprobó el Proyecto José Martí de Solidaridad Mundial y la Oficina del Programa Martiano, la Sociedad Cultural José Martí, el Centro de Estudios Martianos, así como otras instituciones, organizaciones y organismos integrados, convocaron a un espacio de debate e intercambio en la Isla, inspirado en el principio “Patria es humanidad”.